Una delegación de la Corriente Revolucionaria Internacional en Plaza Tahrir durante aniversario Revolución
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Cientos de miles, quizá un millón de personas, ocuparon la Plaza Tahrir en El Cario este 25 de enero de 2012. Hace exactamente un años comenzaba una de las mayores revoluciones de masas que la historia ha presenciado, una movilización que determinó la caída del dictador Hosni Mubarak, a pesar de lo cual continúa el régimen que este encabezaba, bajo una forma diferente.
El conflicto entre la revolución y la contrarrevolución no apareció hoy de manera violenta, como los días anteriores, lo que no significa su ausencia.
La policía y el ejército aparecieron en los costados de la Plaza como figuras decorativas, a pesar de los rumores de represión que corrían desde el día anterior a la conmemoración. Sin embargo la cantidad enorme de manifestantes puso a las fuerzas represivas a la defensiva.
A pesar de nuestra falta de entendimiento del idioma árabe y la no comprensión de las expresiones y opiniones que se manifestaron dentro de la plaza, nos hemos dado cuenta que coexistieron dos tipos de manifestaciones durante el mismo día. Había unos que festejaban y otros que protestaban… Si bien todos partían de recordar y homenajear a las decenas de millares de presos políticos y los muertos en los distintos enfrentamientos.
Los periodistas del New York Times y de la Rede Globo de Brasil dijeron que los egipcios conmemoraron el triunfo de la democracia y la construcción del actual parlamento. Mientras tanto algunos sectores de la izquierda, presentes en la Plaza Tahrir, hicieron algo parecido, emparentándose así con las expresiones de la Hermandad Musulmana y otros grupos, cuyos objetivos pasan por acomodarse dentro del actual régimen de las Fuerzas Armadas, sin cuestionarlo ni tratar de tumbarlo.
Por otro lado, otros grupos, que se manifestaron desde sus palcos y vehículos, organizando mucha gente a su alrededor, declararon que no había que festejar sino seguir luchando, impulsando la pelea contra la junta militar, presionando al resto de las corrientes allí presentes para hacer lo mismo.
De esa manera en la Plaza Tahrir, a un año del comienzo de la revolución, se expresó majestuosamente la contradicción entre lo nuevo y lo viejo, la necesidad de cambios y el conservadurismo. Esa contradicción, que es el motor de la historia, está presente en todas las revoluciones. Nosotros, como revolucionarios, debemos apoyar con todo a los sectores más avanzados, militar para que sucedan esos cambios, para que las masas se mantengan en lucha y alcancen sus objetivos estratégicos.
Para que eso suceda es necesario pelear contra las corrientes oportunistas y conservadoras que, de una u otra manera, están defendiendo al actual régimen de las Fuerzas Armadas, preservando así lo esencial del sistema capitalista de explotación. Lo que suceda en Egipto, seguramente influirá las luchas del resto del mundo árabe y de los demás continuentes.
La revolución, a pesar de sus contradicciones, continúa desarrollándose. Desde la Corriente Revolucionaria Internacional, tratamos de intervenir sobre la misma, con el objetivo de apoyar, alentar y ayudar a organizar a los sectores más dinámicos, encabezados por la clase obrera, en este caso del Egipto y el Norte del África. Ese es el objetivo de nuestro viaje.
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