domingo, 8 de mayo de 2011

El asesinato de Osama Bin Laden. ¿Fortaleza o debilidad imperialista?

El presidente de los EE.UU. Barak Obama anunció –eufóricamente– que sus soldados de “elite” acababan de matar al personaje más buscado por los servicios secretos de ese país, Osama Bin Laden. Este anuncio puso en claro que los yankys no tienen ningún empacho en violar la soberanía territorial de cualquier país extranjero ni de ejecutar extrajudicialmente a quienes ellos mismos consideren sus enemigos políticos.

De acuerdo a la legislación vigente en la mayoría de los países hasta los delincuentes más nefastos tienen el derecho a ser llevados a juicio, a defenderse y a ser sepultados de acuerdo a sus creencias religiosas en el lugar en que sus familiares y amigos puedan recordarlos. ¡Ninguno de estos derechos humanos elementales fue puesto en práctica por estos delincuentes internacionales!

Los socialistas revolucionarios no tenemos ninguna simpatía con Bin Laden, ni mucho menos con sus objetivos políticos, ya que el fundamentalismo árabe no representa ni representará los intereses de los oprimidos, como lo demuestran las dictaduras árabes que reprimen, encarcelan y torturan salvamente a sus trabajadores y pueblos en nombre del Islam.

Sin embargo repudiamos el accionar terrorista del gobierno de Barak Obama, que mantiene la política de Bush, sosteniendo intervenciones militares directas y apoyando a los gobiernos más siniestros, como la dictadura de Pakistán, que le facilitó el acceso de los helicópteros y los comandos que asesinaron a Bin Laden.

Con este crimen el presidente de los EE.UU. pretende mostrarle al mundo y a su pueblo, que están obteniendo “victorias” militares, cuando sucede exactamente lo contrario: ¡La resistencia de los pueblos de Afganistán e Irak le están propinando palizas fenomenales, causándoles miles de muertos y heridos y un gasto económico enorme!

Tal es así que luego de anunciar la muerte del “enemigo público número uno” tuvieron que informar el retiro “programado” de las tropas en Afganistan, un país que no han podido dominar a pesar de las toneladas de bombas que tiraron durante estos últimos años. ¡Con la ejecución de Bin Laden quieren esconder una derrota humillante!

La amenaza para el imperialismo no pasa por Al Qaeda sino por la movilización de los pueblos, que crece y se extiende aún en las entrañas de EE.UU. Por eso no es casual que hayan anunciado la liquidación del líder de esa organización cuando ésta prácticamente no ha jugado, ni juega, ningún papel en las insurrecciones que explotaron en la mayoría de los países árabes.

El periodista inglés Robert Fisk lo expresó muy bien: “que Bin Laden esté vivo o muerto carece de importancia. Todo esto genera una sensación de victoria en EE.UU., pero no creo que signifique nada. En los últimos meses hemos asistido a un despertar árabe en el que millones de musulmanes árabes han derribado a sus propias direcciones… lo que importa es el levantamiento masivo y el despertar de millones de árabes musulmanes que quieren echar a sus dictadores”. (ABC Melbourne Afternoons, 2/5)

El anuncio de la muerte de Bin Laden es una verdadera confesión de la debilidad que tiene el imperialismo, una situación que debe ser aprovechada por los trabajadores y los pueblos de todo el mundo para redoblar la lucha contra los ejecutores de los planes imperiales, los gobiernos cipayos, sean estos de derecha, “nacionales y populares”, laicos o teocráticos…

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