sábado, 16 de agosto de 2008

Bolivia: ante el triunfo de Evo en el referéndum. La COB marca el camino Por Carmen Carrasco carmencarrasco@izquierdadelostrabajadores.org

Al cierre de esta edición, Evo Morales era ratificado en el referéndum revocatorio con más del 60% de los votos, al tiempo que los prefectos de Cochabamba, el odiado Manfred Reyes Villa, el de La Paz y el oficialista de Oruro, perdían.

En el otro polo, los prefectos opositores de Santa Cruz, Pando, Beni y Tarija eran ratificados, así como el oficialista de Potosí.

El resultado de ninguna manera resuelve la crisis política, en primer lugar porque está por verse si los prefectos revocados, como Reyes Villa, aceptan el resultado de la votación, y porque hay una polarización cada vez mayor.

La COB da un paso al frente

En los días previos al referéndum, la clase obrera, con los mineros de la COB al frente, acompañados por docentes, trabajadores estatales y municipales, desafiaron abiertamente al gobierno conciliador de Evo Morales y demostrando su independencia de clase.

Dos mineros fueron asesinados por las fuerzas de seguridad del gobierno en Oruro, cuando más de 4000 mineros marcharon en defensa de su proyecto de Ley de Jubilaciones.

Cuando faltaban 24 horas para la realización del referéndum, el gobierno concedió a la COB la anulación de la ley actual de jubilaciones, la eliminación de las actuales Administradoras de Fondo de Pensiones (AFP) privadas y anunció un plazo de 45 días para aprobar la nueva ley de jubilaciones.

Los trabajadores no aceptaron aplazar su lucha para después del referéndum porque saben que, desde 2005, cuando triunfó el gobierno del MAS, las aspiraciones de la clase obrera y los pueblos originarios siguen sin ser respondidas, mientras que Evo Morales le hace cada vez más concesiones a la burguesía.

El gobierno del MAS: el típico frente popular

En 2003 una insurrección que costó cien muertos derribó al gobierno neoliberal de Gonzalo Sánchez de Losada, y dos años después cayó su sucesor, Carlos Mesa.

En ese momento, el pueblo boliviano eligió por amplia mayoría a su primer presidente indígena, Evo Morales, del Movimiento al Socialismo, un partido pequeño burgués representante de los campesinos cocaleros que libraron una importante lucha antiimperialista contra la erradicación forzada de los cultivos de coca y que estuvieron al frente de la lucha contra el “Goñi”.

Los campesinos, los trabajadores de la COB, los habitantes de El Alto, y los pueblos originarios, querían hacer realidad la “agenda de octubre”: nacionalización de los hidrocarburos, derechos para los pueblos originarios, asamblea constituyente soberana compuesta por representantes de los movimientos sociales electos en forma directa y juicio y castigo a Sánchez de Losada y los asesinos de octubre del 2003.

A ello se sumaban las exigencias de reforma agraria y aumentos de salarios.
Pero el MAS pactó con la burguesía e incorporó a su gobierno a varios ministros neoliberales, y no respondió a las cuestiones de la “agenda de octubre”.

La nacionalización de los hidrocarburos fue una medida tibia, su reforma agraria no ha tocado los intereses de los latifundistas ni ha respondido al reclamo de los campesino, y en 2006 se realizaron elecciones para la asamblea constituyente que debía consagrar las principales aspiraciones de los trabajadores y el pueblo bolivianos, pero esta no significó una ruptura con la burguesía, sino por el contrario, elaboró una constitución que mantiene el sistema económico de explotación.

La oposición burguesa

La oposición burguesa encabezada por el partido PODEMOS del ex presidente Jorge Tuto Quiroga y por las burguesías regionales, fue agarrando cada vez más fuerza, especialmente en los departamentos más ricos del país, conocidos como de “la media luna”, por oposición al altiplano de los mineros y los pueblos originarios.

En medio de las discusiones de la asamblea constituyente, los partidos burgueses empezaron a impulsar sus propios estatutos autonómicos en los departamentos de Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija.

Su objetivo era obtener el control de los ricos recursos hidrocarburos de esas provincias, arrancando su control del estado nacional.

Este año, se realizaron referéndums autonómicos en los cuatro departamentos, que triunfaron pese a una enorme abstención y al rechazo de los trabajadores y sectores populares.

La respuesta de Evo ante el desafío de la oposición burguesa fue una maniobra electoral, y no apelar a la movilización de los campesinos, los obreros y los pueblos originarios: tomó la consigna que los mismos partidos burgueses habían utilizado contra él, y convocó al referéndum revocatorio el 10 de agosto, para que los bolivianos decidan si se mantienen en sus cargos el Presidente y los ocho prefectos.

Es una opción tramposa, para decidir la continuidad de gobernantes elegidos antes de que se adopte la nueva constitución, en lugar de movilizar a los trabajadores y campesinos contra la burguesía y sus pretensiones autonomistas, y de crear un nuevo régimen político donde gobiernen los trabajadores y las organizaciones populares y campesinas.

La situación se fue polarizando, al punto que la semana anterior al referéndum, los prefectos y líderes cívicos de Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija, además de Chuquisaca, iniciaron una huelga de hambre exigiendo la devolución del impuesto a los hidrocarburos (IDH) que el gobierno destinó para garantizar una jubilación para toda la población a partir de los sesenta años.

La conclusión es que el gobierno de Evo se ha ido debilitando por tantas concesiones a la burguesía, y porque no ha satisfecho las aspiraciones de los trabajadores y el pueblo consagradas en la “agenda de octubre”.

La clase obrera entra en escena

Tras un periodo inicial de ilusiones en el gobierno de Evo, la clase obrera perdió la paciencia y ha recuperado su independencia de clase.

El eje de la actual movilización es exigir la aprobación de la Ley de Jubilaciones propuesta por la COB, que pugna por acabar con el sistema neoliberal que cubre sólo al 10 por ciento de la fuerza laboral y solo se apoya en el aporte individual de los trabajadores, para reemplazarlo por otro sistema de carácter solidario, con menor edad para la jubilación (55 años en vez de 65 años) y financiado, además del aporte laboral, por las empresas privadas, las transnacionales y el Estado.
El eje del movimiento es la mina Huanuni, principal productora de estaño, ubicada en el departamento de Oruro.

Tras una semana de manifestaciones en La Paz, los mineros lanzaron la huelga indefinida el jueves 31 de julio.

En una asamblea de 5000 mineros el sábado 2 de agosto en Huanuni, desoyeron la demanda del gobierno de Morales para suspender las movilizaciones hasta después del referéndum revocatorio y decidieron el bloqueo de caminos que unen La Paz con Oruro, Cochabamba y Chuquisaca.

Los maestros iniciaron el bloqueo el domingo a la salida hacia la ciudad de Oruro y se sumaron estatales y municipales.

Los mineros de Huanuni rechazaron las acusaciones de Morales de que su protesta favorece a la oligarquía.

Guido Mitma, secretario ejecutivo de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (Fstmb) y minero de Huanuni, dijo en la asamblea: “El Presidente Evo Morales está rodeado de ministros neoliberales, por eso existe una posición radical de varios de sus ministros ya que no quieren escuchar a los trabajadores”.

“Hemos esperado por más de dos años y no hay nada (…) El Gobierno siempre usa el argumento de la conspiración de la derecha para desorganizar a los trabajadores, para que dejemos de luchar por nuestros derechos”, agregó.

El martes 5 de agosto, el gobierno reprimió a los mineros de la COB que bloqueaban las carreteras y asesinó a dos trabajadores, al tiempo que campesinos del MAS se enfrentaron con una columna de docentes que participaban del bloqueo.

Una polarización cada vez mayor

El gobierno de Evo Morales, jaqueado por la huelga general decretada por los mineros y la movilización de docentes, estatales y municipales por un lado, y la burguesía opositora movilizada por el otro, mantiene el respaldo del movimiento campesino e indígena y de una parte del movimiento popular.

Tampoco hay en curso un golpe de estado. Las Fuerzas Armadas han manifestado su respaldo al gobierno nacional.

El imperialismo tampoco está por echar a Morales, aunque simpatice con las demandas autonómicas, como lo demostró el apretón de manos entre Thomas Shannon, enviado de Bush, y Evo Morales, dos semanas antes del referéndum, en la que ambos prometieron no volver a hablar de “conspiraciones”, y los enormes elogios del Banco Mundial y del FMI al gobierno (ver recuadro).

El frustrado viaje de Cristina Kirchner y de Hugo Chávez a Tarija, tenía por objeto dar el apoyo de los gobiernos burgueses latinoamericanos a Evo.

Por todas estas razones, y a pesar del desafío autonomista, en este referéndum revocatorio no se jugaba la permanencia de Evo en el poder.

En este marco, es un grave error de algunos partidos trotskistas caer en la trampa del referéndum y sugerir que la COB ha debido esperar, al tiempo que llamaron a votar en contra de los prefectos, pero a favor de Evo Morales.

Algunos agregaron que de manera crítica. Nosotros no estamos en Bolivia, y por eso, mal podemos decir, desde lejos, cuál es la mejor táctica, si abstenerse, votar en blanco, votar en contra de los prefectos y en blanco por Evo, o alguna otra.

Descontando que estamos totalmente en contra de los prefectos, de ninguna manera hubiéramos votado por el SI a Evo, ni por el “SI crítico”, porque es darle un apoyo político a un gobierno que reprime a los obreros y concilia con la burguesía.

A la burguesía cruceña, a los terratenientes y las multinacionales, no se los combate con votos, sino con medidas radicales apoyadas por la movilización obrera y popular.

Hace dos años, los trabajadores y el pueblo bolivianos eligieron una asamblea constituyente que redactó una Constitución.

Lo que ha debido suceder, es que renunciaran todos, tanto los prefectos como Evo, y que la Constituyente se proclamara soberana y nombrara un gobierno provisional hasta la promulgación del nuevo texto constitucional.

Esto no sucedió, porque Evo quiere ser socio de la burguesía, y el MAS mantuvo lo esencial de la estructura de explotación capitalista y dominación burguesa en la nueva Constitución.

Lo único seguro es que el referéndum no traerá una solución, porque su resultado sea cuestionado por los prefectos, porque ahondará la crisis, porque el descontento obrero y popular avanza, al tiempo que la burguesía exige más y la situación se polariza.

La única salida es seguir el ejemplo de la COB, que no cayó en la trampa y que continuó su lucha directa por sus reivindicaciones y contra la política del gobierno de Evo Morales.

Desde una posición de total independencia, hay que exigir al MAS que rompa con los partidos de la burguesía, que saque a los ministros burgueses del gobierno, y que aplique la agenda de octubre.

Sin embargo, el MAS ya ha dado claras muestras de no querer seguir por ese camino. Por eso, los trabajadores en Bolivia tienen que seguir luchando por un gobierno de la COB y las demás organizaciones campesinas y populares.

Resolución de la asamblea de la FSTMB en Huanuni el 2 de agosto

“Condenar y rechazar las actitudes de los prefectos de la media luna y de los partidos neoliberales como UN, PODEMOS, MNR, NFR, MIR y otros que son los culpables de la situación de miseria en el país. Al igual que en el 2003 los mineros expulsaremos y aniquilaremos a esos sirvientes de las trasnacionales y latifundistas de persistir su tarea conspirativa”.

“Rechazar las afirmaciones del gobierno que acusa de a los trabajadores bolivianos de servir a la derecha y al Imperialismo.

Evo Morales debe recordar que la COB, FSTMB y todas las organizaciones matrices encabezaron las luchas que derivaron en las elecciones de diciembre del 2005.

Asimismo debe recordar que el gobierno actual tiene el compromiso y obligación de cumplir con la Agenda de 2003 – 2005, en donde se encuentra también como objetivo una nueva Ley de Pensiones”.

“Socios y no patronos”

Este es el lema del gobierno de Evo Morales, que busca ser un socio de la burguesía boliviana en lugar de gobernar para los trabajadores y el pueblo.

El resultado es que, en los tres años de su gobierno, los empresarios y las multinacionales han tenido más ganancias que bajo los gobiernos neoliberales.

El FMI y el Banco Mundial no ahorran elogios para Bolivia: “El informe destaca el énfasis que las autoridades locales pusieron en mantener la estabilidad macroeconómica y que este énfasis está apoyado por una prudencia fiscal significativa y por políticas monetarias consistentes”, dice el FMI.

El jefe de economistas del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, Guillermo Perry, dice: “Me parece que Bolivia está haciendo muy bien las cosas. Ha estado haciendo una política macroeconómica, una política fiscal, monetaria y cambiaria muy cuidadosa”.

Las inversiones extranjeras, en lugar de disminuir, aumentan, tras la legalización de los contratos petroleros con las transnacionales y la entrega a la inversión extranjera del Mutún, el yacimiento de hierro más grande del mundo.

En el sector privado, las ganancias son enormes. Según los datos del Ministerio de Hacienda, las ganancias declaradas por las medianas y grandes empresas aumentaron, en promedio, casi al doble entre los primeros semestres del 2005 y del 2007.

Esto quiere decir que los empresarios están ganando más en la administración indígena que durante los gobiernos neoliberales. En el último año, las ganancias empresariales crecieron en 20,1 por ciento.

Las mayores ganancias estuvieron entre las grandes empresas exportadoras de minerales, gas y de agroindustriales del oriente.

Los datos de la Superintendencia de Bancos y Entidades Financieras revelan que la docena de bancos comerciales, extranjeros y nacionales obtuvo una ganancia líquida de 42,9 millones de dólares en el primer semestre del 2007, el mayor registro de las últimas dos décadas.

Pero, mientras que la economía crece para los ricos, el país genera 130 mil nuevos pobres anuales, advierte el economista George Gray.

Hay seis millones de pobres, un 70% de los trabajadores son informales, al tiempo que los 300 mil desocupados tienen cero de ingresos y que van camino a la indigencia.

A ello se suma la inflación, que está destruyendo el poder adquisitivo de salarios de por sí bajos (alrededor de 70 dolares).

Por eso, Bolivia tiene la peor distribución de ingresos del continente.
Estas son las razones por las cuales la clase obrera y los trabajadores no le creen a Evo Morales y luchan contra él.


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