domingo, 28 de septiembre de 2008

Solidaridad con el pueblo boliviano (Por IT, CS y FUR en el Comité de Enlace)

Declaraciones de Cristian Dominguez, dirigente de Pando y David Salazar de Santa Cruz de la Sierra, clickeando aquí

El referéndum revocatorio del 10 de agosto significó un claro triunfo para el presidente Evo Morales, que obtuvo un 67% en el orden nacional, y la revocación de los prefectos opositores en los departamentos de La Paz y Cochabamba, aunque al mismo tiempo, los prefectos de Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija fueron ratificados con altas votaciones, demostrando la polarización cada vez mayor que vive el país.

Al poco tiempo, el gobierno convocó a un referéndum para ratificar la nueva Constitución y la CONALDE coordinadora de los movimientos separatistas) convocó un plan de lucha exigiendo la devolución de parte del IDH (impuesto a los hidrocarburos), pero con el objetivo de boicotear la aprobación de la Constitución.

Durante veinte días, la burguesía autonomista bloqueó rutas, ocupó edificios del gobierno, realizó ataques racistas, orquestados por la Unión Juvenil Cruceñista y otras bandas armadas e impidió a Evo Morales viajar a los cinco departamentos. El pico más alto fue la masacre de localidad de El Porvenir, en Pando, el 11 de septiembre.

La reacción fue una oleada de indignación popular que empezó a rebasar los límites del gobierno del MAS de Evo Morales. En todo el país hubo pronunciamientos, llamados a la movilización para marchar hacia Santa Cruz y un principio de autodefensa dentro del movimiento campesino. Los campesinos bloquearon las principales rutas a Santa Cruz. Estos hechos colocaban a Bolivia al borde de la guerra civil.

Lula y UNASUR al rescate

Los gobiernos latinoamericanos corrieron al rescate de Evo Morales y le dieron un amplio respaldo, con la condición de que negociara con los prefectos de la Media Luna.

Querían impedir que el pueblo boliviano, movido por la indignación, rebasara a Evo, se abalanzara sobre los bastiones de la burguesía autonomista e impusiera justicia por su propia cuenta, iniciando un proceso que podía desembocar en una verdadera revolución social, ocupando las tierras de los terratenientes y llevando a cabo la “agenda de octubre” que Evo se ha negado a cumplir.

De esta manera, Lula, Cristina Kirchner y los gobiernos latinoamericanos, salvaron a la burguesía autonomista. El resultado de la cumbre de UNASUR fue la apertura de un nuevo diálogo nacional, el 18 de septiembre, que continuaba al cierre de este periódico, en Cochabamba.

El acta del acuerdo que se está discutiendo compromete al gobierno a “reconocer el derecho de los departamentos al IDH”; “el respeto a la actual distribución de regalías a los departamentos productores”; “reestablecer plenamente la convivencia pacífica”; y suspender el referéndum constitucional hasta que concluya el diálogo.

Estamos en contra de este acuerdo. La única manera de debilitar a la burguesía y sus ataques armados es quitándole la base de su poder económico, con la cual chantajea al pueblo boliviano. Es necesario realizar una verdadera reforma agraria, nacionalizar sin indemnización el gas y el petróleo, los bancos y las grandes empresas.

Cómo enfrentar las bandas armadas de la burguesía

El hecho de que la burguesía autonomista haya organizado bandas armadas de desclasados para asesinar campesinos como en Pando, que estudiantes de clase media alta como los de la Unión Juvenil Cruceñista ataquen a indígenas y campesinos, y que ocupen los edificios públicos, los aeropuertos y las instituciones estatales, plantea que en Bolivia hay una ruptura del monopolio de las armas, una ruptura del estado burgués “normal”, y es un elemento que preanuncia la guerra civil.

Los trabajadores del mundo, y especialmente los de América Latina, saben por experiencia lo que significan las bandas armadas y el fascismo. Por eso, este hecho gravísimo merece la respuesta más contundente de los trabajadores, campesinos y el pueblo boliviano.

En este terreno, como en el resto, no depositamos ninguna confianza en el gobierno de Evo, sino en la acción independiente de los trabajadores y campesinos. El eje de una política revolucionaria no es confiar en las instituciones del Estado, ni exigir a Evo que envíe al Ejército burgués a reprimir, sino llamar a los sindicatos, a las organizaciones campesinas y sociales, a que ellas mismas organicen su autodefensa.

Evo sí envió al Ejército a reprimir, en primer lugar, a los mineros, y mató a dos de ellos en Huanuni, antes del referéndum en agosto. Ahora, ante el levantamiento de los autonomistas, también reprimió, aunque con tibieza: impuso el Estado de Sitio y metió preso al prefecto de Pando. Pero a renglón seguido se sentó a negociar con los representantes políticos de las bandas armadas.

Hoy, ese ejército frena con guantes de seda a los autonomistas, y la alta oficialidad se alinea con Evo contra la burguesía de Santa Cruz, pero mañana no tendrá inconvenientes en cambiar de bando, como sucedió en Chile durante el gobierno de Salvador Allende, o, si Evo llega a un acuerdo con la burguesía de la Media Luna, no tendrá inconvenientes en volver disparar contra los mineros, como lo hizo en agosto en Huanuni.

Solidaridad con el pueblo boliviano

Al conocer la masacre de Pando, IT, CS y FUR en el Comité de Enlace, llamaron a conformar una brigada de solidaridad con el pueblo boliviano, brindando la solidaridad política, proponiendo a los sindicatos y organizaciones políticas y populares enviar delegaciones y ponerse a disposición del pueblo boliviano en esta importantísima lucha.

Hacemos este llamado porque no depositamos ninguna confianza en los gobiernos, ni en el de Evo, ni en el de Lula, ni en el de Kirchner, ni confiamos en la acción de los ejércitos burgueses para aplastar la rebelión fascista de la propia burguesía. Solo creemos en la movilización obrera y popular y en la solidaridad internacional.

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