viernes, 1 de febrero de 2013

Conflicto de GM en Brasil: Otra gran agachada del PSTu


Otra fenomenal agachada del PSTu
Juan Giglio

De acuerdo a las explicaciones brindadas por los dirigentes
del PSTu de Brasil -principal partido de la Liga Internacional de los Trabajadores- el mes de enero fue trascendental para la vida de los trabajadores de General Motors, quienes están encuadrados dentro del Sindicato Metalúrgico de Sao José dos Campos, conducido por esa organización desde hace varios años:

“El día 4 de agosto, del año pasado, GM anunció que cerrará el sector de MVA (Montaje de Vehículos Automotores), de Sao José dos Campos, y que despediría a 1.840 trabajadores. Un acuerdo, aprobado en agosto suspendió la medida hasta el día 26 de enero. Desde entonces, más de 300 trabajadores ya adhirieron al Programa de Despido Voluntario (PDV). Otros 779 están en lay-off (suspensión de contrato de trabajo).”

La dirección del Partido Socialista de los Trabajadores (Unificado) hace referencia al acuerdo que sus camaradas del sindicato habían firmado, prácticamente sin impulsar la lucha, el año pasado. Era más que obvio que el mismo envalentonaría a la empresa, tal como lo explican los propios directivos del gremio:

“Ya se realizaron diversas rondas de negociación, pero GM continúa con el propósito de despedir. La ensambladora llegó a presentar una propuesta, con 17 puntos, para la reducción de derechos, pero no dio ninguna garantía de mantenimiento de los empleos. Como forma de evitar los despidos, el sindicato propone que sea mantenida la producción del modelo Classic y que los carros que hoy son importados, pasen a ser producidos en Brasil… también, concuerda en discutir un nuevo acuerdo laboral, desde que haya garantía de empleos e inversiones…”

Finalmente, después de un día de paro -22 de enero- el sindicato firmó un nuevo convenio, que, según sus propios dichos “No es el acuerdo que queríamos hacer”. ¡Es lo menos que se puede decir, ya que se trata de una agachada tan escandalosa, que hasta los burócratas más vendidos les resultaría difícil defender!

Así lo explica Zé María, quien además de presidente nacional del PSTU fue candidato a la presidencia de la República de Brasil:

 “El pasado 26, finalmente, se cerró un capítulo más de la lucha contra la amenaza de despidos en masa de GM… extiende el lay-off (suspensión del contrato de trabajo, en que están 750 trabajadores) por más dos meses, con el pago íntegro de los salarios.”

“Al final de ese período, si la empresa despide a esos trabajadores, tendrá que pagar indemnización de 3 salarios, además de los derechos laborales. De estos 750 trabajadores, cerca de 150 están accidentados o están cerca de jubilarse, por eso regresarán, necesariamente a la fábrica, pues cuentan con estabilidad.”

Los dirigentes del PSTu aceptaron que la patronal despida a 750 trabajadores… Eso sí, le fijaron el requisito de pagarles ¡tres sueldos de multa! o en su defecto, que tengan la “opción” de retirarse voluntariamente a cambio de una suma equivalente a 5 sueldos. (Ver principales puntos de acuerdo).

La firma del convenio puso en evidencia que el plan de despidos nada tenía que ver con el supuesto intento de cerrar la fábrica, como denunciaban desde el PSTu, de manera de contentar a su base con lo pautado, que es lamentable.

Los despidos y el resto de los ataques de la empresa tuvieron que ver con otro objetivo, que en los hechos ya empezaron a alcanzar: imponer la flexilización laboral para aumentar la productividad, ubicando a la ensambladora brasilera a tono con la crisis capitalista, que exige la reducción de costos para mantener los niveles de ganancias, mediante la superexplotación de los trabajadores.   

Por esa razón el montaje del vehículo (Classic) se realizará con trabajadores que cobrarán menos que el resto de la planta y que además, podrán ser suspendidos en momentos de baja de la producción, obligados a hacer horas extras en épocas de mayor demanda y a cumplir jornadas de turno americano (6 x1).

“… la fábrica retoma la producción del modelo Classic, que había sido suspendida, y el funcionamiento del MVA hasta, por lo menos, diciembre del 2013. El acuerdo prevé, incluso, inversiones de US$ 252 millones, en la planta de Sao José hasta el 2017. En contrapartida, el acuerdo prevé, entre otras medidas, la extensión de la tabla salarial, que estaba vigente para el sector de manejo (apoyo), para algunos sectores de la producción (motores y transmisión).”

“Esta tabla tiene un piso menor que al pago de los que trabajan directamente en el montaje de vehículos y sólo podrá ser aplicada a los trabajadores que fueran contratados a partir de ahora. Serán establecidas formas de evitar que los antiguos trabajadores sean sustituidos por nuevos. También hay cambios en el control de la jornada de trabajo.”

“El acuerdo autoriza, en momentos de alza en la producción, a la empresa a convocar a los trabajadores para trabajar hasta dos horas más por día, mediante el pago de horas extras. En los momentos de baja producción, la empresa podrá dar descanso de, como máximo, un día por semana, para los empleados, totalizando un máximo de 12 días en el año. Estos descansos serán compensados posteriormente por los empleados.”

Una enorme capitulación a la empresa y al gobierno

A través de las notas que citamos -y de otras escritas en el periódico del PSTu y la página del sindicato- se puede entender cual fue la política que sostuvieron los dirigentes del PSTu para “defender” los puestos y las condiciones de trabajo.

Contrariamente a lo que haría un sindicato verdaderamente combativo, basaron su “plan de lucha” en reclamarle a Dilma para que interceda e “impida” los despidos… en vez de hablarle claro a los trabajadores, diciéndole que no habrá ningún triunfo sin enfrentar a la presidenta, que no es “neutral”, ya que actúa como empleada de GM y del resto de los monopolios.

Ni en Brasil, ni en la Argentina, ni en Colombia, ni en ninguna parte del mundo se han obtenido ni se obtendrán triunfos económicos sin pelear con dureza contra los agentes políticos de los imperialistas, encarnados en los presidentes y el conjunto de funcionarios de los estados patronales.

Los dirigentes del PSTu no tuvieron en cuenta este principio elemental, no ya de la política revolucionaria, sino del sindicalismo más o menos consecuente. Por eso, en vez de realizar una tremenda crítica al gobierno y a sus políticas de ajuste y flexibilización laboral, terminaron lamentando su falta de compromiso con la clase obrera:

“El gobierno federal se limitó a mediar en las negociaciones y se omitió ante la amenaza de despido en masa, incluso la ensambladora se ha beneficiado de la excepción del IPI. Incluso, una declaración contra los despidos, como Dilma hizo en el 2012, no ocurrió en esta ocasión.”

Desarmados política y metodológicamente, estos dirigentes fueron aún más allá: ¡Le echaron la culpa a los trabajadores y a su “conciencia atrasada”! Según ellos, este sería el motivo de la falta de “radicalización” de la lucha.

“El aislamiento impuesto a la lucha de los metalúrgicos de GM incidió en la propia conciencia de los trabajadores, llevando a que no hubiese disposición de establecer un enfrentamiento más radical con la empresa y que impusiese el regreso inmediato de todos.”

“Sólo una huelga por tiempo indefinido podría crear las condiciones para que lleguemos a este desembarco, lo que generaría, también, condiciones para una presión más efectiva sobre el gobierno. Pero, no había disposición de los trabajadores para tanto.”… “Los trabajadores percibieron que fueron hasta el límite de sus fuerzas y el acuerdo tuvo la aprobación de más del 95% de los asambleístas”.

Estas excusas son propias de quienes, desde el primer momento se negaron a organizar una gran lucha política, organizando a los trabajadores de GM para pelear a brazo partido contra los empresarios y sus agentes gubernamentales. De esa manera esta gente terminó haciendo lo mismo que la burocracia que dicen combatir, negociando lo posible:

“El acuerdo fue posible por las condiciones de relaciones de fuerzas existentes. No es el acuerdo que queríamos hacer. La extensión del lay off, por más dos meses, garantiza que no haya despidos ahora, pero no impide que la ensambladora despida a estos compañeros dentro de 60 días (con excepción de los accidentados y de los trabajadores que están cerca de ser jubilados), pagando una multa de 3 salarios para cada uno…Fue a lo máximo que conseguimos llegar…”

Esta nueva agachada del PSTu muestra el desbarranque al que llegó este partido y la Lit/Ci, que lo conduce internacionalmente. Para saber algo más sobre este tema, leer nuestra nota denunciado el acuerdo realizado en 2012


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