miércoles, 23 de septiembre de 2015

Luego de la derrota del ala más reaccionaria del Partido Laborista: ¿Comenzó el giro a la izquierda de la clase trabajadora inglesa?

El veterano militante del ala izquierda del Partido Laborista Inglés Jeremy Corbyn, acaba de ganar las elecciones internas de su organización con un 59,5% de los votos, el triunfo más holgado en este tipo de comicios en la historia del Reino Unido.

Quien fuera acusado varias veces por la prensa de “trotskista” humilló a los candidatos del aparato laborista, como a Andy Burnham, que salió segundo con el 19%, o a la preferida del ex primer ministro Tony Blair, Liz Kendal, que apenas obtuvo un 4,5%.

Este terremoto fue reflejado por los medios, como The Guardian, que después de titular “Ahora dirigen los rebeldes…” comparó esto con una hipotética derrota del Real Madrid en la final de la liga Europa de Football, contra el ignoto club escocés Aberdeen. 

The Guardian explica que este fenómeno no responde a ningún factor específico, sino a un proceso de “izquierdización” que recorre el mundo, cuyas expresiones europeas son Podemos de España, Syrisa de Grecia o Die Linke -Partido de Izquierda- de Alemania.

Sus analistas comparan a Corbyn con el senador demócrata del estado de Vermont Bernie Sanders, quien está liderando las encuestas en varios distritos significativos de EE.UU., destronando a la candidata de Obama y del stablishment, Hillary Clinton.

Sanders, que se dice “socialista”, votó contra el Acta Patriótica y se opuso a las políticas guerreristas y ajustadoras de su gobierno, mientras que Corbyn encabezó muchas marchas por los pueblos palestino e irlandés y contra las guerras de Irak y Afganistán.

La bancarrota del ala derecha laborista

El laborismo no pudo capitalizar la indignación hacia el gobierno conservador, que eliminó 700.000 empleos públicos, aumentó la edad jubilatoria e impuso recortes sociales durísimos que llevaron al 20% de la población -13 millones de personas- a vivir en la pobreza.

Esta ofensiva, que fue respondida con enormes manifestaciones obreras y estudiantiles y la irrupción del movimiento independentista escocés, no tuvo eco en la conducción del Partido Laborista, que en general apoyó la política reaccionaria del gobierno de Cameron.

Por esa razón, en las elecciones de mayo los laboristas perdieron aun en sus feudos históricos -como Escocia- a pesar de la bajísima votación conservadora, que alcanzando apenas el 24,4% de los votos realizó la peor votación desde 1918 en adelante.

Frente a esta situación la dirección del PL se propuso profundizar su giro derechista, mediante la imposición de reforma electoral que les permitiera empalmar con las clases medias que estarían virando hacia posiciones más conservadoras.

En función de ese objetivo sus líderes favorecieron la inscripción de miles de nuevos afiliados, que solo con pagar tres libras y anotarse a través de Internet, accedieron a la posibilidad de participar en las elecciones internas.

Sin embargo no contaron con que la candidatura de Corbyn podría ser utilizada como un canal del descontento y las críticas hacia un sistema que está dejando en la marginalidad a millones de trabajadores y amplios sectores de las capas medias.

Este diputado laborista, que desde hace treinta años se ha destacado como defensor de la independencia de Irlanda del Norte y los derechos palestinos, terminó siendo el referente de un proceso que empuja a las masas británicas hacia la izquierda.

La gran prensa imperialista se dio cuenta de todo esto; por eso salió con los “tapones de punta” a acusarlo de ser amigo del IRA o de los “terroristas islámicos”.

Es que desde hace semanas sus propuestas de defender los servicios sociales, apoyar un aumento del salario mínimo, enfrentar los recortes de los ayuntamientos o pugnar por la renacionalización de empresas, han centrado el debate político en el país.

La “Corbynmanía” movilizó a decenas de miles, que asistieron a sus mítines o se incorporaron al Partido Laborista, cuya afiliación creció casi un 50% y cuenta con 299.755 militantes, además de los 189.703 afiliados sindicales y 121.295 jóvenes, que se inscribieron para votar.

Los trotskistas no tenemos confianza en Corbyn y compañía, ya que más allá de sus críticas proponen mantenerse dentro del actual sistema capitalista, que en su etapa de decadencia terminal no puede garantizar más que ajuste, saqueo, miseria, hambre y represión.

Sin embargo el triunfo del ala izquierdista del Partido Laborista expresa la existencia de un proceso de radicalización e izquierdización mundial, que permitirá no solo la explosión de grandes luchas y revoluciones sino también la construcción de organizaciones verdaderamente revolucionarias.


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