viernes, 7 de diciembre de 2007

El Triunfo del No en Venezuela, declaración de IT

El triunfo del NO en el referéndum sobre la propuesta de reforma constitucional del presidente Chávez es la primera gran derrota política del gobierno, que ha fracasado en su proyecto bonapartista de recorte de las libertades democráticas al servicio de reprimir las luchas obreras y populares, de mantener las bases económicas de la explotación capitalista y de legalizar el acuerdo con las multinacionales imperialistas.

El NO triunfó por un escaso margen, pero no fue una derrota pequeña: hubo una abstención de más del 50%, y Chávez perdió tres millones de votos en relación con las elecciones de hace un año. Sea por el voto en contra, por el voto nulo o por la abstención, apenas un cuarto de los votantes aprobó la propuesta gubernamental.

Es la primera vez que la población y los trabajadores venezolanos se expresan de manera categórica contra el gobierno. Chávez perdió mucho más ampliamente en las zonas obreras, en particular en las zonas petroleras, como el Estado de Anzoátegui, donde el NO ganó con una ventaja de casi 10% de los votos.

Ahora los partidarios del gobierno van a decir que ganó la derecha y van a continuar su campaña descalificando a los estudiantes y a los dirigentes sindicales que estuvieron en contra. Pero el resultado no fue un triunfo de la derecha, que apenas aumentó su caudal electoral de 2006 en 300.000 votos, sino una derrota auto infringida del gobierno, y un enorme fracaso de la izquierda reformista que se pasó con armas y bagaje al “castrochavismo” y que no presentó una alternativa revolucionaria independiente.

Las razones del triunfo del NO

La derrota del gobierno es resultado de un proceso que se viene incubando desde hace varios años. Chávez tuvo su máxima popularidad en los momentos de agudo enfrentamiento con el imperialismo y con la burguesía venezolana – golpe de estado del 11 de abril de 2002, lockout patronal de PDVSa y referéndum revocatorio de 2004.
En esas tres oportunidades, el pueblo venezolano, con los trabajadores a la cabeza, defendió a Chávez y a las libertades democráticas. Los partidos de la burguesía quedaron destruidos, así como la vieja burocracia sindical.

Ante la derrota, la Casa Blanca – metida en el callejón sin salida de la guerra en Irak - ya no estaba en condiciones de intentar derribar a Chávez, y cambió la táctica del enfrentamiento por la de la negociación.

De ahí en adelante, la brecha entre Chávez y los trabajadores y el pueblo se fue abriendo cada vez más: un país con la distribución de ingresos mas desigual del continente, la inflación más alta de América Latina, los salarios de los trabajadores estatales congelados, la negativa a firmar convenciones colectivas con representantes electos por los trabajadores como en petroleros, el desconocimiento de la UNT, la represión a los trabajadores y el asesinato de dirigentes campesinos.

El gobierno que más vociferó contra Bush, no tomó ninguna medida antiimperialista: se asoció con las multinacionales petroleras, y sus anunciadas nacionalizaciones resultaron siendo una compra a precio de mercado de CANTV y otras empresas pagando fabulosas sumas.
Chávez permitió el enriquecimiento de una nueva ‘boliburguesía’, y de una amplia burocracia ‘roja, rojita’, gracias a la bonanza petrolera, aumentando la cada vez más odiosa diferenciación social en uno de los países con más pobres del continente.

Ante la perspectiva de una creciente insatisfacción obrera y popular, el gobierno intentó un curso cada vez más antidemocrático y bonapartista: represión a los trabajadores de PDVSA, represión a las luchas obreras y a los estudiantes, cierre del canal de televisión RCTV, creación de un partido único, el PSUV.

Todo esto fue erosionando el prestigio del gobierno.
El primer síntoma fueron las elecciones presidenciales de 2006, en las que Chávez no consiguió los prometidos diez millones de votos, sino solo 7.3 millones. En esas elecciones, el gobierno alentó la recomposición de los partidos de la derecha, cuyo candidato Manuel Rosales obtuvo el 36% de los votos.

Luego vino el cierre de RCTV, un canal privado vocero de la derecha y de la burguesía escuálida, pero que era el canal más popular de la televisión. Otros canales y medios de comunicación, igualmente derechistas, no fueron cerrados, demostrando que se trató de una medida de censura antidemocrática y no de una medida antigolpista (¡del golpe ya habían pasado cuatro años!). Por primera vez, una medida del gobierno fue rechazada por la amplia mayoría de la población.

A partir de entonces surgió un nuevo actor social: el movimiento estudiantil, que se opuso al cierre de RCTV y que asumió, ante la dimisión de la izquierda, la vanguardia en la lucha contra el gobierno. Rechazamos catalogar al movimiento estudiantil como un sector de derecha. Muchos de sus dirigentes provienen del chavismo y de sectores de izquierda. Ellos mismos se han encargado de repetir que no son de derecha, pero que están en contra de las medidas antidemocráticas del gobierno de Chávez.

Esta sensación de malestar empezó a abrir grietas en el régimen. El famoso nuevo partido, el PSUV, no logró integrar a todos los partidos chavistas. Influyentes sectores de las fuerzas armadas encabezados por el general Baduel, que era parte del riñón del régimen, se pronunciaron contra la reforma constitucional, y tres de los cuatro principales partidos del chavismo también se pronunciaron en contra.

Todas estas razones explican por qué, un amplio sector de trabajadores y del pueblo, incluyendo una franja del chavismo, votó en contra o se abstuvo. La derecha solo aumentó 300.000 votos, mientras que Chávez perdió tres millones de votos en un año.

¿Estar contra la reforma era apoyar a los golpistas?

La izquierda castrochavista dice que estar en contra la reforma era apoyar a los golpistas, pero la mayoría del pueblo venezolano no compró este “cuento chino”. Hoy no existe ningún peligro de golpe, en primer lugar, porque un sector de la burguesía apoya a Chávez, y porque la burguesía ha ido logrando, por la vía electoral, lo que no logró por la vía de las armas, como se vio en las elecciones del año pasado.

En la actualidad, la principal amenaza a las libertades democráticas proviene del gobierno de Chávez con su reforma constitucional, su pretendido partido único, sus ataques a la autonomía sindical y la represión a los trabajadores.

Por eso había que estar en contra de la reforma, por la manera antidemocrática como se discutió en la Asamblea Nacional, donde solo hay representantes del chavismo, por el método del referéndum, que es inaceptable, porque suprime la participación del pueblo y los trabajadores y los reduce al mero papel de apoyadores pasivos, y porque la propuesta de Chávez legaliza y refuerza el saqueo de las multinacionales y las condiciones capitalistas de explotación del pueblo venezolano.

Por estas razones estuvimos totalmente en contra de la actual reforma, al tiempo que nos diferenciamos categóricamente de la derecha: exigimos una asamblea constituyente electa democráticamente para tomar las medidas urgentes que demandan los trabajadores y el pueblo venezolano: aumento inmediato de salarios, eliminación del trabajo contratado, negociación de las convenciones colectivas, reconocimiento inmediato de la UNT, reforma agraria radical, anulación de los contratos petroleros y expropiación sin indemnización de las principales empresas bajo control obrero, y reorganización del país sobre nuevas bases: terminar con los poderes excesivos liquidando el presidencialismo, cámara única con diputados electos proporcionalmente mediante una sola circunscripción nacional, con mandatos revocables, que no ganen más que los obreros, la democratización de las Fuerzas Armadas, y establecimiento de un gobierno de los trabajadores para llevar a cabo estas tareas.

Un giro a la derecha, o el colapso de la izquierda “castrochavista”

Un importante sector de la izquierda latinoamericana y del trotskismo, llamó a votar por el SI en el referéndum. La corriente encabezada en Venezuela por Stalin Pérez, apoyada a nivel internacional por el P-SOL de Brasil y el MST de Argentina, así como el Secretariado Unificado y otros, se jugaron la cabeza apoyando a Chávez. Estas corrientes han apoyado las medidas “progresivas” del chavismo y han ingresado al PSUV.

La divisoria de aguas en la izquierda fue el cierre de RCTV. A pesar de la larga tradición histórica, estas y otras corrientes trotskistas apoyaron la medida de Chávez. Nosotros nos opusimos, porque, salvo durante un golpe de estado o guerra civil, no se puede apoyar ninguna medida de censura ni de recorte de las libertades de ningún un gobierno burgués, ya que esto siempre se volverá contra los trabajadores, tal como se acaba de demostrar: tras el cierre de RCTV, Chávez se sintió libre para presentar su reforma constitucional recortando las libertades democráticas y ratificando su acuerdo con la burguesía.

Rechazamos los análisis de los que consideran el triunfo del NO como un triunfo de la burguesía y el imperialismo. El NO triunfó porque una amplia franja de la clase obrera y de los sectores populares se abstuvo, votó nulo o en contra, como los petroleros, o los trabajadores estatales, porque un nuevo actor social, los estudiantes, tomó la vanguardia en la lucha contra Chávez, y por las grietas en las filas del propio régimen.

Que ello haya fortalecido, al mismo tiempo, a los partidos de derecha, es inevitable, pero toda la culpa recae en la izquierda reformista, que se negó a presentar una clara alternativa para que los estudiantes descontentos unieran filas con los trabajadores alrededor de una política revolucionaria independiente de este gobierno.

Por eso, repudiamos de antemano todos los ataques contra los estudiantes, y contra dirigentes obreros como Orlando Chirino, que se opuso a la reforma y llamó a votar Nulo, por parte de los voceros del régimen chavista, enemigos jurados de la independencia sindical, de la libertad de expresión, y de los dirigentes que defienden los intereses de los trabajadores.

Chávez dijo : “o estas con Chávez o estas contra la revolución”. Pero el pueblo, los trabajadores y los estudiantes venezolanos no le creyeron, porque es una falsa disyuntiva: el que está contra los trabajadores, y contra la profundización de la revolución es Chávez.

La lección es clara: es urgente construir una alternativa política independiente y revolucionaria, que una a la vanguardia obrera y que se convierta en un polo para el movimiento estudiantil y popular desilusionado por el chavismo, sus políticas antiobreras y sus intentos totalitarios.

Buenos Aires, diciembre 4 de 2007

No hay comentarios: