Milicianos kurdos marchando por una calle de Rojava |
La derrota del ejército sionista en la Franja de Gaza,
producida por un pueblo que luchó con una inferioridad militar y tecnológica notoria,
envalentonó a los trabajadores y los pueblos del mundo, que salieron a pelear
con fiereza por sus reivindicaciones más sentidas y contra sus respectivos
gobiernos:
Los catalanes y escoceses que votaron por la
autodeterminación, los chinos de Hong Kong que enfrentan a la policía, los negros
de EE.UU. que ganaron las calles nuevamente, los campesinos de México que
organizan las autodefensas o los milicianos de Lugansk y Donest que combaten a los
fascistas ucranianos, son algunos ejemplos de esta tendencia.
En ese sentido, el hecho más significativo lo constituye la
victoria kurda en Kobane. ¡Los/as guerrilleros/as de YPG e YPJ, que como los
palestinos contaban con un armamento muy inferior al de sus rivales, ganaron
una batalla que puede cambiar el destino de Medio Oriente, ya que fortalece la
Revolución que están llevando adelante!
Los/as kurdos/as están protagonizando una Revolución de
carácter Antiimperialista en cuatro países diferentes -Irak, Turquía, Siria e
Irán- porque tienen como principal enemigo a uno de los aliados estratégicos de
los yankys dentro de la OTAN: el gobierno turco.
El presidente de ese país, Erdogan, lo tiene claro: por eso declaró
que “impedirá la autonomía” de Rojava y cualquier posibilidad de que ese tipo
de experiencias se extienda dentro de Turquía, como está sucediendo en localidades
como Cizre, donde miles de jóvenes kurdos se enfrentan cotidianamente con la
policía del régimen.
La Revolución de Rojava tiene un contenido socialista, porque
el pueblo gobierna a través de comunas o asambleas populares donde elije y
revoca a sus funcionarios, que deben dar cuenta de sus actos regularmente. Para
los marxistas estos organismos son similares a soviets de obreros y campesinos que
tomaron el poder la Rusia bolchevique de 1917.
Pero además, dentro de Rojava se está produciendo otro tipo
de Revolución, la de sus mujeres, que combaten al sistema capitalista que las
explota y al machismo patriarcal que las oprime. ¡Tal es así que ellas no solo
dirigen sus milicias de autodefensa, sino que hasta tienen sus propias policías
y tribunales de justicia!
Las mujeres forman parte -de manera equitativa con los
hombres- de todas las organizaciones del autogobierno y son vanguardia a la
hora de defender los postulados de la “Carta Orgánica” o Constitución de Rojava,
que no por casualidad tiene una gran cantidad de artículos que condenan la
violencia de género.
Los edificios, los grandes medios de producción y las
tierras son considerados de “bien público” por la Constitución, que garantiza
la separación de las religiones del Estado, el respeto entre todas las etnias, la
elección democrática de los/as comandantes y el aprendizaje de la lengua kurdi,
prohibida y perseguida por el régimen durante años.
Los revolucionarios podemos criticar las políticas de los
conductores de este proceso o dudar acerca de sus intenciones. Lo que no
podemos dejar de hacer es apoyarlo decididamente -impulsando comisiones de
solidaridad, brigadas internacionalistas, etc.- porque si triunfa se
constituirá en un modelo que se extenderá a lo largo y a lo ancho del planeta.
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