Libia y el debate en la izquierda ¿Hay que pedir armas para la resistencia?
En esta sección reproducimos un texto publicado por el dirigente de Izquierda Socialista Miguel Sorans, polemizando con el PTS sobre la política de exigencia de armas para las milicias libanesas. Más allá de las diferencias que tenemos con la organización que representa Sorans, compartimos en general su punto de vista.
Creemos que la posición del PTS es muy parecida a la que sostiene la mayoría de la izquierda revolucionaria, que equivocadamente ha dejado de solidarizarse con la resistencia libia, excusándose en los ataques de la OTAN y los límites políticos de la conducción del gobierno provisional.
Los bombardeos nos obligan a jerarquizar la lucha antiimperialista. Sin embargo esta posición de principios no nos debe cambiar el otro eje de la política, que pasa por el apoyo a los milicianos rebeldes, para disputarle la dirección de los mismos a los dirigentes conciliadores del gobierno provisional.
Esta perspectiva es posible, ya que cada día que pasa la propia realidad se encarga de demostrar que la OTAN no interviene en Libia para apoyar la insurrección rebelde. ¡Mientras le pegan a Gadafi por la retaguardia lo dejan masacrar al pueblo de Bengasi, que resiste casa por casa la embestida terrestre de los mercenarios del régimen!
Estados Unidos, Francia, Inglaterra y España quieren cambiar a Gadafi por otro dictador más presentable, es cierto. Pero también es cierto que lo aún lo necesitan para que cumpla con el “trabajo sucio”. Son concientes que las milicias, independientemente de sus líderes, están llevando adelante una guerra cuyo carácter es profundamente antiimperialista y anticapitalista.
Los guerrilleros libios cuestionan objetivamente los intereses y las propiedades de los monopolios, ya que pelean –armas en mano– contra el plan de ajuste, hambre, represión y explotación al servicio de las petroleras impuesto por el principal agente de esas empresas monopólicas en el país: el coronel Gadafi.
Los revolucionarios debemos ayudar a que la conciencia de los trabajadores y el pueblo libio continúe avanzado en esa dirección, la única manera de contrarrestar la propaganda y el accionar imperialista. ¡Para eso tenemos que romper el cerco político y militar que construyeron Gadaffi, los presidentes amigos y los imperialistas, aislando a los sectores más radicalizados de la resistencia!
Hay que recuperar las calles exigiendo el retiro de los aviones y barcos imperialistas y la ruptura de relaciones con el régimen de Gadaffi y los países que ataquen Libia, pero también ¡Armas para la guerrilla! La izquierda debe mostrarle a los jóvenes rebeldes que el único camino para profundizar la revolución es apoyándose en el movimiento de masas mundial!
¿No hay que exigir armas para el pueblo rebelde?
Nota publicada por Miguel Sorans en el periódico 188 de IS, 4 de mayo 2011
Han surgido distintas polémicas en la izquierda mundial ante el proceso revolucionario libio. Lo más escandaloso es el apoyo de Raúl y Fidel Castro, junto a Chávez, al dictador Kadafi.
En un enfoque aparentemente opuesto, llama la atención la que ha provocado el Partido de Trabajadores por el Socialismo (PTS) de Argentina, corriente que se reivindica trotskista. El PTS, en una nota de La Verdad Obrera Nº 420, temerariamente acusa a la UIT-CI de quedar “objetivamente confundidos a la zaga del bloque imperialista” por exigir “armas para los rebeldes” libios.
Porque, según ellos, no “nos delimitamos” del Consejo Nacional Transitorio de Libia (CNTL), la dirección política del sector rebelde. En primer lugar, esta afirmación de no delimitación de la UIT-CI es falsa.
Suele ocurrir que el PTS tergiverse o directamente falsee las posiciones de quienes pretende criticar. En la declaración de la UIT del 13 de marzo, en donde se exige armas a los combatientes y que los rebeldes libios sean reconocidos como fuerza beligerante, se dice que:
“Los socialistas revolucionarios no llamamos a apoyar políticamente al gobierno transitorio instalado en Bengazi e integrado, entre otros, por ex ministros de Kadafi. Llamamos a apoyar la justa causa del pueblo libio rebelde y a la más amplia unidad de acción y solidaridad internacional para derrotar al dictador Kadafi” (completa en www.uit-ci.org).
Pero lo que llama la atención de la postura del PTS, es que ellos nunca, ni antes ni después de delimitarse del CNTL, reclaman armas para el pueblo libio. Para el PTS las consignas son “¡Fuera el imperialismo!, ¡Abajo Kadafi!” y denuncia del rol de la dirección del CNTL, “en la perspectiva de pelear por un gobierno obrero y popular”. Así de sencillo.
En los hechos, en la medida en que la UIT sí se delimita de la conducción, la única crítica del PTS que queda en pie es que la UIT reclama armas para los rebeldes libios. Este es el verdadero debate. En ningún lado el PTS propone armas para el pueblo libio. Lo explican diciendo que eso es un “problema estrictamente militar”.
Pero en una guerra civil lo “militar” es uno de los problemas políticos centrales. Justamente, en el conflicto de Libia, el principal problema político es militar, ya que ningún gobierno del mundo quiere dar armas a los rebeldes. Empezando por el imperialismo y siguiendo por la Liga Arabe.
Éste es uno de los factores con el cual quieren liquidar la revolución libia. Justamente en eso hay que delimitarse del CNTL que no reclama armas a los países árabes y confía en la intervención imperialista.
El PTS es de esas organizaciones que, por su visión sectaria y propagandista de la lucha de clases, caen reiteradamente, como en el caso de Libia, en el abandono de las posturas principistas del marxismo revolucionario. En el caso de una guerra civil, el primer tema es definir cuál es la causa justa y en qué bando militar deben ubicarse los revolucionarios.
En segundo lugar, se debe saber distinguir al movimiento progresivo (las milicias populares libias) de su dirección (el CNTL) para elaborar la política revolucionaria. Ésta es la única forma de luchar correctamente por la derrotar militar y política de Kadafi, contra sus cómplices Castro y Chávez, y contra la intervención imperialista, en la perspectiva de un gobierno obrero y popular en Libia.
Esa fue la postura, por ejemplo, de León Trotsky en al Guerra Civil española de los años 30. Trotsky y los socialistas revolucionarios se delimitaron políticamente de la dirección burguesa y reformista republicana, pero no tenían dudas de estar en el campo militar republicano exigiendo armas y denunciando a los estalinistas por retirar las brigadas internacionales y retacear el envio de armamento.
Trotsky siempre denunció la “no intervención” funcional al franquismo, en primer lugar, de la Francia de León Blum. Para Trotsky este tema no era sólo militar, sino esencialmente político.
En la guerra civil de Libia no definirse por el campo militar de los rebeldes y no exigir armas para los combatientes, delimitándose de la dirección, es objetivamente, que nos disculpen los compañeros del PTS, funcional a la política imperialista, a Kadafi y al crimen que cometen todos los gobiernos burgueses del mundo, en especial los árabes. Los llamamos a que reflexionen
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