martes, 6 de mayo de 2008

Con el pueblo boliviano contra la reacción independentista
Todo sobre Bolivia y el gobierno de Evo clickeando imagen

El pueblo pobre de la ciudad y del campo de Santa Cruz de la Sierra, Tarija, Beni y otras regiones ricas de Bolivia está siendo atacado por grupos de choques organizados por la oligarquía y las Prefecturas (Gobernaciones) a través de los Comités Cívicos y la Unión Juvenil Santacruceña.

Estos modernos fascistas del tercer mundo, representantes de las multinacionales del petróleo y de las grandes patronales sojeras, agreden a todos los que se resisten a dividir al país mediante la política de “autonomías”, que ellos defienden.

El fraudulento plebiscito que acaba de organizar la prefectura de Santa Cruz de la Sierra forma parte de esta escalada reaccionaria, ya que tiene el objetivo de “legitimar” las agresiones y la división territorial.

Los prefectos de Santa Cruz de la Sierra, Tarija, Pando y Beni, región conocida como la “Media Luna”, pretenden que los dividendos producidos por la explotación de su rico suelo (hidrocarburos, minería y agronegocios) dejen de utilizarse para “darle de comer” a los “indios” y a los pobres de la otra mitad del país, para llenar aún más los bolsillos de la riquísima burguesía del oriente boliviano.

La reacción de esta gente se da en el marco del profundo cuestionamiento obrero y popular hacia el poder de la oligarquía, que dio un salto de calidad luego de las insurrecciones del año 2000 y 2001, y se reflejó electoralmente con la derrota de los partidos tradicionales de la burguesía (MNR, MIR, ADN) y la consecuente victoria de Evo Morales.

Este dirigente cocalero de Cochabamba ganó la simpatía de los sectores más pobres y de la clase media urbana y del campo luego de prometer la nacionalización de los hidrocarburos, la reforma agraria y la convocatoria de una Asamblea Constituyente para “refundar el país”.

Por esta razón, la asunción de Evo facilitó la apertura un nuevo proceso de ascenso de la clase obrera y el pueblo, que volvieran a ganar las calles y las rutas del país, peleando contra la explotación y la miseria imperante. Esta situación enervó los ánimos de las clases más acomodadas de la “media luna”.

Los oligarcas, más allá de no haber considerado al gobierno de Evo como el propio, al principio de su mandato, se mostraron dispuestos a pactar un acuerdo, para mantener sus negocios en paz.
Morales hizo lo mismo, por eso apenas asumió el gobierno aplicó medidas, que si bien tenían un profundo carácter demagógico, no cuestionaban para nada los intereses de los grandes patrones.

En ese sentido, la “nacionalización” del petróleo no tuvo nada de progresiva, ya que significó un mero ordenamiento jurídico de todos los contratos y la imposición de un porcentaje mayor en conceptos de regalías por parte de las transnacionales al Estado.

La reforma agraria tampoco reformó nada en el agro, ya que se “expropiaron” solamente algunas tierras fiscales, sin brindar ningún tipo de financiamiento para la adquisición de la maquinaria rural que se necesita para explotar esas regiones, que son las peores del país.

Por último, la Asamblea Constituyente fue el ámbito concebido por Evo y por su partido, el MAS, para pactar “institucionalmente” con las transnacionales, los terratenientes y sus partidos mediante la nueva Constitución -CPE-, pergeñada para respetar las mismas estructuras económicas y sociales que beneficiaron a los patrones y la oligarquía durante los últimos veinte años.

Sin embargo, a pesar de la voluntad de las partes, este intento de “Pacto Social” fracasó, por un lado debido al protagonismo obrero y popular que le metió presión al gobierno y puso a los oligarcas en contra de la pared, y por el otro porque el “veranito” económico que vive el país (gracias al aumento de los precios internacionales de los productos básicos) exacerbó la pretensión de los patrones de la “media luna” de quedarse con la “parte del león” en los tratos, lo que condicionó sus propias posibilidades de pactar con el gobierno.

En ese contexto los Comités Cívicos de Santa Cruz de la Sierra y otras prefecturas, apoyándose en el descontento de las clases medias con Evo Morales y con sus promesas incumplidas, salieron a fogonear la movilización por la total “autonomía” de esas provincias y la plena “capitalía” para la ciudad de Sucre, atacando de esa manera a los “indios” y sectores populares de las ciudades que controlan.

La ultraderecha patronal salió a disputarle al Estado Nacional el control absoluto de las regalías provenientes de las exportaciones de los hidrocarburos y la industria agraria, así como la supervisión de los acuerdos con las transnacionales y la cada ves más colonizante burguesía Brasileña.

Evo no quiere enfrentar consecuentemente a los fascistas, porque sabe que para hacerlo debería expropiarles los campos y las empresas. Esto lo llevaría a plantear otra medida aún más “radical” (que tampoco pretende), la expropiación de las empresas petroleras, la única manera de contar con recursos para satisfacer las demandas de los trabajadores y el pueblo de Bolivia.

Los revolucionarios nos solidarizamos con los obreros, campesinos y pueblos originarios que salieron las calles de Santa Cruz de la Sierra a quemar las urnas de la reacción “independentista” y quieren luchar en serio contra los prefectos, las bandas fascistas y las grandes patronales que explotan a los trabajadores y el pueblo y mantienen a Bolivia en el más profundo atraso económico, social y cultural.

Desde esa ubicación bregamos para que heroico pueblo del Altiplano supere los límites impuestos por el gobierno pequeño burgués del MAS y de Evo Morales y luche por imponer una salida de fondo a la crisis capitalista, mediante la construcción de su propio gobierno, asentado en sus organismos democráticos de decisión y ejecución.


Volver a Noticias Socialistas

No hay comentarios: