miércoles, 13 de enero de 2016

Medio Oriente: un salto de calidad en la crisis en las alturas imperiales

Guerrillero kurdo en Kobane, una ciudad emblemática, ya que las milicias kurdas derrotaron a ISIS

Luego de concluir una recorrida por Arabia Saudita, el presidente Erdogan declaró la necesidad de avanzar hacia un acuerdo estratégico con Israel, ya que ambos países “se necesitan”.
A pesar de que volvió a pedirle a Israel disculpas y compensaciones para las familias de las víctimas del Mavi Marvara -crucero solidario con Palestina atacado en 2010 por las tropas judías, que mataron a 10 tripulantes- jerarquizó la necesidad del restablecimiento de relaciones.
Ya existen indicios de avances en las conversaciones bilaterales. Por ejemplo Israel habría aceptado el paso de mercaderías y materiales desde Turquía hacia la Franja de Gaza, donde tiene influencia Hamas, una organización ligada a los “Hermanos Musulmanes” de Egipto y al regimen turco.
En ese contexto Erdogan dijo que la alianza militar conformada por los países musulmanes con base en Arabia Saudita no era una “iniciativa sectaria” ni ponía en riesgo los intereses israelítas.
Más de 30 países, entre ellos Turquía, organizaron este pacto militar para “enfrentar al terrorismo”, que no es ISIS sino los grupos que disputan su influencia en la region y los que están relacionados al regimen iraní, como los houtis de Yemen, Hezbollah del Líbano o la milicias chiitas que defienden a Bashar.  
No es casual que esta decisión se haya tomado durante los mismos días en que los árabes ejecutaron a 47 presos políticos, entre ellos varios “terroristas” ligados a la competencia de ISIS -Al Qaeda- y un prominente clérigo chiita, Nimr Baqr Al-Nimr.
El Sheikh Nimr era un dirigente opositor de la región petrolera de Al-Awamiyah, una provincia del este de Arabia en la que estallaron grandes movilizaciones en el marco de la “Primavera Árabe”.
La muerte de Nimr produjo nuevas marchas de protesta en esa provincia, Bareihn, Yemen, Líbano, Iraq e Irán, donde una turba atacó y quemó la embajada árabe.
Todo esto tensó las cuerdas entre los dos grandes bloques que disputan el control de Medio Oriente: el que lideran Turquía, Arabia e Israel -apoyado por un sector de los republicanos- y los suscriptores del “Pacto 5+1”, o sea Obama, Putin, Irán, Bashar y compañía.
En ese marco, el Líder Supremo de Irán -Ayatollah Ali Khamenei- declaró que Arabia enfrentará la “venganza divina”, reivindicando al clérigo ajusticiado por “haberse puesto a la cabeza de las críticas contra el régimen antidemocrático”.  
El ministro de Asuntos Internacionales iraní condenó el crimen, caracterizándolo como una “profundización de la imprudencia y la irresponsabilidad” por parte del gobierno árabe, diciendo que “pagarán un alto precio por semejante decisión…”
En respuesta el gobierno de Arabia condenó la quema de su embajada en Teheran, argumentando que demostraba la “complacencia y el apoyo que el gobierno de Irán le brinda al terrorismo”.
El vocero de la diplomacia saudí, Mansou al-Qufari, defendió las ejecuciones y denunció al régimen de los ayatollas por promover el “fanatismo más sectario” y ser “cómplices de todos los crímenes aberrantes.”
Kurdistán en el centro de la escena
Los voceros más encumbrados del gobierno del KDP -Kurdistan Democratic Party liderado por el clan Barzani- aprovecharon esto para declarar que la alianza de 34 países liderada por Arabia y Turquía “apoya la construcción de un Estado Kurdo en el noroeste de Irak”.
Es que el presidente de la región “autónoma” kurda de Irak, Massoud Barzani, viene de realizar una “exitosa” visita por Arabia, donde recibió aplausos de sus funcionarios, quienes le habrían dicho que “apoyan la posibilidad del establecimiento de un estado kurdo”.  
El ex vocero del Rey de Arabia, Anwar Eshqi, le dio sustento a estas especulaciones, explicando además que “esta política sería apoyada por los principales candidatos republicanos de los Estados Unidos”.
Otras fuentes indicaban al mismo tiempo que los demócratas y Obama promoverían la creación de otra región autónoma en el Norte de Siria, sosteniendo a la fracción kurda opositora a Barzani, o sea el PYD y sus milicias, YPG/YPJ.
De llevarse a cabo, esto último constituiría una v provocación contra el estado turco, que ve a la extensión de la influencia de los kurdos “ligados al PKK” en el norte de Siria como una gran amenaza.
Es que las aldeas y ciudades de Rojava están muy próximas a las localidades kurdas del sur de Turquía o Bakur, cuya población está enfrentando al ejército de Erdogan, organizando asambleas y milicias populares.
La situación del sudeste turco se parece cada vez más a lo que acontece en el norte de Siria, no solo por la declaración de la “autonomía”, sino porque los kurdos acaban de fundar las YPS  (Yekîneyên Parastina Sivîl, YPS) o Unidades de Defensa Civil.
Estos grupos de “autodefensa”, similares a las YPG/YPJ, constituyen la vanguardia de la lucha contra el ejército turco, protegiendo las asambleas populares del Kurdistán Norte. 
La izquierda latinoamericana y mundial no puede estar ajena a esta realidad; debe ubicarse en el campo militar de la vanguardia que lucha contra los planes del imperialismo y las burguesías reaccionarias de Medio Oriente: el pueblo kurdo.
Desde ese lugar debe dar pelea contra las ilusiones nacionalistas burguesas o democratistas de las masas, que son alentadas por sus direcciones reformistas, proponiendo la lucha por una verdadera democratización de la región.
Esta perspectiva comenzará a plasmarse luego de la expulsión del imperialismo, la derrota revolucionaria de las bandas contrarrevolucionarias, como ISIS y Al Qaeda, la de todos los gobiernos burgueses -Erdogan, Bashar, Barzani, Netanyhau, Rohuani, etc.- y la construcción de una Federación de Estados Socialistas de Medio Oriente.

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