martes, 9 de julio de 2013

Brasil: Crisis capitalista y debacle de un gigante con pies de barro

Hasta no hace mucho tiempo Brasil -con un  PBI superior a los 2.400 billones de dólares- parecía alinearse con el resto de los países emergentes, los cuales, según la mayoría de los analistas burgueses, estaban destinados a motorizar un nuevo ciclo de crecimiento de la economía mundial.  

Sin embargo el agravamiento de la crisis internacional hizo saltar por los aires el “modelo brasilero”, basado en la primarización de la economía, la desnacionalización de la industria y el saqueo de los recursos naturales.  

Durante los 10 años del gobierno del PT, este enorme país continente “creció” como Argentina y el resto de sus vecinos, debido al aumento de la producción y exportación de materias primas sin ningún tipo de valor agregado.   

La agroindustria -sostenida por el monocultivo- la explotación del petróleo y los yacimientos minerales a cielo abierto, constituyeron un descomunal saqueo que provocó gravísimos problemas sociales y ambientales.  

Con el 80% de su población amontonada en grandes ciudades, Brasil es el mayor consumidor de agrotóxicos del mundo, ya que usa el 20% del total de los pesticidas del planeta. Cada año se diagnostican 400.000 nuevos casos de cáncer por exposición e ingesta de alimentos contaminados.  

De la mano de Lula y Dilma la mayor parte de las inversiones imperialistas que ingresaron al país, se destinaron a la compra de compañías de capitales nacionales, aumentando la dependencia y un salto en el proceso de desnacionalización y des-industrialización de la economía.  

La cantidad de empresas transnacionalizadas pasó de 69 vendidas durante 2004 a 1296 en 2013 y el envío de divisas a las casas centrales, de 25.198 billones de dólares en 2004 a 85.271 en 2011. En el mismo período y por este concepto del país salieron 404.878 billones de dólares e ingresaron 264.911, aumentando la importación de productos en un 260 por ciento.   

Un país súper endeudado  

La política del gobierno de enfrentar la crisis fomentando el mercado interno mediante el consumo financiado, creó una burbuja de crédito impagable. Mientras tanto la caída de las exportaciones, el aumento del déficit comercial, la inflación creciente, sumado al peso del endeudamiento externo, presagia un futuro de mayores ajustes.      

En este contexto la balanza comercial acumuló -durante los cinco primeros meses del año- un déficit de 5.400 millones de dólares, frente a un superávit de 6.261 obtenido en igual período del año pasado. ¡El peor resultado de los primeros cinco meses del año de la serie histórica iniciada en 1993!  

Por todo esto, la mitad del Presupuesto Federal programado para 2013 (42%) estará destinado al pago de intereses y amortizaciones de la deuda externa e interna. De los 2,4 billones de reales pautados, 900 mil millones -450 mil millones de dólares- se gastarán en dichos desembolsos.   

Los gastos previstos para resolver cuestiones elementales de la población más pobre serán mínimos. Por ejemplo el monto de dinero destinado a la educación y la salud será apenas de 150 mil millones de reales, mientras que el gasto para la -“Bolsa Familia”- que atiende cerca de 13,5 millones de hogares pobres, significará lo mismo que nueve días de pago de la deuda pública.  

Se profundiza el saqueo de los recursos  

La producción agrícola intensiva y la explotación de petróleo y minerales, junto a las obras hidroeléctricas y los diques que retienen agua para el agro o la minería, vienen desatando enfrentamientos con pueblos indígenas, pobladores costeros, pescadores, pequeños productores y organizaciones sociales que luchan por la tierra.  

Uno de los más cruentos terminó con una terrible masacre de indígenas en Mato Grosso do Sul, ordenada por gobierno de Dilma para “recuperar tierras” de los latifundistas. El congelamiento de la “reforma agraria” promulgada por Lula, suspendiendo la demarcación de territorios indígenas, exacerbó la resistencia.

Los anuncios de nuevas licitaciones de carreteras, aeropuertos, ferrovías, gas en tierra (fracking), líneas de transmisión y generación eléctrica y el Tren de Alta Velocidad, anuncian nuevas batallas de esta guerra por la tierra, que solamente en la zona del Amazonia registró 1300 conflictos durante 2011. Allí fueron asesinados 29 activistas, mientras que 49 murieron a consecuencia de las heridas sufridas en los enfrentamientos. 
 

Crece el monocultivo   

La cosecha actual superará la anterior aumentando en un 35% el área de siembra que está en manos de los latifundistas, ya que el 1% de estos oligarcas tienen la propiedad del 50% de la superficie cultivable, que mayoritariamente se utiliza para cosechar soja, maíz, pastos y caña de azúcar.
 
De este modo Cargill, que es una de las 30 multinacionales que controla la exportación del mercado agrícola, vendió 2 millones de toneladas de maíz de Brasil a los Estados Unidos, provocando la escasez de granos para la producción de aves de corral.  

En tanto el gobierno se vio obligado a importar porotos negros de China para mantener uno de los hábitos alimenticios más populares (la feijoada), algo parecido a lo que sucede con el trigo en Argentina.   

Empobrecimiento creciente  

En la sexta economía del mundo el pan cotidiano en las favelas y barrios populares tiene el sabor de la miseria, porque Brasil es uno de los países con peor distribución de la riqueza, ubicada por detrás de Guatemala y Honduras, con un  ingreso de los más ricos 50 veces superior al de los más pobres.  

En diciembre de 2012, el Instituto Brasileiro de Geografia e Estatística informó que entre los 84 millones de brasileños con algún ingreso, los 8,4 millones de trabajadores (10%) que recibieron un ingreso mensual de 134 reales (U$S 67) en el año 2000, pasaron a 101 (U$S 50) en 2010.   

El deterioro general debido al aumento de la inflación explica la reacción popular multitudinaria contra el aumento de 0,20 reales en el boleto. ¡Aunque este incremento parezca insignificante no lo es para quienes reciben un salario mínimo, ya que implica más del 26% del total de su ingreso!  .

Las Mega Obras y el Mundial  

Durante los dos gobiernos de Lula se lanzaron los Programas de Aceleración del Crecimiento -PAC I y II- de obras de infraestructura, las cuales, según sus mentores, transformarían a Brasil en la “China latinoamericana”.  

El PAC I contó con 370.000 millones de dólares para 2471 proyectos, mientras que el PAC II destinó 878.000 millones. Esta enorme inyección de capital favoreció inicialmente a las constructoras transnacionales.

Con el mismo objetivo Dilma lanzó el Plan Nacional de Logística (PNL) dirigido a la construcción de autopistas, ferrovías, puertos, aeropuertos y obras “necesarias” para la Copa de las Confederaciones, el Mundial de Fútbol 2014 y la Olimpíadas 2016. El gobierno emprendió reformas urbanas con miles de desalojos, que fueron garantizados con la fuerza militar. 
 

En ese sentido las manifestaciones multitudinarias condenaron estos planes y al mismísimo mundial del 2014, denunciando que esta política “de pan y circo”  sólo beneficia a los funcionarios corruptos.  

Crisis económica y ascenso obrero y popular

La rebelión popular acicateada por las insoportables condiciones de vida y de trabajo que sufren las masas, ha puesto de pie al gigante de América Latina. La poderosa irrupción de los sectores obreros y populares provocó la primer movilización triunfante desde la caída de Collor De Melo en los 90. 
 

El desencanto con el gobierno del PT y el repudió a la “clase política corrupta” había tenido una expresión en el resultado de las últimas elecciones del 2012, en las que más de 35 millones se abstuvieron, votaron en blanco o anularon su voto. ¡Esto es más que la suma de los votos de los dos grandes partidos, el PT y PSDB!  

Este resultado electoral se dio en el marco de una serie de luchas obreras y populares, como la gran huelga de los empleados públicos a nivel nacional, de los bancarios y trabajadores del correo, la durísima pelea de los obreros de la construcción y hasta huelgas de bomberos y policías en vísperas del carnaval.

Los trabajadores y estudiantes de la mayoría de las grandes ciudades están reaccionando contra los efectos de este plan de Ajuste, Saqueo y Explotación, organizando marchas y piquetes que ya han logrado un triunfo, haciendo retroceder el aumento del transporte.  

Este éxito de la lucha está empujando a la clase obrera más concentrada y masiva del continente a dar un nuevo salto y a ocupar el centro del escenario político. Por eso, las centrales obreras brasileras -presionadas por el ascenso y la crisis- tuvieron que decretar un día de paralizaciones y movilizaciones para el 11 de julio próximo.  

Los luchadores y la izquierda revolucionaria deben aprovechar esta fecha para transformarla en una verdadera Huelga General que sirva para avanzar hacia la derrota del Plan de Dilma y el imperialismo, en la perspectiva de imponer un gobierno de los trabajadores y el pueblo que comience a construir el verdadero socialismo.   

Los compañeros del Movimiento Revolucionario Socialista -integrante junto a CS de la Corriente Revolucionaria Internacional- están impulsando con todo la Huelga General en las ciudades más importantes del país.

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