Otra fenomenal agachada del
PSTu
Juan Giglio
De acuerdo a las explicaciones brindadas por los
dirigentes
del PSTu de Brasil -principal partido de la
Liga Internacional de los Trabajadores- el mes de enero fue trascendental para
la vida de los trabajadores de General Motors, quienes están encuadrados dentro
del Sindicato Metalúrgico de Sao José dos Campos, conducido por esa
organización desde hace varios años:
“El día 4 de agosto, del año pasado, GM
anunció que cerrará el sector de MVA (Montaje de Vehículos Automotores), de Sao
José dos Campos, y que despediría a 1.840 trabajadores. Un acuerdo, aprobado en
agosto suspendió la medida hasta el día 26 de enero. Desde entonces, más de 300
trabajadores ya adhirieron al Programa de Despido Voluntario (PDV). Otros 779
están en lay-off (suspensión de contrato de trabajo).”
La dirección del Partido Socialista de los
Trabajadores (Unificado) hace referencia al acuerdo que sus camaradas del
sindicato habían firmado, prácticamente sin impulsar la lucha, el año pasado.
Era más que obvio que el mismo envalentonaría a la empresa, tal como lo
explican los propios directivos del gremio:
“Ya se realizaron diversas rondas de
negociación, pero GM continúa con el propósito de despedir. La ensambladora llegó
a presentar una propuesta, con 17 puntos, para la reducción de derechos, pero
no dio ninguna garantía de mantenimiento de los empleos. Como forma de evitar
los despidos, el sindicato propone que sea mantenida la producción del modelo
Classic y que los carros que hoy son importados, pasen a ser producidos en
Brasil… también, concuerda en discutir un nuevo acuerdo laboral, desde que haya
garantía de empleos e inversiones…”
Finalmente, después de un día de paro -22 de
enero- el sindicato firmó un nuevo convenio, que, según sus propios dichos “No
es el acuerdo que queríamos hacer”. ¡Es lo menos que se puede decir, ya que se
trata de una agachada tan escandalosa, que hasta los burócratas más vendidos
les resultaría difícil defender!
Así lo explica Zé María, quien además de presidente
nacional del PSTU fue candidato a la presidencia de la República de Brasil:
“El
pasado 26, finalmente, se cerró un capítulo más de la lucha contra la amenaza
de despidos en masa de GM… extiende el lay-off (suspensión del contrato de
trabajo, en que están 750 trabajadores) por más dos meses, con el pago íntegro
de los salarios.”
“Al final de ese período, si la empresa
despide a esos trabajadores, tendrá que pagar indemnización de 3 salarios,
además de los derechos laborales. De estos 750 trabajadores, cerca de 150 están
accidentados o están cerca de jubilarse, por eso regresarán, necesariamente a
la fábrica, pues cuentan con estabilidad.”
Los dirigentes del PSTu aceptaron que la
patronal despida a 750 trabajadores… Eso sí, le fijaron el requisito de
pagarles ¡tres sueldos de multa! o en su defecto, que tengan la “opción” de
retirarse voluntariamente a cambio de una suma equivalente a 5 sueldos. (Ver
principales puntos de acuerdo).
La firma del convenio puso en evidencia que el
plan de despidos nada tenía que ver con el supuesto intento de cerrar la
fábrica, como denunciaban desde el PSTu, de manera de contentar a su base con
lo pautado, que es lamentable.
Los despidos y el resto de los ataques de la
empresa tuvieron que ver con otro objetivo, que en los hechos ya empezaron a
alcanzar: imponer la flexilización laboral para aumentar la productividad, ubicando
a la ensambladora brasilera a tono con la crisis capitalista, que exige la
reducción de costos para mantener los niveles de ganancias, mediante la
superexplotación de los trabajadores.
Por esa razón el montaje del vehículo
(Classic) se realizará con trabajadores que cobrarán menos que el resto de la
planta y que además, podrán ser suspendidos en momentos de baja de la producción,
obligados a hacer horas extras en épocas de mayor demanda y a cumplir jornadas de
turno americano (6 x1).
“… la fábrica retoma la producción del modelo
Classic, que había sido suspendida, y el funcionamiento del MVA hasta, por lo
menos, diciembre del 2013. El acuerdo prevé, incluso, inversiones de US$ 252
millones, en la planta de Sao José hasta el 2017. En contrapartida, el acuerdo
prevé, entre otras medidas, la extensión de la tabla salarial, que estaba
vigente para el sector de manejo (apoyo), para algunos sectores de la
producción (motores y transmisión).”
“Esta tabla tiene un piso menor que al pago de
los que trabajan directamente en el montaje de vehículos y sólo podrá ser
aplicada a los trabajadores que fueran contratados a partir de ahora. Serán
establecidas formas de evitar que los antiguos trabajadores sean sustituidos
por nuevos. También hay cambios en el control de la jornada de trabajo.”
“El acuerdo autoriza, en momentos de alza en
la producción, a la empresa a convocar a los trabajadores para trabajar hasta
dos horas más por día, mediante el pago de horas extras. En los momentos de
baja producción, la empresa podrá dar descanso de, como máximo, un día por
semana, para los empleados, totalizando un máximo de 12 días en el año. Estos
descansos serán compensados posteriormente por los empleados.”
Una
enorme capitulación a la empresa y al gobierno
A través de las notas que citamos -y de otras
escritas en el periódico del PSTu y la página del sindicato- se puede entender
cual fue la política que sostuvieron los dirigentes del PSTu para “defender”
los puestos y las condiciones de trabajo.
Contrariamente a lo que haría un sindicato
verdaderamente combativo, basaron su “plan de lucha” en reclamarle a Dilma para
que interceda e “impida” los despidos… en vez de hablarle claro a los
trabajadores, diciéndole que no habrá ningún triunfo sin enfrentar a la
presidenta, que no es “neutral”, ya que actúa como empleada de GM y del resto
de los monopolios.
Ni en Brasil, ni en la Argentina, ni en Colombia,
ni en ninguna parte del mundo se han obtenido ni se obtendrán triunfos
económicos sin pelear con dureza contra los agentes políticos de los
imperialistas, encarnados en los presidentes y el conjunto de funcionarios de
los estados patronales.
Los dirigentes del PSTu no tuvieron en cuenta
este principio elemental, no ya de la política revolucionaria, sino del
sindicalismo más o menos consecuente. Por eso, en vez de realizar una tremenda
crítica al gobierno y a sus políticas de ajuste y flexibilización laboral,
terminaron lamentando su falta de compromiso con la clase obrera:
“El gobierno federal se limitó a mediar en las
negociaciones y se omitió ante la amenaza de despido en masa, incluso la
ensambladora se ha beneficiado de la excepción del IPI. Incluso, una
declaración contra los despidos, como Dilma hizo en el 2012, no ocurrió en esta
ocasión.”
Desarmados política y metodológicamente, estos
dirigentes fueron aún más allá: ¡Le echaron la culpa a los trabajadores y a su “conciencia
atrasada”! Según ellos, este sería el motivo de la falta de “radicalización” de
la lucha.
“El aislamiento impuesto a la lucha de los
metalúrgicos de GM incidió en la propia conciencia de los trabajadores,
llevando a que no hubiese disposición de establecer un enfrentamiento más
radical con la empresa y que impusiese el regreso inmediato de todos.”
“Sólo una huelga por tiempo indefinido podría
crear las condiciones para que lleguemos a este desembarco, lo que generaría,
también, condiciones para una presión más efectiva sobre el gobierno. Pero, no
había disposición de los trabajadores para tanto.”… “Los trabajadores
percibieron que fueron hasta el límite de sus fuerzas y el acuerdo tuvo la
aprobación de más del 95% de los asambleístas”.
Estas excusas son propias de quienes, desde el
primer momento se negaron a organizar una gran lucha política, organizando a
los trabajadores de GM para pelear a brazo partido contra los empresarios y sus
agentes gubernamentales. De esa manera esta gente terminó haciendo lo mismo que
la burocracia que dicen combatir, negociando lo posible:
“El acuerdo fue posible por las condiciones de
relaciones de fuerzas existentes. No es el acuerdo que queríamos hacer. La
extensión del lay off, por más dos meses, garantiza que no haya despidos ahora,
pero no impide que la ensambladora despida a estos compañeros dentro de 60 días
(con excepción de los accidentados y de los trabajadores que están cerca de ser
jubilados), pagando una multa de 3 salarios para cada uno…Fue a lo máximo que
conseguimos llegar…”
Esta nueva agachada del PSTu muestra el
desbarranque al que llegó este partido y la Lit/Ci, que lo conduce
internacionalmente. Para saber algo más sobre este tema, leer nuestra nota denunciado el acuerdo realizado en 2012.
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