El domingo 27 de setiembre se llevaron adelante las elecciones
en Cataluña, ganadas por las candidaturas independentistas -Junts Pel Sí y la
CUP- que en total obtuvieron la mayoría absoluta en el parlamento -72 diputados-
cuatro más de los necesarios.
En porcentaje de votos rozan el 48%, con 1.900.000 votos. De
ellos más de 1.575.600 corresponden a Junts Pel Sí, y 326.000 a la CUP, que
constituyéndose como segunda fuerza legislativa tendrá 25 representantes.
Las dos organizaciones que más perdieron han sido el Partido
Popular -que gobierna España- que obtuvo ocho diputados menos que hace tres
años -apenas once- y Podemos, que apenas consiguió el 8,91% de los votos
catalanes y ocho escaños.
Con una participación del 77% -diez más que en 2012 y la más
alta de la historia en las elecciones catalanas- millones le pegaron un golpe
durísimo al estado español, votando a partidos que promueven políticas de
ruptura con este imperio en decadencia.
Sin embargo, el resultado más impactante ha sido el avance
de la CUP, que pasó de tres bancas a diez. Su máximo dirigente, Baños, declaró
inmediatamente después de esto, que estaba naciendo “la República
Catalana".
Baños dijo que “ha vencido el poder popular, el del
anticapitalismo y el del feminismo…”, asegurando que “a partir de este lunes la
soberanía catalana puede desobedecer todas las leyes españolas". (Resumen Latinoamericano,
28/9)
El candidato expresó su convencimiento de que después de
estas elecciones comenzará un "proceso constituyente soberano y
popular" con el cual la mayoría de los catalanes pretende romper con el
sistema que “oprimió a los catalanes desde la muerte de Franco”.
“Empezamos una revolución… a partir de ahora nadie manda a
los catalanes porque se autogobiernan… la desobediencia era la independencia,
compañeros", ha proclamado Baños, dejando en claro que las prioridades de la CUP son:
desobediencia y un plan de choque y rescate ciudadano, para que todos los
catalanes puedan comer tres comidas al día.
Más allá de lo que acontezca de acá en más en Cataluña y de lo
que hagan los dirigentes independentistas, lo que acaba de pasar expresa el
proceso de radicalización de las masas europeas, un caldo de cultivo favorable para
impulsar la lucha consecuente contra los planes de ajuste y construir organizaciones
realmente revolucionarias.
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