Luego de perder Tal Abyad, a ISIS solo le queda un camino hacia Turquía, el paso de Jarabulus, que está entre los cantones de Afrin y los que se acaban de unificar: Kobane y Cizire (Yazira) |
Los kurdos sirios asestaron la mayor derrota a ISIS
Por MANUEL MARTORELL | Publicado: 16/6/2015 para www.cuartopoder.es
Las Unidades de Defensa Popular kurdas, más conocidas por
las siglas YPG, han asestado el mayor golpe que haya sufrido el Estado Islámico
durante toda la guerra al arrebatarles el corredor fronterizo de Tal
Abyad, su principal conexión con Turquía y por donde no solamente recibía
suministros, armas y voluntarios, sino que también le servía para sacar
sustanciosos beneficios con el contrabando de petróleo.
Este hecho pone igualmente en cuestión la imagen de un
Estado Islámico invencible que, tras la toma de Palmyra, se había hecho con el
control de “la mitad del país”, como se ha difundido en toda la prensa
internacional. La realidad, sin embargo, es que, desde el mes de febrero, los
yihadistas no han cesado de sufrir derrota tras derrota en esta estratégica
franja fronteriza, mostrándose incapaz de detener el avance de las YPG y sus
aliados árabes y cristianos.
Tras la derrota de Kobani, los yihadistas han tenido que
abandonar sucesivamente la zona de Tel Hamis, en el extremo noreste del país,
después la cuenca del río Khabur, donde a comienzos de año habían ocupado
decenas de aldeas cristianas; a continuación, los montes Abdulaziz y la
semana pasada el nudo de carreteras de Suluk, con lo que perdía otros dos
puntos de gran valor estratégico.
Por otro lado, tampoco han conseguido entrar en las ciudades
de Azaz, puesto fronterizo en la región de Alepo, y Hasaka, capital de la
Yazira, pese a las violentas ofensivas desencadenadas últimamente contra estas
dos localidades.
Al perder Tal Abyad, la “capital” del Estado Islámico
en Siria -Raqa- no solo se queda sin su principal conexión con el exterior,
sino que ve cómo sus enemigos kurdos logran unir los cantones de Yazira y
Kobani, creando así una poderosa plataforma de acción que amenaza ya el
epicentro del movimiento yihadista.
Tal escenario ha provocado de nuevo gran consternación en el
Gobierno turco y Tayip Erdogán ha vuelto a acusar a la coalición
internacional de estar apoyando y fortaleciendo con sus bombardeos a “grupos
terroristas”, en clara referencia a las YPG, que no niegan sus estrechos
vínculos con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), principal
problema político en Turquía desde hace tres décadas.
Erdogán, que ha permanecido prácticamente en silencio desde
su derrota
electoral el 7 de junio, considera, además, que la caída de Tal
Abyad supone una seria amenaza contra la seguridad nacional de Turquía. No le
falta razón porque los acontecimientos políticos y militares que están
ocurriendo a ambos lados de la frontera están estrechamente vinculados y
suponen, en definitiva, un fortalecimiento sin precedentes de la guerrilla
kurda.
En esas elecciones Erdogán vio bloqueado su proyecto de
convertir a Turquía en un sistema presidencialista precisamente debido a la
entrada del Partido Democrático de los Pueblos (HDP) en la Asamblea Nacional
con un total de 80 parlamentarios, quitándole así la posibilidad de contar
con la mayoría suficiente para reformar la Constitución y dirigir a Turquía
hacia un sistema presidencialista.
Concretamente, en esos comicios, el HDP, que Erdogán
considera brazo político del PKK, se hizo con el control de la mayor parte de
las provincias del sureste, con porcentajes que llegan en muchos casos hasta el
80 por ciento de los votos. Por ejemplo, justo al otro lado de la frontera
siria ahora bajo control de las YPG, se encuentran las provincias de Sirnak,
Mardin y Urfa, donde el HDP obtuvo ese día respectivamente el 80, 76 y 40 por
ciento de los votos.
Las propias YPG vinculan las dos victorias –la política en
Turquía y la militar en Siria- como un triunfo del PKK, tal y como declaró una
de sus comandantes, Maryem Kobani, al conocer los resultados electorales
del 7 de junio. Maryem dijo que, tras el triunfo del HDP, las Unidades de
Defensa Popular debían celebrarlo avanzando hacia Tal Abyad, tal y como han
hecho.
Una vez conquistada Tal Abyad, su siguiente paso es
dirigirse hacia la zona de Afrin, a través de Jarabulús, último paso fronterizo
del Estado Islámico con Turquía, que, desde hace semanas, se encuentra al
alcance de los francotiradores kurdos, como ha informado
a cuartopoder.es un militante kurdo de la zona de Kobani.
En caso de lograr ese enlace con Afrin, se
lograría unificar todo el Kurdistán
sirio, formando
en la práctica un gobierno regional autónomo. Esta misma fuente explicó que las
YPG están llamando a todas las personas que han huido de Tal Abyad hacia la
frontera turca que regresen a sus hogares, a excepción de quienes durante el
dominio del Estado Islámico hayan colaborado con los yihadistas.
El asunto es que la nueva situación creada da al PKK un
poder regional sin precedentes, con el agravante de que el Gobierno turco, aun
contando con el segundo ejército más numeroso de la OTAN, prácticamente tiene
las manos atadas y no puede hacer nada.
No puede volver a tomar partido de forma abierta por el Estado
Islámico porque esa fue exactamente la razón que desencadenó una verdadera insurrección
popular el pasado mes de octubre cuando la ciudad de Kobani
estuvo a punto de caer en manos yihadistas.
Por este motivo, en solo tres días murieron cerca de
cuarenta personas en enfrentamientos con la Policía, el Ejército y con grupos
partidarios del Estado Islámico, creándose un clima de guerra civil en las
provincias kurdas que precisamente ahora se han volcado en votar las listas del
HDP, limitándole aún más el margen de maniobra en toda esta región.
Tras el fracaso del Estado Islámico en Kobani, Erdogán aún
intentó que la comunidad internacional aceptara su propuesta de crear una
“franja de seguridad” controlada por el Ejército turco a lo largo de esta
sensible frontera.
Para su desgracia, Estados Unidos y también Francia optaron
por apoyar con sus aviones a las milicias del PKK, pese a que esta organización
está catalogada por estos países y el conjunto de la Unión Europea como una
organización terrorista.
Ahora, a Erdogán, sin la mayoría parlamentaria suficiente
para gobernar y para hacer frente a esta delicada situación, solo le queda la
posibilidad de salvar su gobierno formando un ejecutivo de “unión nacional” con
uno de los dos grandes partidos de la oposición turca: el socialdemócrata
Republicano del Pueblo (CHP) o los ultranacionalistas del MHP.
Ya ha comenzado las negociaciones, pero ambos partidos
exigen que Erdogán pase a un segundo plano y abandone un protagonismo político
que difícilmente puede aceptar. La otra opción serían unas elecciones
anticipadas en las que la principal incógnita sería si el pro-kurdo HDP se
puede convertir en la tercera fuerza política de Turquía, dando así una vuelta
de tuerca a una situación política ya extremadamente compleja.
No hay comentarios:
Publicar un comentario