Guerrillero kurdo en Kobane, una ciudad emblemática, ya que las milicias kurdas derrotaron a ISIS |
Luego de concluir una recorrida por Arabia Saudita, el presidente Erdogan
declaró la necesidad de avanzar hacia un acuerdo estratégico con Israel, ya que
ambos países “se necesitan”.
A pesar de
que volvió a pedirle a Israel disculpas y compensaciones para las familias de
las víctimas del Mavi Marvara -crucero solidario con Palestina atacado en 2010
por las tropas judías, que mataron a 10 tripulantes- jerarquizó la necesidad
del restablecimiento de relaciones.
Ya existen indicios
de avances en las conversaciones bilaterales. Por ejemplo Israel habría
aceptado el paso de mercaderías y materiales desde Turquía hacia la Franja de
Gaza, donde tiene influencia Hamas, una organización ligada a los “Hermanos
Musulmanes” de Egipto y al regimen turco.
En ese
contexto Erdogan dijo que la alianza militar conformada por los países
musulmanes con base en Arabia Saudita no era una “iniciativa sectaria” ni ponía
en riesgo los intereses israelítas.
Más de 30
países, entre ellos Turquía, organizaron este pacto militar para “enfrentar al
terrorismo”, que no es ISIS sino los grupos que disputan su influencia en la
region y los que están relacionados al regimen iraní, como los houtis de Yemen,
Hezbollah del Líbano o la milicias chiitas que defienden a Bashar.
No es
casual que esta decisión se haya tomado durante los mismos días en que los
árabes ejecutaron a 47 presos políticos, entre ellos varios “terroristas” ligados
a la competencia de ISIS -Al Qaeda- y un prominente clérigo chiita, Nimr Baqr Al-Nimr.
El Sheikh Nimr era
un dirigente opositor de la región petrolera de Al-Awamiyah, una provincia del
este de Arabia en la que estallaron grandes movilizaciones en el marco de la
“Primavera Árabe”.
La muerte de Nimr
produjo nuevas marchas de protesta en esa provincia, Bareihn, Yemen, Líbano,
Iraq e Irán, donde una turba atacó y quemó la embajada árabe.
Todo esto
tensó las cuerdas entre los dos grandes bloques que disputan el control de Medio
Oriente: el que lideran Turquía, Arabia e Israel -apoyado por un sector de los
republicanos- y los suscriptores del “Pacto 5+1”, o sea Obama, Putin, Irán,
Bashar y compañía.
En ese marco, el Líder Supremo de Irán -Ayatollah Ali
Khamenei- declaró que Arabia enfrentará la “venganza divina”, reivindicando al
clérigo ajusticiado por “haberse puesto a la cabeza de las críticas contra el
régimen antidemocrático”.
El ministro de Asuntos Internacionales iraní condenó el
crimen, caracterizándolo como una “profundización de la imprudencia y la
irresponsabilidad” por parte del gobierno árabe, diciendo que “pagarán un alto
precio por semejante decisión…”
En respuesta el gobierno de Arabia condenó la quema de su
embajada en Teheran, argumentando que demostraba la “complacencia y el apoyo que
el gobierno de Irán le brinda al terrorismo”.
El vocero de la diplomacia saudí, Mansou al-Qufari, defendió
las ejecuciones y denunció al régimen de los ayatollas por promover el “fanatismo
más sectario” y ser “cómplices de todos los crímenes aberrantes.”
Kurdistán en el
centro de la escena
Los voceros más encumbrados del gobierno del KDP -Kurdistan
Democratic Party liderado por el clan Barzani- aprovecharon esto para declarar que
la alianza de 34 países liderada por Arabia y Turquía “apoya la construcción de
un Estado Kurdo en el noroeste de Irak”.
Es que el presidente de la región “autónoma” kurda de Irak, Massoud
Barzani, viene de realizar una “exitosa” visita por Arabia, donde recibió
aplausos de sus funcionarios, quienes le habrían dicho que “apoyan la posibilidad
del establecimiento de un estado kurdo”.
El ex vocero del Rey de Arabia, Anwar Eshqi, le dio sustento
a estas especulaciones, explicando además que “esta política sería apoyada por
los principales candidatos republicanos de los Estados Unidos”.
Otras fuentes indicaban al mismo tiempo que los demócratas y
Obama promoverían la creación de otra región autónoma en el Norte de Siria, sosteniendo
a la fracción kurda opositora a Barzani, o sea el PYD y sus milicias, YPG/YPJ.
De llevarse a cabo, esto último constituiría una v
provocación contra el estado turco, que ve a la extensión de la influencia de
los kurdos “ligados al PKK” en el norte de Siria como una gran amenaza.
Es que las aldeas y ciudades de Rojava están muy próximas a
las localidades kurdas del sur de Turquía o Bakur, cuya población está enfrentando
al ejército de Erdogan, organizando asambleas y milicias populares.
La situación del sudeste turco se parece cada vez más a lo
que acontece en el norte de Siria, no solo por la declaración de la “autonomía”,
sino porque los kurdos acaban de fundar las YPS (Yekîneyên Parastina Sivîl, YPS) o
Unidades de Defensa Civil.
Estos grupos de “autodefensa”, similares a las YPG/YPJ, constituyen
la vanguardia de la lucha contra el ejército turco, protegiendo las asambleas
populares del Kurdistán Norte.
La izquierda latinoamericana y mundial no puede estar ajena
a esta realidad; debe ubicarse en el campo militar de la vanguardia que lucha
contra los planes del imperialismo y las burguesías reaccionarias de Medio
Oriente: el pueblo kurdo.
Desde ese lugar debe dar pelea contra las ilusiones
nacionalistas burguesas o democratistas de las masas, que son alentadas por sus
direcciones reformistas, proponiendo la lucha por una verdadera democratización
de la región.
Esta perspectiva comenzará a plasmarse luego de la expulsión
del imperialismo, la derrota revolucionaria de las bandas
contrarrevolucionarias, como ISIS y Al Qaeda, la de todos los gobiernos
burgueses -Erdogan, Bashar, Barzani, Netanyhau, Rohuani, etc.- y la
construcción de una Federación de Estados Socialistas de Medio Oriente.
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