martes, 12 de marzo de 2013

Chávez no era revolucionario ni socialista. Declaración del Comité de Coordinación por la Unidad de los Revolucionarios


La mayoría de los trabajadores y el pueblo de Venezuela está acongojada debido a la muerte de su presidente, a quien consideran un héroe. Es que los sectores más pobres recibieron -durante su gobierno- algunas concesiones económicas y sociales que maquillaron el nivel de vida de millones, que continúan siendo tan pobres como antes de la “Revolución Bolivariana”. 

Somos profundamente humanistas, por eso comprendemos y respetamos el sentimiento de las masas, pero también revolucionarios socialistas, por lo tanto comprometidos con la verdad. En ese sentido les decimos a los trabajadores y el pueblo venezolanos y latinoamericanos, que ¡Ni Chávez, ni sus compañeros de ruta han sido, ni son verdaderos revolucionarios!

Construir el Socialismo significa expropiar a la burguesía y repartir, -justa y equitativamente- la riqueza, mediante el único gobierno capaz de lograrlo, el de los trabajadores… y el chavismo no hizo eso, sino todo lo contrario.

Le dio una ínfima parte de la renta nacional a los sectores más postergados, manteniendo, al mismo tiempo, la propiedad privada de las grandes empresas, que siguen amasando fortunas a través del saqueo de los recursos y la explotación obrera.

            Chávez se montó en el ascenso revolucionario iniciado en 1989 con el "Caracazo", con el propósito de desarrollar un nacionalismo burgués -tardío y decadente- que a diferencia de otros en el pasado (Nasser, Perón, Getulio Vargas, etc.) no independizó al país del imperialismo, sino que profundizó su dependencia.

Por ejemplo, ninguna de las políticas aplicadas por su gobierno condujeron a la sustitución de productos importados, mediante un vigoroso proceso de industrialización. Tal es así que después de 14 años de gobierno chavista, Venezuela importa más que antes.

Lo que sí hicieron, fue utilizar una parte de las ganancias petroleras, que antes se llevaban los monopolios y algunos miembros de la oligarquía nativa -escuálida- para contener la combatividad de las masas, otorgándoles planes sociales y concesiones económicas.

Todo esto sucedió sin modificar en nada las bases capitalistas, que durante años defendieron otros partidos, tradicionales, como el Copei o la Acción Democrática. Desde entonces el gobierno “socialista” aprovechó los constantes aumentos del precio del petróleo, para ganarse el apoyo popular sin cuestionar el carácter semicolonial de Venezuela.

Los revolucionarios consecuentes lo hemos dicho y lo seguimos repitiendo: ¡La lucha del chavismo contra el imperialismo es una gran mentira… los yankys hace mucho que dejaron de combatirlo! Por esa razón ocupan lugares preferenciales en el comercio con Venezuela, que exporta la mayor parte del petróleo a los Estados Unidos, que lo refina en sus propias plantas.

Chávez le entregó la mayor parte de la riquísima cuenca petrolera del Orinoco a varios de los más poderosos monopolios imperialistas (Total, Chevron, Texaco, Petrochina, StatOil, Exxon, Mobil, BP, etc.) asociándolos a la empresa estatal venezolana -PDVSA- mediante “compañías mixtas”. 

 Estatización no es sinónimo de socialismo

A estas empresas -que llegan a tener hasta un 49 % del petróleo extraído- se les garantiza el acceso, sin exploración mediante, a las mejores reservas de hidrocarburos, aumentando significativamente sus activos y capital, como sucedió con Repsol, Total o Chevron, o de manera indirecta, a través de filiales o socias como Petrobras, Gazpron, China Petroleum o TNK.

Hugo Chávez impuso varias nacionalizaciones en distintos sectores -incluido el petrolero- como el eléctrico, el de la telefonía o el alimentario. Así, en febrero de 2007 el Gobierno adquiría el control de la empresa eléctrica Seneca y se apoderaba del 82,14% de Electricidad de Caracas, firmas ambas de capital estadounidense.

En mayo de ese mismo año nacionalizaba la Compañía Anónima Nacional de Teléfonos de Venezuela, mientras que en agosto adquiría la Cementera Francesa Lafarge y la Suiza Holcim y expropiaba la filial de la mexicana Cemex.

Estas estatizaciones –burguesas- no tuvieron ningún carácter revolucionario, tal cual lo denunciamos en el año 2008, cuando hacíamos referencia a la estatización de tres siderúrgicas del Grupo Techint, las empresas Matesi, Tavsa y Comsigua.

En esa época alertábamos que las estatizaciones no significaban “ningún paso al socialismo…” ya que no se habían realizado “bajo control obrero, y porque además, se habían otorgado jugosas indemnizaciones a sus dueños…”

Lo mismo pasó con SIDOR, donde el estado venezolano “pagó la enorme suma de 1970 millones de dólares, además de hacerse cargo de las deudas, incluida las laborales…tan buen negocio hizo su dueño -Rocca- quien criticó en público, pero festejó en privado, ya que las acciones de Tenaris subieron 3.8% en Nueva York…”

Lo mismo pasó con el banco Santander, cuya patronal recibió 1050 millones de dólares por el Banco de Venezuela, haciéndole un enorme favor, ya que esta transacción ocurrió en plena bancarrota financiera internacional.

Estos ejemplos son demostraciones concretas de que las “nacionalizaciones” no fueron más que fabulosos regalos para las multinacionales, que recibieron en los últimos años más de 20.000 millones de dólares del “socialista” Chávez.

El gobierno “nacional y popular” contra los trabajadores

Como parte de su proyecto “nacionalista” Chávez avanzó con la puesta en pie de un proyecto antiobrero y totalitario, que niega, entre otras cuestiones elementales, el derecho de negociación colectiva y reprime violentamente las protestas obreras.

Los chavistas y sus fuerzas de choque han atacado constantemente la independencia sindical; por ejemplo suspendiendo las elecciones sindicales de la Federación de Trabajadores Petroleros, con el fin de impedir el triunfo de la lista opositora encabezada por el dirigente trotskista José Bodas.

Durante el gobierno de Chávez se multiplicaron los asesinatos contra dirigentes sindicales y estudiantiles, como Argenis Vásquez, del sindicato de trabajadores de Toyota, Pedro Suárez y Javier Marcano del estado Anzoátegui o el dirigente estudiantil de Mérida, Yuban Ortega.

Uno de los casos más renombrados ocurrió en noviembre de 2008, cuando fueron asesinados por sicarios del estado de Aragua, Richard Gallardo, Luís Hernández y Carlos Requena, dirigentes de la central sindical independiente UNT. El último crimen fue el de Sabino Romero Izarra, dirigente del movimiento indígena Yucpa.

A pesar de esto, importantes sectores de izquierda argumentan que las nacionalizaciones de Chávez “son progresivas” o “pasos hacia el socialismo” y que reprime solamente a la derecha.

Amparándose en sus contradicciones con la derecha y el imperialismo se niegan a denunciar al chavismo como enemigo de los trabajadores; privándose de proponer las propuestas obreras y socialistas más genuinas y de agitar entre las masas la existencia de otro camino.

Negando la necesaria y justificada crítica marxista, han dejado sin alternativa a ese gran activismo obrero y popular que honestamente respalda al chavismo, encandilados por la enorme publicidad que agiganta las pequeñas concesiones, pero oculta que las masas permanecen tan pobres como antes.

Impresionados por el apoyo popular hacia el gobierno bolivariano no han criticado abiertamente a Chávez en vida… tampoco lo hacen ahora, luego de su fallecimiento.

Mientras la derecha reaccionaria despotrica sobre el cadáver del ex presidente, la izquierda capituladora se ha sumado a los llantos –cínicamente- creyendo que ese es el mejor camino para granjearse la simpatía de la población que siente la pérdida su líder.

¿Unidad latinoamericana?

La colaboración del chavismo con los yankys es tan significativa, que llegó a acordar el cierre de la frontera colombiana, para estrangular el accionar de la guerrilla de las FARC.

Varios de sus combatientes fueron entregados al gobierno colombiano de Santos por los “bolivarianos”, empalmando con la operación a gran escala en la cual Correa desde Ecuador, garantizó la liquidación de las fuerzas guerrilleras en su propia frontera.

El presidente colombiano, Santos, reivindicó públicamente a su colega venezolano ya que "Gracias a su dedicación y compromiso sin límites se ha logrado avanzar en un proceso sólido de paz". –Infolatam/Efe, Bogotá, Bogotá, 5 de marzo de 2013-

¡Este agente declarado de los yankys no tuvo empacho en reivindicar el papel reaccionario de Chávez, explicando como lo ayudó a desmovilizar a las FARC a cambio de algunas promesas!

El chavismo es enemigo mortal de la independencia política de los trabajadores, tanto en Venezuela como en el resto del mundo; de allí su apoyo activo a dictaduras, como la de Kadafi en Libia, la de Bashar Al Assad en Siria o la de Irán, con cuyo gobierno se asocia para defender intereses petroleros en común.

Chávez y su gobierno sostuvieron y sostienen a todos los gobiernos burgueses latinoamericanos, como el de Cristina Fernández, Evo Morales, Correa, Dilma o Pepe Mujica.

Los bolivarianos utilizaron el prestigio ganado durante estos últimos años de bonanza petrolera, para apoyar las políticas anti obreras de los gobiernos capitalistas de la región y para profundizar su propio plan de ajuste, como lo acaban de demostrar con la devaluación de más del 40% de la moneda venezolana.

Esta medida impactará de lleno entre los trabajadores, reduciéndoles significativamente su poder adquisitivo, que ya viene en baja debido al impuesto inflacionario.

Por la independencia política del movimiento obrero

Los socialistas luchamos por la Revolución Socialista, tanto en Venezuela como en el resto del continente. Por ello llamamos a enfrentar y derrotar las políticas de cada uno de los gobiernos burgueses y las variantes patronales de oposición, como la que encarna Capriles. 

Peleamos por la independencia política del movimiento obrero, que debe luchar para tomar las riendas del estado sin la tutela de la burguesía, nacionalizando sin ningún tipo de indemnización a todos los monopolios petroleros, mineros, fabriles y agropecuarios (extranjeros y nativos), poniéndolos al servicio de las necesidades de las masas bajo control de sus trabajadores.  

Las únicas medidas progresivas y pasos hacia el socialismo se llevarán adelante mediante un verdadero gobierno de los trabajadores, asentado en sus organizaciones de clase, donde la democracia no sea un festejo que se realiza de vez en cuando, sino el método con el cual se construya la nueva sociedad.

Por lo tanto luchamos y convocamos a todos los trabajadores y el pueblo venezolano y del resto de América Latina, a poner en pie una dirección revolucionaria que no esté atada al carro de ningún sector de la burguesía, como están hoy el chavismo y sus aliados continentales.

Ese Frente Único de Trabajadores en Venezuela y su prolongación natural continental, bajo las consignas Obreras y Socialistas es la verdadera salida para las masas explotadas de Venezuela y del resto de América Latina.

CCUR / Comité de Coordinación por la Unidad de los Revolucionarios (Convergencia Socialista e Interdistrital por un Partido de Trabajadores)

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