Nuestros camaradas brasileros del Movimiento Revolucionario Socialista, integrante de la CRI junto a CS. |
Si algo le faltaba al gobierno de Dilma era
el fuerte “tirón de orejas” que le dio la agencia de calificación de riesgos
Standard and Poor's, que bajó la situación crediticia de Brasil desde la puntuación
tripleB hasta una dobleB, expresando el panorama económico negativo que vive
nuestro país vecino, golpeado por la recesión, una estrepitosa subida del dólar
y los escándalos por corrupción alrededor de la empresa Petrobras.
Luego de 13 años del gobierno, el Partido
de los Trabajadores de Dilma y Luna está mostrando su verdadera cara. Por eso,
a pesar de que sus dirigentes se vanaglorian de haber promovido la existencia y
el ascenso de una "nueva clase media" que alcanza a cobrar unos 300
Reales por mes y “saldado” la deuda externa, los números económicos demuestran
que la economía está cayendo en picada afectando y endeudando a la mayoría de
la población.
Desde que la crisis golpeó a las
principales economías del mundo - sobre todo a los países de Europa - la
balanza comercial se invirtió debido a la merma de las compras de productos
básicos, como la soja, por parte de Europa y China, algo similar a lo que le
pasa a la Argentina y el resto de los países productores de comoditties.
Frente a esta situación los bancos, que
durante el último período habían promovido el crecimiento de los créditos con
tasas muy bajas, ahora las aumentaron dejando un tendal de morosos entre
amplios sectores de esa misma clase trabajadora y “media” que según el gobierno
se habría beneficiado con los planes del PT. ¡Ahora estos, para pagar, tendrán
que embargar buena parte de sus bienes y trabajar el triple!
Ante el peligro de que otras agencias
calificadoras de riesgo sigan el ejemplo de Standard & Poor's Dilma y sus
ministros anunciaron un recorte excepcional de los gastos sociales, que
empeorarán mucho más la situación de los de abajo, que están saliendo a
protestar contra las medidas antiobreras y antipopulares del gobierno.
El panorama es negro y desalentador, ya que
se prevé que la recesión durará al menos dos años más -una contracción del 2,5%
del PBI para 2015 y del 0,5% para 2016- mientras que la inflación se mantiene
muy alta -ya supera el 9%- y el desempleo creció hasta llegar al 8%. ¡Como no
podía ser de otra manera otra tasa, la de la “popularidad” de Dilma, disminuyó
exponencialmente, cayendo al 8%!
En ese contexto, el
gremio automotriz, que es el más golpeado de todos, comenzó a resistir: Durante
el mes de Agosto los trabajadores de General Motors dieron una dura pelea
paralizando la planta en São José dos Campos -4000 operarios- conquistando
después de 12 días de huelga la
anulación de los 798 despidos.
En la Ford, también frente a un intento de
despedir personal -más de 200 compañeros- sus bases acaban de decidir una
huelga “indefinida”, que fue aprobada por unanimidad por la asamblea de la planta,
ubicada en Sao Bernardo do Campos, en el estado de Sao Paulo.
Los trabajadores de Brasil comenzaron a
marcar el rumbo de la lucha que se necesita para derrotar a Dilma y su plan de
ajuste, dando los primeros pasos en el sentido de la huelga general que deberán
organizar para frenar sus planes antiobreros, echarla e imponer una salida de
fondo, ya que no habrá otra manera de impedir que nuevamente la crisis sea pagada
por los de abajo.
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