jueves, 11 de julio de 2013

Viva la huelga general brasilera... ¡Abajo el plan de ajuste de Dilma y los monopolios!

Brasil está paralizado. Todas las centrales sindicales, incluso las oficialistas, están garantizando la Huelga General que se vieron obligadas a decretar para el día de hoy. Millones de obreros no fueron a trabajar y decenas de miles están participando en piquetes, cortando avenidas y bloqueando las salidas de las principales empresas públicas y privadas.  

Este es un salto de calidad en la lucha de clases de nuestro vecino país. La clase obrera más poderosa del continente se puso en el centro del escenario político, utilizando por primera vez en su historia el método de la Huelga General, provocando señales de alarma en el gobierno, los empresarios y la burocracia sindical. 

En ese sentido, el diario burgués O Estado de Sao Paulo, dijo que los líderes de la CUT estaban muy preocupados, tratando de evitar que las movilizaciones y los piquetes se transformen en actos políticos contrarios al gobierno. Por eso convocaron a las otras centrales a una reunión de emergencia, donde resolvieron impedir la presencia de banderas con la consigna “Fora Dilma”. 

Los burócratas oficialistas, que tuvieron que convocar la Huelga presionados por el movimiento de masas que ocupó las calles de Brasil durante días reclamando contra el aumento de las tarifas en el transporte, se pusieron al frente de la protesta para tratar de desviar el carácter antigubernamental del paro, exigiendo un “plebiscito para resolver algunas reformas constitucionales”. 

Consecuentemente con sus intenciones, la CUT ha puesto el centro de sus críticas en el Congreso. Un alto dirigente de la CUT, Arthur Henrique puso en claro esta política, diciendo que “No hay manifestaciones contra el gobierno… y que ella está a favor de los trabajadores”. 

Sin embargo, a pesar del acuerdo inter burocrático, el presidente de la central Força Sindical, Paulo Pereira da Silva, admitió que los militantes de su entidad levantarán consignas “duras contra el gobierno de Dilma, debido a la falta de atención a los reclamos obreros” denunciando el problema de la inflación y la política económica del oficialismo.   

Paulo Pereira tuvo que ubicarse a la “izquierda” de la CUT no por vocación, sino tratando de evitar que las bases, en franco proceso de radicalización, lo terminen pasando por encima. El presidente de la União Geral dos Trabalhadores (UGT), Ricardo Patah, afirmó que si bien no van a levantar la bandera de "Fora, Dilma", la central que comanda llevará banderas exigiéndole a la presidenta “escuche los reclamos obreros”.   

El debate entre las distintas alas de la burocracia pone en evidencia un hecho trascendental: la clase obrera brasilera comenzó a sintonizar la frecuencia del resto del mundo -Turquía, Egipto, Grecia, Argentina, Bolivia, etc.- donde al calor de la crisis capitalista, continúan estallando grandes movilizaciones y huelgas generales que cuestionan a los gobiernos y sus planes económicos. 

Obligados por las circunstancias, estos dirigentes traidores han tenido que llamar al Paro Nacional, para frenar preventivamente a los destacamentos obreros más importantes de América del Sur. Las discusiones entre ellos pasan por encontrar las mejores consignas para desviar la lucha hacia la vía muerta de las negociaciones con el gobierno o las reformas políticas cosméticas. 

Los luchadores brasileños tienen que aprovechar estas circunstancias para impulsar y exigir la continuidad de la Huelga con acciones obreras y populares que vayan claramente en contra de los responsables políticos de la crisis capitalista que afecta a millones: el gobierno de Dilma y su Plan de Ajuste, Saqueo y Explotación, similar al que aplican los demás gobiernos “progresistas” latinoamericanos.  

La izquierda brasilera frente a la huelga general 

En situaciones como esta, los socialistas revolucionarios debemos poner el centro de nuestros planteos en la necesidad de derrotar al gobierno capitalista, única manera de imponer el programa socialista, que es el único que puede dar respuesta a la crisis capitalista sin salida que vive Brasil y toda la humanidad. Esto debe ser planteado como propaganda general y, en la medida en que la crisis se vaya agudizando, mediante consignas más explícitas. 

Todo lo contrario están haciendo los dos partidos más grandes de la izquierda brasilera, el PSol -Partido del Socialismo y la Libertad- y el PSTu -Partido Socialista de los Trabajadores Unificado- que es la sección más grande de la Liga Internacional de los Trabajadores, Lit/CI. Ambos partidos tienen influencia en sindicatos y distintos sectores de la vanguardia obrera y estudiantil.  

El PSol, a través de uno de sus voceros en la “Intersindical”, dice que "El día 11 de julio debe ser  un momento en el cual hay que ubicar como centro del debate las banderas que expresas las necesidades reales de la juventud y la clase obrera. La lucha por el presupuesto en la salud, la educación y el transporte público, repudiando la precarización y la tercerización… por la reducción de la jornada laboral, la reforma agraria…” 

Ni en esta declaración ni en ninguno de los materiales del PSol aparece la convocatoria a pelear contra Dilma y su plan de gobierno, mucho menos la necesidad de derrotarla. Algo parecido a lo que dice el PSTu, que a través de su vocero, José María de Almeida, acaba de declarar al diario O Estado de Sao Paulo, que “no está defendiendo el Fora Dilma” ni siquiera la “caída de algún ministro… tan solo estamos proponiendo el cambio del modelo económico…”

Tanto el PSol como el PSTu declaman consignas generales, correctas, como el tema de la reforma agraria o la reducción de la jornada laboral, pero sin ligarlas a la cuestión central: ¡Para imponer esas medidas hoy, más que nunca hay que acabar con el Plan Económico del gobierno y con quienes lo aplican!  

De esta manera, estas dos organizaciones terminan ubicándose a la derecha de los burócratas de Forza Sindical y de los millones de jóvenes -que durante las manifestaciones contra el aumento en las tarifas- salieron a pelear clara y contundentemente contra el Plan de Ajuste del Gobierno de Dilma.

Contrariamente a la orientación de estos partidos, nuestros camaradas del Movimiento Revolucionario Socialista (en la foto ocupando palacio municipal de Porto Alegre) con los cuales desde CS constituimos la Corriente Revolucionaria Internacional -CRI- han ordenado su programa para la actual situación de la lucha de clases brasilera en función de política de la Huelga General y la necesidad de Derrotar a Dilma y su Plan.
 

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