Los pueblos de Túnez, Egipto y Libia vienen
de protagonizar heroicos combates, derrotando dictaduras sangrientas.
Sin
embargo todavía no han podido resolver sus penurias más importantes, ya que los
nuevos gobiernos continúan con los mismos planes que los anteriores, ordenados
por el imperialismo europeo y estadounidense. Por esa razón, las masas no
detuvieron sus luchas.
Fue así, que protagonizando las
movilizaciones más grandes de la historia de la humanidad, acabaron con el
gobierno de la Hermandad Musulmana. El
que lo sucedió, dirigido por el comandante del Ejército, no tiene nada de
progresista, pero -a pesar de la represión sangrienta que está llevando a cabo contra los partidarios del ex
presidente- es débil; por lo tanto incapaz de acabar con el ascenso
revolucionario en curso.
¡Llamamos a los trabajadores y al pueblo
egipcio a enfrentar la represión y a seguir combatiendo contra el nuevo
gobierno, de manera de imponer una Asamblea Constituyente, libre y soberana o
algún mecanismo democrático en el cual las mayorías discutan y voten, no solo
quien debe gobernarlas, sino también qué tipo de país es necesario construir.
En una instancia de esas características
los socialistas revolucionarios propondremos la única salida capaz de acabar
con la miseria capitalista: un gobierno obrero y popular, que apoyándose en los
organismos democráticos y de lucha de las masas, inicie el camino hacia el
Socialismo, poniendo las riquezas en manos y bajo el control del pueblo
trabajador.
Un
proceso revolucionario único
Luego del asesinato del líder de la
oposición Mohamed Brahmi, las movilizaciones contra el gobierno tunecino de Moncef
Marzouki pegaron un salto provocando una Huelga General.
Algo parecido sucedió en Egipto, donde los trabajadores
y el pueblo -en poco tiempo- sacaron la conclusión de que su voto no había
cambiado nada, ya que el presidente musulmán Morsi siguió las políticas de
Mubarak, pretendiendo imponer medidas de carácter fundamentalista.
En la misma sintonía las masas libias, gran
parte de las cuales se mantienen armadas, están enfrentando al gobierno
proimperialista del CNT, que intenta, infructuosamente, desarmar a las milicias
y reemplazarlas por un ejército leal a los planes de los grandes monopolios
imperialistas.
Esta situación revolucionaria, que replica
la que sucede en varios países europeos, acaba de dar un paso hacia magnífico,
ingresando a uno de las regiones estratégicas del Medio Oriente -Turquía- donde
cientos de miles de jóvenes salieron a las calles a pelear contra el gobierno
de Erdogan.
Este país, que desde tiempos inmemoriales es
el “puente” entre Europa y Asia, recibió el golpe directo de la lucha de sus
vecinos sirios, que arma en mano, combaten contra el genocida Al Assad,
protegido por los gobiernos de Rusia, China, Venezuela, Cuba y Argentina, pero
también por Obama y el imperialismo Europeo, que aunque lo rechazan
formalmente, le dejan hacer “el trabajo sucio”, asesinando a miles de
luchadores.
Detener
el genocidio del carnicero Al Assad
El ejército de Al Assad sostiene una
carnicería solo comparable con las perpetradas por los dictadores más
sanguinarios del África o las tropas de Milosevic en los Balcanes. ¡Un verdadero
holocausto que la mayoría de la izquierda, subordinada a la política del
castro/chavismo, se niega a denunciar!
Esta posición, que incluye a varias
organizaciones trotskistas, le ha dejado las puertas abiertas a los
contrarrevolucionarios, que desde el imperialismo hasta las sectas más
retrógradas del Islam, organizan sus propias milicias con el propósito de
desviar el ascenso revolucionario e imponer, apenas caiga Al Assad, otro
gobierno capitalista.
La izquierda consecuente debe apoyar la lucha
de los pueblos del Norte del África, Turquía y Siria, organizando actos
solidarios e incluso el apoyo efectivo, mediante el envío de medicamentos,
alimentos, armas y milicias de izquierda. Esta será la mejor manera de
disputarle la dirección de las masas a las organizaciones y personalidades que
trabajan para derrotar el proceso
revolucionario abierto cuando explotó la denominada “Primavera Árabe”.
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