martes, 22 de febrero de 2011

¡Paremos la masacre! Organicemos acciones solidarias con la clase obrera y el pueblo que lucha contra la dictadura de Gadafi

La insurrección obrera y popular que comenzó en Túnez e impuso -hasta el momento- la caída de los dictadores de ese país y de Egipto, sigue avanzando por todo el norte del África golpeando duro a otros gobiernos, tanto o más reaccionarios que el de Mubarak y compañía.

Ahora le llegó su turno al mandamás de Libia Gadafi, quien intenta detener la revolución mediante una gran carnicería, asesinando a cientos de manifestantes que reclaman su destitución.

Todo esto lo hace con el apoyo de los imperialistas yankys y europeos, que aunque lo critican mediáticamente, lo dejan actuar, de manera que Gadafi cumpla con el trabajo contrarrevolucionario más “sucio”.

Sin embargo mientras más opositores son asesinados más crece el odio de las masas, que a pesar de los bombardeos y ametrallamientos siguen en las calles y están haciendo desertar a cientos de soldados rasos y suboficiales, que se han unido a la resistencia.

Los periodistas reconocieron que en la segunda ciudad del país, Benghazi, los tanques son conducidos por “civiles” y que en Al Baida, Darna y Ajdabiya las masas, que saquearon depósitos de municiones, ya se han armado con fusiles y todo tipo de armas.

Los enfrentamientos ya llegaron a Trípoli, la capital de Libia, donde la Fuerza Aérea Libia están bombardeando a los insurrectos, que respondieron incendiando la sede central del gobierno, el Parlamento, el Ministerio de Justicia, la TV y la radio pública.

Fue por estas acciones heroicas que dos pilotos de aviones Kaza se negaron a reprimir y con sus aviones se exiliaron en Malta; mientras que varios batallones del ejército en ciudades importantes del interior se pasaron del lado de los manifestantes.

Los dirigentes y organizaciones que se reclaman defensoras de los derechos humanos o al menos democráticas tienen la obligación de repudiar este genocidio impulsando la movilización masiva en todo el mundo para detenerlo. ¡Basta de silencios cómplices!

Los socialistas y las agrupaciones combativas tenemos que ponernos al frente de esta pelea, promoviendo todo tipo de iniciativas. Pero además debemos apoyar la heroica revolución libia y norafricana, que si triunfa beneficiará a los trabajadores y los pueblos que peleamos contra el imperialismo y a sus lacayos.

Hay que ganar las calles para repudiar a Gadafi y compañía, exigiéndole al gobierno de Cristina que rompa inmediatamente las relaciones diplomáticas, políticas y económicas con el estado Libio.

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