lunes, 3 de marzo de 2008

Más de 55 muertos: el día más sangriento desde la Guerra de los Seis Días.
¡Fuera las tropas sionistas de la Franja de Gaza!¡ Solidaridad internacional con la resistencia palestina!

Gaza fue un matadero. Para aproximarse siquiera a la dimensión de la carnicería monstruosa que sufrió la franja palestina, era ayer necesario ver a los sanitarios del hospital central de Shifa limpiando sin descanso, hora tras hora, con fregonas pestilentes, los chorros de sangre que iban derramando las camillas de los heridos hasta encharcar la entrada de urgencias.

Durante la madrugada, los heridos desventrados, los que escaparon salvajemente amputados, pero todavía con un hilo de vida, a los primeros ataques aéreos israelíes, que a las nueve de la mañana ya habían dejado 14 muertos. Más tarde aparecerían en un goteo continuo y espeluznante los heridos por las balas.

Hombres jóvenes con medio cráneo reventado por los disparos de la infantería hebrea. Decenas de hombres con el cuerpo cuajado de agujeros de metralla, que proferían desgarradores alaridos al grito de «Alá es grande» al ser bajados de las ambulancias, que huían de nuevo al campo de batalla sin esperar apenas a que la víctima estuviera del todo en brazos de los médicos.

El hospital de Shifa fue lo más parecido a un degolladero, un hediondo escenario de sacrificio de animales, donde las fuerzas de Hamás trataron a ratos de contener en las puertas la histeria de la gente, que se desataba según llegaban las noticias de la morgue: veinte muertos, treinta muertos.
Los imanes de las mezquitas recitaban con furia por los altavoces versículos obsesivos de guerra y de lamento sacados del Corán. Más de 55 cadáveres, 19 de ellos civiles, entre ellos cinco niños, de ellos, dos bebés, cuando todavía no había terminado el sábado primero de marzo.

Las 24 horas en que la franja de Gaza registró la mayor matanza desde la Guerra de los Seis Días, según destacó ayer un portavoz sanitario palestino.

Si Israel había amenazado el viernes a Gaza con un holocausto en un presunto desliz semántico del viceministro de Defensa, Matar Vilnai, el presidente palestino, Mahmud Abbás, retomó ayer el lapsus para condenar la matanza. «Esto es más que un holocausto -clamó-, es impensable que la reacción israelí a los disparos de cohetes palestinos, que nosotros reprobamos, sea tan terrible».

Al final del día, el jefe de su equipo, que negocia con Israel el proceso de paz posterior a Anápolis, Ahmed Qureia, hablaba de suspender el diálogo ante la indiferencia del Gobierno hebreo. «No afectará a la operación», sentenciaba la ministra judía de Exteriores, Tzipi Livni.

La brutal campaña militar desarrollada ayer por Israel arrancaba al filo de las dos de la madrugada hora local. Tras el espejismo de un viernes en relativa calma, y de los 32 muertos acumulados entre el miércoles y el jueves más uno en Sderot, la Brigada Givati reforzada por tanques penetraba en la franja por el este.

Tenía orden de «atacar las áreas donde están las organizaciones terroristas y lanzan sus cohetes», en una operación presuntamente quirúrgica a la caza de milicianos…

Leer: "Franja de Gaza, un agujero en la política imperialista"

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