sábado, 11 de julio de 2015

Las tareas del HDP en Turquía: ¿Gobernar con los partidos del régimen o acabar con el régimen antidemocrático?

No habrá posibilidad de democratizar Turquía sin derrotar a Erdogan y acabar con las instituciones antidemocráticas del régimen, que son defendidas por los partidos principales: el CHP, el AKP y el MHP:
Figen Yüksekdağ, una de las dirigentas del HDP -Partido Democrático del Pueblo- el frente de organizaciones de izquierda y pro kurdas que viene de obtener cerca del 13% de los votos en las últimas elecciones parlamentarias de Turquía y de triunfar ampliamente en las provincias de población kurda, declaró que:

“Ya pasó más de un mes de las elecciones… y el primer ministro Davutoğlu debería apurar los trámites para organizar un gobierno de coalición. Sin embargo el señor Davutoğlu habla de adelantar las elecciones, que va en contra de los deseos del pueblo. Ya mismo hay que formar un gobierno de coalición.”  (turkeyharvest.blogspot)

El régimen turco es parlamentarista. Por eso, el partido del gobierno -AKP- que perdió la mayoría absoluta está obligado a construir una alianza con alguno de los partidos con representación parlamentaria -el Republicano o CHP; el MHP, Nacionalista o el HDP- o a convocar a nuevas elecciones para que el pueblo decida.

En el mismo sentido que Figen Yüksekdağ, pero yendo aun más a fondo que ella, el máximo referente del HDP -Partido Democrático del Pueblo- Selahattin Demirtaş, acaba de declarar que su partido “debería formar parte de la coalición de gobierno” (www.hurriyetdailynews.com, del 11 de julio).

Demirtas hizo referencia a esta posibilidad mientras hablaba acerca de la investigación que debería encararse para encontrar a los culpables del crimen perpetrado por un supuesto militante de ISIS que hizo explotar una bomba en uno de sus actos de campaña electoral en Diyarbakır, la ciudad con mayoría kurda más importante de Turquía.

El líder kurdo del HDP dijo en ese sentido, que “En un gobierno de coalición con el Partido Republicano o CHP, nosotros podríamos exigir que estos hechos sean investigados y resueltos…” (www.hurriyetdailynews.com, del 11 de julio).

En un contexto en el que se está produciendo una caída enorme de la popularidad del presidente Erdogan y en el cual las luchas obreras, populares y nacionales recorren el país cuestionando las políticas del gobierno y del conjunto del régimen reaccionario, llamar a formar un gobierno de coalición va en el sentido opuesto a la voluntad popular.

La realidad no pasa solo por lo que ocurre fronteras adentro, sino principalmente por el proceso revolucionario que continúa extendiéndose en la región kurda de Siria -Rojava- donde las milicias de esta nacionalidad están llevando adelante una guerra triunfante contra las bandas fascistas de ISIS, organizadas por el mismísimo Erdogan.

Las batallas ganadas por las YPG e YPJ están empujando a las masas de toda la región -Irán, Irak, Siria y Turquía- a profundizar la lucha por la democratización de sus respectivos regímenes, un proceso que triunfará cuando caigan las instituciones reaccionarias que los sostienen y sean reemplazadas por las representen los intereses del pueblo.

Por todo esto, la formación de un gobierno junto a los partidos que han venido sosteniendo al régimen antidemocrático de Turquía va en contra de lo que están haciendo los pueblos kurdos y de otras etnias en Cezire, Kobane y Afrin, que gobiernan  apoyándose en asambleas populares, mediante las cuales ejercitan la democracia directa.

El HDP debería llamar a seguir el ejemplo de los cantones de Rojava, impulsando la movilización de las masas con el objetivo explícito de derrotar al régimen, de manera de cambiarlo por otro asentado en instituciones verdaderamente democráticas y para el control popular, como está sucediendo en el Kurdistán Sirio.

Esta movilización debe plantear la inmediata libertad de Abdullah Ocallan y los miles de presos políticos, el retiro de las tropas turcas que amenazan con invadir Siria, el cese del envío de pertrechos a las bandas de ISIS y el desmantelamiento de las bases de la OTAN, para que Turquía deje de funcionar como un enclave imperialista.

La Revolución de Rojava y el proceso que está teniendo lugar en Turquía plantean la posibilidad concreta de luchar -con las organizaciones políticas y militares del pueblo kurdo a la cabeza- por la satisfacción de estas demandas y la posibilidad de avanzar hacia un cambio político y social de fondo en el conjunto de Medio Oriente.

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