¡Que decidan los
destinos del Paraguay sus trabajadores y el pueblo mediante una Asamblea
Constituyente!
Los dirigentes de los grandes partidos de
Paraguay -el Liberal y el Colorado- aprovecharon los corruptos mecanismos
institucionales para realizar un juicio sumarísimo, mediante el cual
destituyeron al presidente Lugo y encaramaron en el poder al vice, de apellido
Franco, que es miembro del Partido Liberal.
Hicieron esto después de la masacre de
Curuguaty y de una jugada de el ex obispo, que desalojó del ministerio del
interior a Carlos Filizzola, imponiendo al militante del Partido Colorado del
ex dictador Stroessner -Rubén Candia- quien profundizó la represión a los
campesinos, que el propio Lugo aplicó durante estos últimos años para defender
a los terratenientes.
Candia está vinculado a la jefa del partido
Colorado Lilian Samaniego, precandidata a presidenta de la República, quien
figura tercera en las encuestas para las elecciones presidenciales que se harán
en 9 meses. Entonces surgió la sospecha de que Lugo estaría encarando una
alianza con esta gente en pos del electorado colorado, que es el más grande del
país.
Por eso mismo Blas Llano, el presidente del
Partido Liberal de Franco, emplazó a Lugo a destituir a Candia. Sin embargo el
ex obispo le respondió que “El que manda soy yo” definiendo con claridad su
intención de acercarse al stroessnismo y de profundizar, con este personaje
siniestro, la política de masacrar a los campesinos en lucha.
No es casualidad que apenas asumió Candia, lo
primero que hizo fue derogar el “protocolo”, una normativa mediante la cual la
policía solo puede desalojar a los campesinos después de ser autorizada por el
poder judicial. Ahora, gracias a Lugo, los pobres pueden ser reprimidos cada
vez que lo resuelva el poder ejecutivo.
Así fue que apenas tomó el mando Candia ordenó
rodear con tropas y helicópteros a toda la región de Curuguaty. Desde ese
momento prácticamente no existen posibilidades de ingresar a la zona, como
tampoco de que los organismos de derechos humanos accedan a las cárceles para
entrevistarse con los presos y las presas campesinas.
Desde que Candia se hizo cargo del ministerio
se intensificaron las redadas, las torturas y los asesinatos. ¡Todo esto no lo
hizo la “derecha” que ahora tomó el poder, sino el propio Lugo!
El nuevo gobierno, cuyos funcionarios y
parlamentarios eran los mismos que, mayoritariamente formaban parte del
anterior, ahora utilizarán los recursos y las armas legales que el luguismo les
dejó para continuar masacrando a los sin tierra, campesinos pobres y
trabajadores paraguayos.
Algunos de las organizaciones ligadas al
chavismo o al castrismo, como Quebracho, caracterizan que lo sucedido
constituyó un golpe armado por los yankys para avanzar en su escalada
reaccionaria contra los gobiernos de la región, que constituirían un escollo
para sus planes.
Sin embargo ninguno de estos defensores de
Chávez, Evo y Correa están en condiciones de desmentir un hecho gigantesco como
la catedral en donde daba misa el ex obispo: ¡Las bases yankys de Paraguay no
las trajo el actual gobierno sino Lugo, con el silencio cómplice de toda la
claque bolivariana!
El nuevo presidente no hará otra cosa que
mantenerlas, ya que fue uno de los funcionarios que aceptó su instalación. Hará
lo mismo que Cristina, quien junto al gobernador chaqueño Capitanich, concertó
con la CIA la construcción de una base militar en la provincia de uno de los
gobernadores mimados del kirchnerismo.
Por todo esto este “progresista”, que asumió el
poder en 2008 después de la derrota del partido Colorado -tras 61 años de poder-
quedará en la historia como el responsable de la masacre de Curuguaty en
defensa de la propiedad de un terrateniente ligado al ex dictador Stroessner,
el empresario y político colorado Blas Riquelme.
La izquierda le lava
la cara a Lugo
El Partido Obrero, cuyo dirigente máximo -Jorge
Altamira- llegó a comparar a Lugo con el ex presidente chileno Salvador
Allende, acaba de movilizarse al Obelisco argentino junto a los luguistas
denunciando el “golpe institucional”.
El PTS salió a explicar en su periódico que “Este
golpe blanco busca imponer un gobierno que sin barniz populista responda
directamente a los intereses de los terratenientes y los grandes empresarios”.
El Nuevo Mas dijo que “Por su contenido, se
trata en el fondo de una revancha de los sectores latifundistas contra los campesinos
del hermano país por su resistencia en defensa de la tierra, contra los
propietarios y en repudio a la barbarie represiva del estado capitalista
paraguayo”.
Algo parecido explican varias de las
organizaciones de izquierda de nuestro país, sintonizando la misma frecuencia
que el castro-chavismo, que a través de la Unasur está empujando la defensa del
masacrador de campesinos Lugo, escudándose en el “golpe” de estado que lo echó.
Es cierto que el PO, el Nuevo MAS o el PTS no
convocan a defender al ex presidente de manera directa, sino al negarse a
pelear -al mismo tiempo- contra Franco y Lugo, impulsando una salida independiente
de la clase obrera y del pueblo.
Si fueran consecuentes con sus planteos deberían
reclamar la restitución del ex presidente, como lo hace el partido de la Lit/CI
en Paraguay, el PT, que convoca a pelear para “abortar el juicio político” y
convocar a “un plebiscito”. O sea para que se quede Lugo hasta que el pueblo
decida mediante los mecanismos institucionales de la falsa democracia burguesa.
¡Lo trágico es que proponen esta salida justo
cuando las masas paraguayas empezaron a ganar las calles para enfrentar al
gobierno Franco y la policía de Candia! La sección de la Lit les recomienda pedir
una consulta en vez de tumbar al gobierno e imponer una salida que supere al
luguismo.
Desde Convergencia Socialista no acordamos con
estos planteos, que terminan capitulándole a Lugo y a los suyos. Por eso les
decimos a los trabajadores y al pueblo del Paraguay y la Argentina ¡Que hay que
echar a Franco e impedir que vuelva el ex obispo!
La destitución de uno mediante la tramoya del
“juicio político” y la puesta en el gobierno del otro es una pelea entre
camarillas del mismo palo. Entre corruptos, miserables y entreguistas, cuya
única pretensión es enriquecerse y jugar el papel de interlocutores del
imperialismo y los terratenientes.
Hay que salir a las calles para repudiar la
masacre campesina, exigir la cabeza de los responsables y la libertad de todos
los presos políticos. Y para reventar la rosca reaccionaria que conduce los
destinos del país e imponer una salida democrática y un gobierno que defienda
los intereses de los trabajadores, los campesinos y los sin tierra.
Hay que pelear para se vaya el gobierno
reaccionario de Franco y para que no vuelva nunca más el obispo reaccionario.
Los dos son responsables de la instalación de las bases yankys en el Paraguay y
de la política servil hacia los grandes terratenientes y los monopolios
imperialistas.
Desde CS les decimos a los compañeros y
compañeras del Paraguay: ¡Fuera el presidente de derecha que gobierna y fuera
el presidente de derecha que se acaba de ir! Huelga General de los trabajadores
y el pueblo campesino y sin tierra para echarlos e imponer una Asamblea
Constituyente, libre y soberana!
Hay que llevar adelante esta instancia
democrática, que debe ser convocada y garantizada por los únicos que defenderán
consecuentemente la democracia en el Paraguay: las bases obreras, campesinas y
populares.
En ese espacio de debate y resoluciones los
socialistas propondremos un gobierno obrero y campesino que rompa con el
imperialismo y aplique un Plan Obrero y Popular Alternativo, que comience con
la expropiación -sin pago- de las tierras de los terratenientes para
entregárselas a los campesinos y aplique la Reforma Agraria.
Este gobierno debe aliarse con los trabajadores
y sectores populares de América Latina para emprender la lucha por la
liberación de los pueblos de la región, que será posible mediante una
Federación de Estados Socialistas.
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