viernes, 8 de febrero de 2008

La crisis económica tiene sus raíces en la lucha de clases

Los dueños del mundo están despilfarrando una fabulosa cantidad de recursos (buena parte de ellos destinados a la industria bélica) para frenar y liquidar el ascenso obrero y popular que recorre al mundo.

Sin embargo, la creciente y extendida resistencia les impide recuperar semejante “inversión”, lo que les ha generado un agujero enorme en la línea de flotación de la economía del principal país del mundo.

El motivo central de esta crisis es que los imperialistas no logran (como sí lo hicieron en la década del 90) imponer una nueva y brutal vuelta de tuerca a la explotación y a la recolonización de las masas de todo el planeta.

El panorama es negro y desalentador para estos, ya que las luchas se extienden, masifican y radicalizan, planteando una perspectiva de nuevos estallidos y crisis revolucionarias, poniendo en el tapete la posibilidad de derrotar los planes y los gobiernos de la burguesía.

Para comprender esta realidad reeditamos una nota escrita por Carlos Jacob (dirigente de Izquierda de los Trabajadores) donde explica todo esto en el marco de la caída de Wall Street, producida a mediados del año pasado:

Estallido de la burbuja

La caída de las bolsas de valores de todo el mundo tiene su explicación en el ascenso de las luchas obreras y populares, particularmente en Irak, pues éstas no permiten que los EE.UU. acumulen suficiente masa de lucro para satisfacer la tasa exigida por los capitales invertidos.

La caída de Wall Street arrastró a innumerables mercados en todo el mundo. Masas de capitales se retiraron para trasladarse a lo seguro, los bonos del Tesoro de EE.UU., se retiran de las bolsas (y en general de lo negocios) para refugiarse en los bonos del Tesoro, donde logran un pequeño pero asegurado rendimiento.

Las crisis queman capital y así los que sobreviven, recuperan porcentaje y continúan operando. Un ejemplo: el fondo australiano Bosis, que maneja una cartera de mil millones de dólares, perdió en cinco días 14%. Se evaporaron 140 millones y la crisis continúa.

Esto es un poroto comparado con las pérdidas del jueves 26 en Londres (3.15%) y en Nueva York (2.26%), las dos bolsas mas grandes del mundo.

La crisis más mencionada es la de inversiones hipotecarias en Estados Unidos. Centenares de miles de hogares no podrán pagar sus cuotas, y la baja de los precios de la construcción ocasiona en grandes negocios que el activo sea menor que la deuda y por lo tanto no se paga.

Además la baja de la construcción provoca descensos en varias industrias por ejemplo, el miércoles 25 de julio, Chrysler y Alliance Boots lanzaron papeles por 20.000 millones de dólares y no encontraron a nadie que arriesgara un dólar.

Crisis y lucha de clases

La profunda crisis económica comenzada a fines de los años 60 fue provocada por el ascenso de las luchas. En América Latina, el cordobazo, el levantamiento de los estudiantes mexicanos y los movimientos guerrilleros.

En África, las revoluciones anticoloniales victoriosas, con consecuencias en Europa como la revolución portuguesa, y el ascenso antíburocrático en Checoslovaquia, el mayo Francés, las tomas de fabricas en Italia, y sobre todo la derrota imperialista en Vietnam con la que colaboró la juventud Norteamericana.

Frente a esta crisis, el presidente norteamericano Richard Nixon, que soñaba con bombas atómicas para vencer en Vietnam, buscó una salida: el acuerdo con la burocracia China, para superexplotar a las masas de su país, acuerdo que perdura hasta hoy afirmado en la derrota de Tianamen en 1989.

De esta manera, el imperialismo recuperó tasa de ganancia, gracias a un grado de explotación solo posible bajo un régimen dictatorial que garantiza condiciones esclavistas de trabajo con salarios miserables.

El Partido Comunista chino, amante de los aforismos, dejó de caracterizar a EEUU como un tigre de papel, para enriquecer a sus dirigentes bajo el lema de “no importa el color del gato si caza ratones”.

Por las dudas y porque el acuerdo así lo determina, la burocracia china colaboró con la financiación del enorme déficit comercial norteamericano, invirtiendo su superávit en los seguros bonos del Tesoro.

Un modelo parecido quiere imponer Raúl Castro en Cuba, pero no alcanza con su ofrecimiento de diálogo y su llamado a los inversores. El pueblo cubano soporta salarios más bajos que en China orgulloso de su Cuba independiente y de su revolución y estamos seguros que no admitirá el modelo chino adoptado por la burocracia castrista.

La presente crisis demuestra que China ya no alcanza

El problema es que en América Latina no la tienen fácil, pues el pueblo trabajador comenzó a cuestionar los gobiernos populistas que salieron a contener el ascenso. La poderosa clase obrera europea defiende sus conquistas sociales y económicas y en los países de Este europeo no hay derrotas como en China, y no logran convertir en mercado de trabajo al culto proletariado ruso.

Los trabajadores yanquis están en campaña por extender la sindicalización, y crece la fuerza obrera de los latinos como vimos el Primero de Mayo del año pasado con un millón de manifestantes en huelga ilegal. Y en el pico más alto, la madre de las batallas la está librando el pueblo de Irak y se vislumbra su victoria.

El capitalismo y el imperialismo yanqui precisan derrotar a la clase obrera y los pueblos del mundo para salir de su crisis. Por eso, en medio de la crisis, Bush tomó su primera medida para contrarrestarla: una inversión de 65.000 millones… en armas para Israel, Arabia Saudita, y Egipto.

Es lo que nosotros llamamos la ley del bombero loco que pretende apagar el fuego con nafta. Pero en el fondo, Bush tiene razón: sin derrotas de lo pueblos que impongan una explotación brutal, el capitalismo se hunde.

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