El triunfo del senador Barack Obama en las internas del Partido Demócrata es un hecho inédito en la historia de EE.UU.: por primera vez, habrá un candidato negro en las elecciones presidenciales, representado uno de los dos grandes partidos.
Más aun, las encuestas indican que tiene muchas posibilidades de derrotar a su oponente republicano, John McCain.
El hecho que un joven político negro, hijo de un inmigrante africaños musulmán, pueda transformarse en el primer presidente negro del país era algo absolutamente impensado años atras y solo podía existir en alguna serie televisiva, como 24 horas.
Es lógico, entonces que genere un gran impacto en EE.UU. y en todo el mundo. También mucha confusión que llega incluso, como veremos en esta edición de Correo Internacional, hasta algunas corrientes de izquierda.
Se trata de un cambio real, parcial pero importante, del sistema de poder político de la principal potencia imperialista mundial? O, por el contrario, es solo una necesaria adaptación formal de este sistema (un "nuevo rostro") para poder enfrentar en mejores condiciones las graves dificultades del imperialismo estadounidense en el mundo y en su propio país?
La LIT-CI afirma claramente que se trata de la segunda alternativa. Para demostrarlo debemos analizar, por un lado, las características centrales de ese sistema que creo una figura como la de Barack Obama y, por el otro, las condiciones que hicieron necesario su posible acceso a la presidencia del país.
El sistema bipartidista
El sistema político-electoral estadounidense basa en la existencia de dos grandes partidos burgueses (republicano y demócrata) que, según las circunstancias, se alternan en la presidencia y en la oposición parlamentaria.
Ambos partidos presentan diferencias políticas y se asientan sobre bases electorales diferentes. Los republicanos expresan tradicionalmente posiciones más reaccionarias y se apoyan en la clase media de las ciudades medianas y pequeñas y en la clase media más acomodada de las grandes ciudades.
Los demócratas, por su parte, expresaban posiciones más "liberales" (en el sentido estadounidense de la palabra) y su apoyo electoral surge de los trabajadores y la clase media "liberal" de las grandes ciudades, además de integrar tradicionalmente a las minorías (negros y latinos) y a otros sectores discriminados.
Por su peso histórico en las direcciones sindicales, los demócratas siempre jugaron el papel de impedir una alternativa independiente de la clase obrera en el terreno electoral.
Sin embargo, es necesario agregar que, en los ultimos años, esas diferencias políticas han tendido a diluirse cada vez más y existe una fuerte derecha demócrata sin grandes diferencias con los republicanos.
De lo que no quedan dudas es que republicanos y demócratas son partidos de la burguesía imperialista hasta la médula. Algo que se demuestra, en primer lugar, por las fabulosas cantidades de dinero que las grandes empresas aportan para financiar ambos partidos y sus candidatos.
En este sistema, ningún político tiene posibilidad real de acceder a cargos importantes sino cuenta con un fuerte respaldo financiero de las empresas a cambio de compromisos con esos aportantes. Analizamos estos datos en otro artículo de esta edición.
Ellos permiten deducir a que sectores de esta burguesía está más ligado cada partido: los republicanos son apoyados mayormente por las petroleras, las químicas, las automotrices, la construcción y el agrobussines mientras los demócratas son fuertes en el sector finanzas-seguro-bienes raíces, educación y salud.
En segundo lugar, se demuestra en la política que esos partidos aplican cuando gobiernan. Muchos tienen la ida totalmente que los republicanos son más guerreros y los demócratas más pacifistas.
La realidad lo desmiente: muchas intervenciones militares y guerras del imperialismo estadounidense fueron iniciadas por presidentes demócratas.
Por ejemplo, fue John Kennedy quien comenzó la intervención en Vietnam, a inicios de la década de 1960, y quien impulsó la invasión de Bahia de los Cochinos contra Cuba; Harry Truman ordenó lanzar la bomba atómica en Hiroshina y Nagasaki, en 1946; mientras que la actual guerra en Irak, si bien fue política de George W. Bush, contó con el respaldo parlamentario demócrata.
A la hora de defender los intereses imperialistas en el mundo, ambos partidos terminan unificando su política.
Quien es Barack Obama?
Al leer su biografía, una primera conclusión es que casi no sufrió, o lo hizo en mucho menor grado, la discriminación, la violencia y la falta de oportunidades que viven cotidianamente la mayoría de los jóvenes negros en EE.UU.
Hijo de un keniaños emigrado, que luego volvería a su país, y una estadounidense, estudió derecho en la Columbia University de Nueva York y en la exclusiva Harvard Law School, donde se recibió con mención magna cum laude.
Trabajó en una firma de abogados y luego se trasladó a Chicago donde es nombrado profesor en la Universidad. En esa ciudad, se relaciona con el partido demócrata y comienza una meteórica carrera política: en 1996, es electo para el senado estadual de Illinois y, en 2004, senador nacional, en ambos casos con el apoyo de Bill Clinton.
En 2007, decide lanzarse su precandidatura presidencial en las internas demócratas, con el apoyo del influyente senador Edward Kennedy. El final ya lo conocemos.
Su imagen de "muchacho negro exitoso" resulta, evidentemente, mucho más simpática que la "sabelotodo" Hillary Clinton o que el ex militar John Mc Cain.
Pero está muy lejos de ser un outsider, un elemento marginal que fue ganando peso en una dura lucha contra el aparato del partido demócrata. Por el contrario, es un producto genuino de ese aparato y cuya figura fue siendo construida para poder ser útil en momentos difíciles como este.
Pensar que una posible presidencia suya representará un cambio importante en el contenido de la política estadounidense significa creer que experimentados políticos imperialistas, como Edward Kennedy, y empresas como Goldman Sachs pondrían su peso político o sus dólares para apoyo a alguien que será, aunque sea parcialmente, su enemigo.
Sus posiciones políticas
Ahora demos un vistazo a sus posiciones, teniendo en cuenta que, al igual que en otros países, los políticos estadounidenses disfrazan sus verdaderas posiciones durante las campañas electorales.
En el caso de nuevas figuras demócratas, como Obama, suele cumplirse una ley: se ubican más a la izquierda en las internas del partido, se derechizan en la campaña nacional y completan a fondo ese giro al acceder al gobierno.
Las guerras de Irak y Afganistán
Cuando era senador estadual, se opuso a la invasión a Irak, punto que fue muy explotado en sus críticas a Hillary Clinton que la apoyo.
En su página, presentó un Obama's Iraq plan que propone el retiro de las tropas estadounidenses en 16 meses, a la vez que se reforzaría su presencia en Afganistán para ganar esta guerra [1].
Sin embargo, su asesora de política exterior aclaró que ese plan consideraba "el mejor escenario posible" y que "será revisado" cuando llegue a la presidencia [2].
Israel y Medio Oriente
En este tema, Obama si habló con total claridad ante la necesidad de ganar el apoyo del "lobby pro-Israel" estadounidense, de gran peso político y financiero, que lo veía con desconfianza.
En una visita a AIPAC (American Israel Public Affairs Comittee), expresó que existen "lazos indestructibles entre Israel y EE.UU.".
Agregó que "todos los que amenazan a Israel nos amenazan" y prometió ofrecerle "todos los medios disponibles para defenderse de todas las amenazas venidas de Gaza o de Teherán".
Afirmó que "la seguridad de Israel es sacrosanta. No es negociable". Terminó expresando que "Jerusalén continuará como capital de Israel, y debe permanecer sin ser dividida".
Luego del discurso, el embajador israelí en Washington declaró que "el discurso que Barack Obama pronunció ante los delegados da AIPAC fue muy importante y animador"[3].
Las crisis económica
En un discurso pronunciado en febrero pasado, expresó que la actual recesión que vive el país y las consecuencias que traerá para el pueblo de EE.UU. no se debían "a fuerzas fuera de nuestro control ni al inevitable ciclos de los negocios" sino a las políticas impulsadas por el gobierno de Bush [4].
Saber que medidas va a aplicar ya es mucho más difícil porque el discurso solo desarrolla las críticas a Bush.
En la sección "Economía" de su página, presenta la siguiente definición: "Creo que el libre mercado ha sido el motor del gran progreso de América. Creo la prosperidad que es la envidia del mundo y llevó a un nivel de vida inigualado en la historia. (.)
Estamos juntos en esto. Desde los presidentes de las compañías hasta los accionistas, desde los financistas hasta los trabajadores de las fábricas, todos tenemos interés en el éxito del otro porque cuanto más prosperen los americanos, más prosperará América"[5].
Nada muy concreto, pero, ¿que puede esperarse de quien considera que la base de todo es el "libre mercado" y que los trabajadores de las fábricas "están juntos en esto" con los empresarios, financistas y accionistas ?
La cuestión de los inmigrantes
Obama participó en Chicago de las masivas movilizaciones de los inmigrantes del 1 de Mayo de 2006. En 2008 escribió: "Dos años después, nuestro problema de inmigración sigue sin resolverse, y aquellos que quieran cambio tendrán que votar por él en noviembre.
Por eso hoy, yo invito a aquellos que marchan por el cambio, a que trabajen registrando votos en los meses venideros. Su voto es su decisión"[6].
En otras palabras, nada de seguir la lucha, la solución es que me voten como presidente. Es difícil saber como podrán seguir ese consejo los 12 millones de inmigrante ilegales sin ningún derecho político.
En la misma carta, sus propuesta sobre son totalmente difusas: "Quiero otra vez expresar mi compromiso a la reforma de inmigración integral y que haré todo lo que pueda para traer orden y compasión a un sistema que hoy está roto".
Sin embargo, es muy probable que, si gana, aplique la misma política que propuso su mentor, el senador Edward Kennedy, en el proyecto de ley que lleva su nombre (y que estaba siendo consensuada con el gobierno de Bush).
Una ley que busca dividir a los inmigrantes ilegales. Por un lado, aquellos que logren demostrar que han vivido en EE.UU. por más de cinco años podrán aspirar a obtener la residencia permanente, luego de un larguísimo proceso de permisos temporales con condiciones muy difíciles de cumplir.
"Al mismo tiempo, esto significa que los otros 5 millones de indocumentados serán, de hecho, expulsados del país, aunque pueden solicitar una visa legal desde sus países, para poder retornar a EE.UU. Como la ley propone un cupo anual de 325.000 visas provisorias de trabajo, la mayoría, de hecho, jamás podrá volver legalmente" [7].
Sobre Cuba
Al igual que en el caso de Israel, también Obama buscó apoyos hacia la derecha. En este caso, en la Fundación Nacional Cubanos-americana, en Miami, una de los sectores más reaccionarios de la burguesía cubana exilada en EE.UU., luego de la revolución de 1959.
En su discurso, reiteró la vieja fórmula de alianza con esa burguesía para que la colonización estadounidense vuelva a la isla y el mantenimiento del embargo comercial:
"Nos encontramos aqui en nuestro compromiso inquebrantable con la libertad. Y es correcto que lo reafirmemos aquí en Miami (...) juntos, vamos defender la causa de la libertad en Cuba. (...)
No existen mejores embajadores de la libertad que los cubanos-americanos. (.) Voy a mantener el embargo, ya que nos confiere la palanca necesaria para confrontar al régimen (...) Es así que se pueden promover transformaciones reales en Cuba: a través de la diplomacia fuerte, inteligente y basada en principios"[8].
La cuestión racial
Es un tema muy importante ya que el "voto negro" fue la base más sólida de su triunfo en las internas demócratas y lo será también si gana las elecciones presidenciales.
Seguramente esta base electoral tiene muchas esperanzas que un presidente negro los ayude a superar la histórica situación de opresión y discriminación que sufren.
Sin embargo, a lo largo de carrera política, Obama siempre intentó evitar la "cuestión racial"; Cuando tuvo que tocar el tema, relativizó su peso y reivindicó que la "sociedad americana" había avanzado y lo estaba superando.
Por ejemplo, en un discurso en la Convención Nacional Demócrata de 2004, afirmó: "No hay una América liberal y una América conservadora sino los Estados Unidos de América. No hay una América negra y una América blanca, una América latina y una asiática sino los Estados Unidos de América"[9].
Más recientemente, para tomar distancia del pastor de su iglesia que había dicho que el racismo era un componente estructural e histórico de la sociedad estadounidense, declaró:
"El profundo error del reverendo Wright no fue que hablara del racismo en nuestra sociedad, sino que hablara como si nuestra sociedad fuera estática, como si no se hubiera producido ningún avance, como si este país (...) aun estuviera irrevocablemente vinculado a un pasado trágico"[10].
¿Pensarán lo mismo los millones de negros oprimidos que votaron por el o los inmigrantes latinos ilegales?
Por que Obama?
Hemos visto que Obama es parte del "riñón" del partido demócrata, por lo tanto del sistema político bipartidista, y dimos un rápido vistazo a sus posiciones. Ahora queremos analizar por que la burguesía de EE.UU., o por lo menos sectores muy importantes, apelan a él.
La explicación de fondo es la crisis en varios frentes que el imperialismo estadounidense vive actualmente. En primer lugar, el fracaso de la política de "guerra contra el terror" de Bush se expresa en el curso desfavorable de las guerras en Irak y Afganistán, y en el debilitamiento de Israel luego de su derrota en el Líbano y su imposibilidad de doblegar a la franja de Gaza.
En la región de Medio Oriente, EE.UU. está metido en un pantano del que no puede salir sin admitir una derrota, con grandes costos para su papel de "gendarme mundial", ni aumentar aun más su presencia militar sin agravar la situación.
A ello se suma, en una combinación extremadamente peligrosa para la burguesía, la secesión que ya vive el país y las perspectivas de una profunda crisis económica.
Es decir, esa burguesía deberá descargar inevitablemente una parte del costo de esa crisis sobre las espaldas de los trabajadores, a través del desempleo y la rebaja salarial.
Algo que ya ocurre en gigantes como la General Motors que amenaza con despedir a todos los trabajadores que no acepten rebajar sus salarios a la mitad.
La clase obrera estadounidense es un gigante de 120 millones de personas. Pocas veces en su historia ha salido a luchar de conjunto, pero cuando lo hizo temblaron los cimientos imperialistas. La lucha de los trabajadores inmigrantes, el sector más explotado de esa clase, puede ser un anticipo de esa perspectiva.
Al mismo tiempo, el fracaso de la "era americana" de George W. Bush dejó al partido republicano sumamente desgastado y desprestigiado y sin figuras de recambio (también, aunque en menor medida, se desgastó el sistema político de conjunto).
Es muy difícil que los republicano puedan enfrentar una situación tan compleja y difícil que, en muchos aspectos, contribuyeron a crear con sus políticas.
Para la mayoría de la burguesía estadounidense resultó claro, entonces, la necesidad de jugar la "alternativa demócrata".
Inicialmente, la apuesta preferida fue la "mujer fuerte" Hillary Clinton. Pero, ante el agravamiento de la situación, comenzaron a ver la necesidad de un cambio más profundo de "rostro" y crecieron las posibilidades de Obama, como la figura más capaz de defender sus intereses en ese marco.
Un enemigo aun más peligroso
Más aun, las encuestas indican que tiene muchas posibilidades de derrotar a su oponente republicano, John McCain.
El hecho que un joven político negro, hijo de un inmigrante africaños musulmán, pueda transformarse en el primer presidente negro del país era algo absolutamente impensado años atras y solo podía existir en alguna serie televisiva, como 24 horas.
Es lógico, entonces que genere un gran impacto en EE.UU. y en todo el mundo. También mucha confusión que llega incluso, como veremos en esta edición de Correo Internacional, hasta algunas corrientes de izquierda.
Se trata de un cambio real, parcial pero importante, del sistema de poder político de la principal potencia imperialista mundial? O, por el contrario, es solo una necesaria adaptación formal de este sistema (un "nuevo rostro") para poder enfrentar en mejores condiciones las graves dificultades del imperialismo estadounidense en el mundo y en su propio país?
La LIT-CI afirma claramente que se trata de la segunda alternativa. Para demostrarlo debemos analizar, por un lado, las características centrales de ese sistema que creo una figura como la de Barack Obama y, por el otro, las condiciones que hicieron necesario su posible acceso a la presidencia del país.
El sistema bipartidista
El sistema político-electoral estadounidense basa en la existencia de dos grandes partidos burgueses (republicano y demócrata) que, según las circunstancias, se alternan en la presidencia y en la oposición parlamentaria.
Ambos partidos presentan diferencias políticas y se asientan sobre bases electorales diferentes. Los republicanos expresan tradicionalmente posiciones más reaccionarias y se apoyan en la clase media de las ciudades medianas y pequeñas y en la clase media más acomodada de las grandes ciudades.
Los demócratas, por su parte, expresaban posiciones más "liberales" (en el sentido estadounidense de la palabra) y su apoyo electoral surge de los trabajadores y la clase media "liberal" de las grandes ciudades, además de integrar tradicionalmente a las minorías (negros y latinos) y a otros sectores discriminados.
Por su peso histórico en las direcciones sindicales, los demócratas siempre jugaron el papel de impedir una alternativa independiente de la clase obrera en el terreno electoral.
Sin embargo, es necesario agregar que, en los ultimos años, esas diferencias políticas han tendido a diluirse cada vez más y existe una fuerte derecha demócrata sin grandes diferencias con los republicanos.
De lo que no quedan dudas es que republicanos y demócratas son partidos de la burguesía imperialista hasta la médula. Algo que se demuestra, en primer lugar, por las fabulosas cantidades de dinero que las grandes empresas aportan para financiar ambos partidos y sus candidatos.
En este sistema, ningún político tiene posibilidad real de acceder a cargos importantes sino cuenta con un fuerte respaldo financiero de las empresas a cambio de compromisos con esos aportantes. Analizamos estos datos en otro artículo de esta edición.
Ellos permiten deducir a que sectores de esta burguesía está más ligado cada partido: los republicanos son apoyados mayormente por las petroleras, las químicas, las automotrices, la construcción y el agrobussines mientras los demócratas son fuertes en el sector finanzas-seguro-bienes raíces, educación y salud.
En segundo lugar, se demuestra en la política que esos partidos aplican cuando gobiernan. Muchos tienen la ida totalmente que los republicanos son más guerreros y los demócratas más pacifistas.
La realidad lo desmiente: muchas intervenciones militares y guerras del imperialismo estadounidense fueron iniciadas por presidentes demócratas.
Por ejemplo, fue John Kennedy quien comenzó la intervención en Vietnam, a inicios de la década de 1960, y quien impulsó la invasión de Bahia de los Cochinos contra Cuba; Harry Truman ordenó lanzar la bomba atómica en Hiroshina y Nagasaki, en 1946; mientras que la actual guerra en Irak, si bien fue política de George W. Bush, contó con el respaldo parlamentario demócrata.
A la hora de defender los intereses imperialistas en el mundo, ambos partidos terminan unificando su política.
Quien es Barack Obama?
Al leer su biografía, una primera conclusión es que casi no sufrió, o lo hizo en mucho menor grado, la discriminación, la violencia y la falta de oportunidades que viven cotidianamente la mayoría de los jóvenes negros en EE.UU.
Hijo de un keniaños emigrado, que luego volvería a su país, y una estadounidense, estudió derecho en la Columbia University de Nueva York y en la exclusiva Harvard Law School, donde se recibió con mención magna cum laude.
Trabajó en una firma de abogados y luego se trasladó a Chicago donde es nombrado profesor en la Universidad. En esa ciudad, se relaciona con el partido demócrata y comienza una meteórica carrera política: en 1996, es electo para el senado estadual de Illinois y, en 2004, senador nacional, en ambos casos con el apoyo de Bill Clinton.
En 2007, decide lanzarse su precandidatura presidencial en las internas demócratas, con el apoyo del influyente senador Edward Kennedy. El final ya lo conocemos.
Su imagen de "muchacho negro exitoso" resulta, evidentemente, mucho más simpática que la "sabelotodo" Hillary Clinton o que el ex militar John Mc Cain.
Pero está muy lejos de ser un outsider, un elemento marginal que fue ganando peso en una dura lucha contra el aparato del partido demócrata. Por el contrario, es un producto genuino de ese aparato y cuya figura fue siendo construida para poder ser útil en momentos difíciles como este.
Pensar que una posible presidencia suya representará un cambio importante en el contenido de la política estadounidense significa creer que experimentados políticos imperialistas, como Edward Kennedy, y empresas como Goldman Sachs pondrían su peso político o sus dólares para apoyo a alguien que será, aunque sea parcialmente, su enemigo.
Sus posiciones políticas
Ahora demos un vistazo a sus posiciones, teniendo en cuenta que, al igual que en otros países, los políticos estadounidenses disfrazan sus verdaderas posiciones durante las campañas electorales.
En el caso de nuevas figuras demócratas, como Obama, suele cumplirse una ley: se ubican más a la izquierda en las internas del partido, se derechizan en la campaña nacional y completan a fondo ese giro al acceder al gobierno.
Las guerras de Irak y Afganistán
Cuando era senador estadual, se opuso a la invasión a Irak, punto que fue muy explotado en sus críticas a Hillary Clinton que la apoyo.
En su página, presentó un Obama's Iraq plan que propone el retiro de las tropas estadounidenses en 16 meses, a la vez que se reforzaría su presencia en Afganistán para ganar esta guerra [1].
Sin embargo, su asesora de política exterior aclaró que ese plan consideraba "el mejor escenario posible" y que "será revisado" cuando llegue a la presidencia [2].
Israel y Medio Oriente
En este tema, Obama si habló con total claridad ante la necesidad de ganar el apoyo del "lobby pro-Israel" estadounidense, de gran peso político y financiero, que lo veía con desconfianza.
En una visita a AIPAC (American Israel Public Affairs Comittee), expresó que existen "lazos indestructibles entre Israel y EE.UU.".
Agregó que "todos los que amenazan a Israel nos amenazan" y prometió ofrecerle "todos los medios disponibles para defenderse de todas las amenazas venidas de Gaza o de Teherán".
Afirmó que "la seguridad de Israel es sacrosanta. No es negociable". Terminó expresando que "Jerusalén continuará como capital de Israel, y debe permanecer sin ser dividida".
Luego del discurso, el embajador israelí en Washington declaró que "el discurso que Barack Obama pronunció ante los delegados da AIPAC fue muy importante y animador"[3].
Las crisis económica
En un discurso pronunciado en febrero pasado, expresó que la actual recesión que vive el país y las consecuencias que traerá para el pueblo de EE.UU. no se debían "a fuerzas fuera de nuestro control ni al inevitable ciclos de los negocios" sino a las políticas impulsadas por el gobierno de Bush [4].
Saber que medidas va a aplicar ya es mucho más difícil porque el discurso solo desarrolla las críticas a Bush.
En la sección "Economía" de su página, presenta la siguiente definición: "Creo que el libre mercado ha sido el motor del gran progreso de América. Creo la prosperidad que es la envidia del mundo y llevó a un nivel de vida inigualado en la historia. (.)
Estamos juntos en esto. Desde los presidentes de las compañías hasta los accionistas, desde los financistas hasta los trabajadores de las fábricas, todos tenemos interés en el éxito del otro porque cuanto más prosperen los americanos, más prosperará América"[5].
Nada muy concreto, pero, ¿que puede esperarse de quien considera que la base de todo es el "libre mercado" y que los trabajadores de las fábricas "están juntos en esto" con los empresarios, financistas y accionistas ?
La cuestión de los inmigrantes
Obama participó en Chicago de las masivas movilizaciones de los inmigrantes del 1 de Mayo de 2006. En 2008 escribió: "Dos años después, nuestro problema de inmigración sigue sin resolverse, y aquellos que quieran cambio tendrán que votar por él en noviembre.
Por eso hoy, yo invito a aquellos que marchan por el cambio, a que trabajen registrando votos en los meses venideros. Su voto es su decisión"[6].
En otras palabras, nada de seguir la lucha, la solución es que me voten como presidente. Es difícil saber como podrán seguir ese consejo los 12 millones de inmigrante ilegales sin ningún derecho político.
En la misma carta, sus propuesta sobre son totalmente difusas: "Quiero otra vez expresar mi compromiso a la reforma de inmigración integral y que haré todo lo que pueda para traer orden y compasión a un sistema que hoy está roto".
Sin embargo, es muy probable que, si gana, aplique la misma política que propuso su mentor, el senador Edward Kennedy, en el proyecto de ley que lleva su nombre (y que estaba siendo consensuada con el gobierno de Bush).
Una ley que busca dividir a los inmigrantes ilegales. Por un lado, aquellos que logren demostrar que han vivido en EE.UU. por más de cinco años podrán aspirar a obtener la residencia permanente, luego de un larguísimo proceso de permisos temporales con condiciones muy difíciles de cumplir.
"Al mismo tiempo, esto significa que los otros 5 millones de indocumentados serán, de hecho, expulsados del país, aunque pueden solicitar una visa legal desde sus países, para poder retornar a EE.UU. Como la ley propone un cupo anual de 325.000 visas provisorias de trabajo, la mayoría, de hecho, jamás podrá volver legalmente" [7].
Sobre Cuba
Al igual que en el caso de Israel, también Obama buscó apoyos hacia la derecha. En este caso, en la Fundación Nacional Cubanos-americana, en Miami, una de los sectores más reaccionarios de la burguesía cubana exilada en EE.UU., luego de la revolución de 1959.
En su discurso, reiteró la vieja fórmula de alianza con esa burguesía para que la colonización estadounidense vuelva a la isla y el mantenimiento del embargo comercial:
"Nos encontramos aqui en nuestro compromiso inquebrantable con la libertad. Y es correcto que lo reafirmemos aquí en Miami (...) juntos, vamos defender la causa de la libertad en Cuba. (...)
No existen mejores embajadores de la libertad que los cubanos-americanos. (.) Voy a mantener el embargo, ya que nos confiere la palanca necesaria para confrontar al régimen (...) Es así que se pueden promover transformaciones reales en Cuba: a través de la diplomacia fuerte, inteligente y basada en principios"[8].
La cuestión racial
Es un tema muy importante ya que el "voto negro" fue la base más sólida de su triunfo en las internas demócratas y lo será también si gana las elecciones presidenciales.
Seguramente esta base electoral tiene muchas esperanzas que un presidente negro los ayude a superar la histórica situación de opresión y discriminación que sufren.
Sin embargo, a lo largo de carrera política, Obama siempre intentó evitar la "cuestión racial"; Cuando tuvo que tocar el tema, relativizó su peso y reivindicó que la "sociedad americana" había avanzado y lo estaba superando.
Por ejemplo, en un discurso en la Convención Nacional Demócrata de 2004, afirmó: "No hay una América liberal y una América conservadora sino los Estados Unidos de América. No hay una América negra y una América blanca, una América latina y una asiática sino los Estados Unidos de América"[9].
Más recientemente, para tomar distancia del pastor de su iglesia que había dicho que el racismo era un componente estructural e histórico de la sociedad estadounidense, declaró:
"El profundo error del reverendo Wright no fue que hablara del racismo en nuestra sociedad, sino que hablara como si nuestra sociedad fuera estática, como si no se hubiera producido ningún avance, como si este país (...) aun estuviera irrevocablemente vinculado a un pasado trágico"[10].
¿Pensarán lo mismo los millones de negros oprimidos que votaron por el o los inmigrantes latinos ilegales?
Por que Obama?
Hemos visto que Obama es parte del "riñón" del partido demócrata, por lo tanto del sistema político bipartidista, y dimos un rápido vistazo a sus posiciones. Ahora queremos analizar por que la burguesía de EE.UU., o por lo menos sectores muy importantes, apelan a él.
La explicación de fondo es la crisis en varios frentes que el imperialismo estadounidense vive actualmente. En primer lugar, el fracaso de la política de "guerra contra el terror" de Bush se expresa en el curso desfavorable de las guerras en Irak y Afganistán, y en el debilitamiento de Israel luego de su derrota en el Líbano y su imposibilidad de doblegar a la franja de Gaza.
En la región de Medio Oriente, EE.UU. está metido en un pantano del que no puede salir sin admitir una derrota, con grandes costos para su papel de "gendarme mundial", ni aumentar aun más su presencia militar sin agravar la situación.
A ello se suma, en una combinación extremadamente peligrosa para la burguesía, la secesión que ya vive el país y las perspectivas de una profunda crisis económica.
Es decir, esa burguesía deberá descargar inevitablemente una parte del costo de esa crisis sobre las espaldas de los trabajadores, a través del desempleo y la rebaja salarial.
Algo que ya ocurre en gigantes como la General Motors que amenaza con despedir a todos los trabajadores que no acepten rebajar sus salarios a la mitad.
La clase obrera estadounidense es un gigante de 120 millones de personas. Pocas veces en su historia ha salido a luchar de conjunto, pero cuando lo hizo temblaron los cimientos imperialistas. La lucha de los trabajadores inmigrantes, el sector más explotado de esa clase, puede ser un anticipo de esa perspectiva.
Al mismo tiempo, el fracaso de la "era americana" de George W. Bush dejó al partido republicano sumamente desgastado y desprestigiado y sin figuras de recambio (también, aunque en menor medida, se desgastó el sistema político de conjunto).
Es muy difícil que los republicano puedan enfrentar una situación tan compleja y difícil que, en muchos aspectos, contribuyeron a crear con sus políticas.
Para la mayoría de la burguesía estadounidense resultó claro, entonces, la necesidad de jugar la "alternativa demócrata".
Inicialmente, la apuesta preferida fue la "mujer fuerte" Hillary Clinton. Pero, ante el agravamiento de la situación, comenzaron a ver la necesidad de un cambio más profundo de "rostro" y crecieron las posibilidades de Obama, como la figura más capaz de defender sus intereses en ese marco.
Un enemigo aun más peligroso
En resumen, sectores importantes de la burguesía imperialista han definido utilizar a alguien que, por ciertas características (joven, negro, de padre musulmán) puede ser "vendido" como parte de aquellos a quienes se va a atacar y así intentar "adormecer" su reacción.
Precisamente, en las últimas décadas, los demócratas se han caracterizado por presentar "caras nuevas" en las elecciones presidenciales. Por ejemplo, al "joven modelo" John Kennedy, luego del fin del macartismo, o a Bill Clinton, antiguo opositor a la guerra de Vietnam.
Algunos periodistas han trazado una analogía entre Obama y Jimmy Carter, quien fue electo presidente en 1977, luego de la derrota en Vietnam y del juicio político que destituyó a Richard Nixon.
Si bien hay profundas diferencias entre ambos, existe un claro punto en común: la necesidad de enfrentar una profunda crisis del imperialismo y de su sistema político y, para eso, debían aparecer como "diferentes".
Por ejemplo, durante la campaña electoral, Carter empezaba todos sus discursos con la frase: "No soy abogado, no soy de Washington".
Pero esas "diferencias" se limitaban a las cuestiones más formales: todos ellos defendieron a ultranza los intereses del imperialismo estadounidense, en las condiciones concretas en que les toco actuar.
Por eso, si gana las elecciones presidenciales, Barack Obama será el principal enemigo de los pueblos del mundo y de los trabajadores de EE.UU.
En eso, nada cambia con relación a Bush. Pero será un enemigo mucho más peligroso porque intentará disfrazar ese carácter a través de su imagen nueva y diferente.
La conclusión es muy clara: si gana la presidencia de EE.UU., los trabajadores y los pueblos del mundo deberemos combatirlo con todas nuestras fuerzas.
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