La mayoría de los trabajadores y el
pueblo de Venezuela está acongojada debido a la muerte de su presidente, a
quien consideran un héroe. Es que los sectores más pobres recibieron
-durante su gobierno- algunas concesiones económicas y sociales que maquillaron
el nivel de vida de millones, que continúan siendo tan pobres como antes de la “Revolución
Bolivariana”.
Somos profundamente humanistas, por eso
comprendemos y respetamos el sentimiento de las masas, pero también revolucionarios
socialistas, por lo tanto comprometidos con la verdad. En ese sentido les decimos a los
trabajadores y el pueblo venezolanos y latinoamericanos, que ¡Ni Chávez, ni sus
compañeros de ruta han sido, ni son verdaderos revolucionarios!
Construir el Socialismo significa
expropiar a la burguesía y repartir, -justa y equitativamente- la riqueza, mediante
el único gobierno capaz de lograrlo, el de los trabajadores… y el chavismo no
hizo eso, sino todo lo contrario.
Le dio una ínfima parte de la renta
nacional a los sectores más postergados, manteniendo, al mismo tiempo, la propiedad
privada de las grandes empresas, que siguen amasando fortunas a través del
saqueo de los recursos y la explotación obrera.
Chávez
se montó en el ascenso revolucionario iniciado en 1989 con el "Caracazo",
con el propósito de desarrollar un nacionalismo burgués -tardío y decadente-
que a diferencia de otros en el pasado (Nasser, Perón, Getulio Vargas, etc.) no
independizó al país del imperialismo, sino que profundizó su dependencia.
Por ejemplo, ninguna de las
políticas aplicadas por su gobierno condujeron a la sustitución de productos
importados, mediante un vigoroso proceso de industrialización. Tal es así que después
de 14 años de gobierno chavista, Venezuela importa más que antes.
Lo que sí hicieron, fue utilizar una
parte de las ganancias petroleras, que antes se llevaban los monopolios y algunos
miembros de la oligarquía nativa -escuálida- para contener la combatividad de
las masas, otorgándoles planes sociales y concesiones económicas.
Todo esto sucedió sin modificar en
nada las bases capitalistas, que durante años defendieron otros partidos,
tradicionales, como el Copei o la Acción Democrática. Desde entonces el gobierno “socialista”
aprovechó los constantes aumentos del precio del petróleo, para ganarse el
apoyo popular sin cuestionar el carácter semicolonial de Venezuela.
Los revolucionarios consecuentes lo
hemos dicho y lo seguimos repitiendo: ¡La lucha del chavismo contra el
imperialismo es una gran mentira… los yankys hace mucho que dejaron de combatirlo! Por esa razón ocupan lugares
preferenciales en el comercio con Venezuela, que exporta la mayor parte del
petróleo a los Estados Unidos, que lo refina en sus propias plantas.
Chávez le entregó la mayor parte de
la riquísima cuenca petrolera del Orinoco a varios de los más poderosos
monopolios imperialistas (Total, Chevron, Texaco, Petrochina, StatOil, Exxon,
Mobil, BP, etc.) asociándolos a la empresa estatal venezolana -PDVSA- mediante
“compañías mixtas”.
Estatización no es
sinónimo de socialismo
A estas empresas -que llegan a tener
hasta un 49 % del petróleo extraído- se les garantiza el acceso, sin
exploración mediante, a las mejores reservas de hidrocarburos, aumentando
significativamente sus activos y capital, como sucedió con Repsol, Total o
Chevron, o de manera indirecta, a través de filiales o socias como Petrobras,
Gazpron, China Petroleum o TNK.
Hugo Chávez impuso varias
nacionalizaciones en distintos sectores -incluido el petrolero- como el
eléctrico, el de la telefonía o el alimentario. Así, en febrero de 2007 el
Gobierno adquiría el control de la empresa eléctrica Seneca y se apoderaba del
82,14% de Electricidad de Caracas, firmas ambas de capital estadounidense.
En mayo de ese mismo año
nacionalizaba la
Compañía Anónima Nacional de Teléfonos de Venezuela, mientras
que en agosto adquiría la Cementera Francesa
Lafarge y la Suiza Holcim
y expropiaba la filial de la mexicana Cemex.
Estas estatizaciones –burguesas- no tuvieron
ningún carácter revolucionario, tal cual lo denunciamos en el año 2008, cuando
hacíamos referencia a la estatización de tres siderúrgicas del Grupo Techint,
las empresas Matesi, Tavsa y Comsigua.
En esa época alertábamos que las estatizaciones
no significaban “ningún paso al socialismo…” ya que no se habían realizado
“bajo control obrero, y porque además, se habían otorgado jugosas indemnizaciones
a sus dueños…”
Lo mismo pasó con SIDOR, donde el estado
venezolano “pagó la enorme suma de 1970 millones de dólares, además de hacerse
cargo de las deudas, incluida las laborales…tan buen negocio hizo su dueño -Rocca-
quien criticó en público, pero festejó en privado, ya que las acciones de
Tenaris subieron 3.8% en Nueva York…”
Lo mismo pasó con el banco
Santander, cuya patronal recibió 1050 millones de dólares por el Banco de
Venezuela, haciéndole un enorme favor, ya que esta transacción ocurrió en plena
bancarrota financiera internacional.
Estos ejemplos son demostraciones
concretas de que las “nacionalizaciones” no fueron más que fabulosos regalos
para las multinacionales, que recibieron en los últimos años más de 20.000
millones de dólares del “socialista” Chávez.
El gobierno “nacional
y popular” contra los trabajadores
Como parte de su proyecto “nacionalista”
Chávez avanzó con la puesta en pie de un proyecto antiobrero y totalitario, que
niega, entre otras cuestiones elementales, el derecho de negociación colectiva
y reprime violentamente las protestas obreras.
Los chavistas y sus fuerzas de choque
han atacado constantemente la independencia sindical; por ejemplo suspendiendo las
elecciones sindicales de la Federación de Trabajadores Petroleros, con el fin
de impedir el triunfo de la lista opositora encabezada por el dirigente
trotskista José Bodas.
Durante el gobierno de Chávez se
multiplicaron los asesinatos contra dirigentes sindicales y estudiantiles, como
Argenis Vásquez, del sindicato de trabajadores de Toyota, Pedro Suárez y Javier
Marcano del estado Anzoátegui o el dirigente estudiantil de Mérida, Yuban
Ortega.
Uno de los casos más renombrados
ocurrió en noviembre de 2008, cuando fueron asesinados por sicarios del estado
de Aragua, Richard Gallardo, Luís Hernández y Carlos Requena, dirigentes de la
central sindical independiente UNT. El último crimen fue el de Sabino Romero
Izarra, dirigente del movimiento indígena Yucpa.
A pesar de esto, importantes
sectores de izquierda argumentan que las nacionalizaciones de Chávez “son
progresivas” o “pasos hacia el socialismo” y que reprime solamente a la derecha.
Amparándose en sus contradicciones con
la derecha y el imperialismo se niegan a denunciar al chavismo como enemigo de
los trabajadores; privándose de proponer las propuestas obreras y socialistas
más genuinas y de agitar entre las masas la existencia de otro camino.
Negando la necesaria y justificada crítica
marxista, han dejado sin alternativa a ese gran activismo obrero y popular que
honestamente respalda al chavismo, encandilados por la enorme publicidad que
agiganta las pequeñas concesiones, pero oculta que las masas permanecen tan
pobres como antes.
Impresionados por el apoyo popular hacia
el gobierno bolivariano no han criticado abiertamente a Chávez en vida… tampoco
lo hacen ahora, luego de su fallecimiento.
Mientras la derecha reaccionaria despotrica
sobre el cadáver del ex presidente, la izquierda capituladora se ha sumado a
los llantos –cínicamente- creyendo que ese es el mejor camino para granjearse
la simpatía de la población que siente la pérdida su líder.
¿Unidad latinoamericana?
La colaboración del chavismo con los
yankys es tan significativa, que llegó a acordar el cierre de la frontera
colombiana, para estrangular el accionar de la guerrilla de las FARC.
Varios de sus combatientes fueron
entregados al gobierno colombiano de Santos por los “bolivarianos”, empalmando
con la operación a gran escala en la cual Correa desde Ecuador, garantizó la
liquidación de las fuerzas guerrilleras en su propia frontera.
El presidente colombiano, Santos,
reivindicó públicamente a su colega venezolano ya que "Gracias a su
dedicación y compromiso sin límites se ha logrado avanzar en un proceso sólido
de paz". –Infolatam/Efe, Bogotá, Bogotá, 5 de marzo de 2013-
¡Este agente declarado de los yankys
no tuvo empacho en reivindicar el papel reaccionario de Chávez, explicando como
lo ayudó a desmovilizar a las FARC a cambio de algunas promesas!
El chavismo es enemigo mortal de la
independencia política de los trabajadores, tanto en Venezuela como en el resto
del mundo; de allí su apoyo activo a dictaduras, como la de Kadafi en Libia, la
de Bashar Al Assad en Siria o la de Irán, con cuyo gobierno se asocia para
defender intereses petroleros en común.
Chávez y su gobierno sostuvieron y
sostienen a todos los gobiernos burgueses latinoamericanos, como el de Cristina
Fernández, Evo Morales, Correa, Dilma o Pepe Mujica.
Los bolivarianos utilizaron el
prestigio ganado durante estos últimos años de bonanza petrolera, para apoyar las
políticas anti obreras de los gobiernos capitalistas de la región y para profundizar
su propio plan de ajuste, como lo acaban de demostrar con la devaluación de más
del 40% de la moneda venezolana.
Esta medida impactará de lleno entre
los trabajadores, reduciéndoles significativamente su poder adquisitivo, que ya
viene en baja debido al impuesto inflacionario.
Por la independencia
política del movimiento obrero
Los socialistas luchamos por la
Revolución Socialista, tanto en Venezuela como en el resto del continente. Por
ello llamamos a enfrentar y derrotar las políticas de cada uno de los gobiernos
burgueses y las variantes patronales de oposición, como la que encarna
Capriles.
Peleamos por la independencia política
del movimiento obrero, que debe luchar para tomar las riendas del estado sin la
tutela de la burguesía, nacionalizando sin ningún tipo de indemnización a todos
los monopolios petroleros, mineros, fabriles y agropecuarios (extranjeros y
nativos), poniéndolos al servicio de las necesidades de las masas bajo control
de sus trabajadores.
Las únicas medidas progresivas y
pasos hacia el socialismo se llevarán adelante mediante un verdadero gobierno
de los trabajadores, asentado en sus organizaciones de clase, donde la
democracia no sea un festejo que se realiza de vez en cuando, sino el método con
el cual se construya la nueva sociedad.
Por lo tanto luchamos y convocamos a
todos los trabajadores y el pueblo venezolano y del resto de América Latina, a poner
en pie una dirección revolucionaria que no esté atada al carro de ningún sector
de la burguesía, como están hoy el chavismo y sus aliados continentales.
Ese Frente Único de Trabajadores en
Venezuela y su prolongación natural continental, bajo las consignas Obreras y
Socialistas es la verdadera salida para las masas explotadas de Venezuela y del
resto de América Latina.
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