miércoles, 5 de noviembre de 2008

La misión de Obama: salvar el sistema

“Incipiente revolución social”, “cambio revolucionario”, “elecciones históricas”, son algunos de los calificativos que los diarios del mundo han utilizado para explicar el triunfo de Barack Obama, el candidato del Partido Demócrata, en las elecciones presidenciales en Estados Unidos.

Será el primer presidente negro, elegido en medio de la peor crisis económica en 80 años, y de la peor crisis política, alimentada por el fracaso de George W. Bush en la guerra de Irak y Afganistán.

Obama gana como resultado de una campaña en la que derrotó a los números puestos, como Hillary Clinton y el republicano John Mc Cain, tras haber realizado manifestaciones de decenas de miles de personas a lo largo y ancho del país, habiendo despertado enormes ilusiones entre los negros, los trabajadores y todos los que están sufriendo los efectos de la brutal crisis económica.

Un país en ebullición

El triunfo de Obama se explica por los inmensos cambios ocurridos en los últimos cuarenta años en Estados Unidos: La gran lucha de la minoría negra por su igualdad, que se inició en los años sesenta, cuando Martin Luther King hizo el discurso que pasó a la historia: “Tengo un sueño”, en 1963, en el momento culminante de la lucha del Movimiento por los Derechos Civiles.

La gran lucha de los jóvenes y el pueblo contra las aventuras guerreras del Pentágono: de las grandes manifestaciones contra la guerra de Vietnam en los años sesenta y setenta, y de las protestas generalizadas en contra de la guerra de Irak en los últimos años.

La gran lucha de las mujeres por sus derechos, y en la actualidad, la lucha por defender fallos como “Roe versus Wade” a favor del derecho de aborto.

La gran lucha de los inmigrantes ilegales, en especial latinoamericanos, que han introducido la tradición y la experiencia de la revolución latinoamericana. Por ello, fueron los latinos los primeros en volver a celebrar el Primero de Mayo.

El enorme descontento de los trabajadores con las políticas de los últimos treinta años de desmonte de las fábricas para llevarlas a China, de precarización del empleo, deterioro salarial y aumento de la desocupación, que llegó a 760.000 este año.

Luchas como la huelga de 27000 trabajadores de la Boeing, la de los guionistas de cine de más de 3 meses que terminó en un triunfo, y diversas huelgas de trabajadores automotrices, de la construcción y servicios. Profundos cambios al interior del movimiento obrero.

La AFL-CIO, central obrera histórica se ha roto, varios sindicatos se han alejado, cuestionando a su dirigentes y muchos gremios han decidido dejar de apoyar al partido Demócrata. El descontento por el desmonte de las garantías sociales, la inexistencia de un sistema de salud universal, el deterioro del sistema educativo, como se expresó en el desastre del huracán Katrina.

La bronca en contra de la gran estafa organizada por Wall Street, que ha reducido a nada los fondos de jubilaciones, que ha provocado 200.000 desempleados solo en octubre, que ha llevado a miles de familias a perder sus casas, y que amenaza con el cierre de cientos de fábricas y puestos de trabajo.

Estados Unidos, la única potencia mundial, ha incorporado todas las contradicciones del mundo, que ahora están estallando en su interior.

Una tarea titánica

Obama es el candidato elegido por las grandes multinacionales imperialistas, por los principales diarios del país y hasta por la revista inglesa The Economist, para enfrentar el enorme descontento incubado en los trabajadores y el pueblo norteamericano.

Estos lo reciben con enormes ilusiones, pero no hay que engañarse. La misión de Obama es como la de Superman: salvar el sistema. Veamos: Es abogado de Harvard, una de las universidades más importantes de Estados Unidos, y profesor durante catorce años de la Universidad de Chicago, célebre por haber sido la cuna de los economistas neoliberales alumnos de Milton Friedman, que asesoraron a Pinochet, a todas las dictaduras latinoamericanas y a todos los gobiernos de los años noventa. Sus principales asesores económicos provienen de ese nido neoliberal: Austan Goolsbee y Jason Furman. Otros asesores son el millonario Warren Buffett, el ex jefe de la Reserva Federal Paul Volckery el ex secretario del Tesoro de Bush Paul O’Neill.

■ Obama no propone una ruptura con la herencia de Bush sino un gobierno bipartidista. Uno de los posibles candidatos a Secretario de Estado es Colin Powell, Jefe del Ejército en la primera guerra contra Irak, y Robert Gates, el actual Secretario de Defensa.

■ Obama quiere mantener 50000 soldados en Irak para “combatir el terrorismo” indefinidamente y enviar al resto a Afganistán. Está de acuerdo con John Mc Cain en que el presupuesto militar debe ser aumentado, apoya a Israel contra los palestinos y ha dicho con toda claridad que no es ningún enemigo del poderío militar norteamericano.

■ Obama propone bajar impuestos a los trabajadores y a la clase media y regular el sistema
financiero, pero no propone ningún cambio de fondo: ni nacionalizar los bancos, ni juzgar a los culpables de la crisis, ni aumentos de salarios, ni prohibición de los despidos.

■ Frente a la crisis de las hipotecas, la propuesta más radical de Obama es una moratoria de tres meses en los juicios.

■ Obama votó por el rescate a los bancos de 700.000 millones de dólares propuesto por el gobierno de Bush. Obama no va a satisfacer las enormes expectativas depositadas en él. Por eso, lo más probable es que presenciemos luchas cada vez más importantes de los trabajadores norteamericanos.

¿Quién financia a Obama?

Obama usa el argumento populista de que su campaña está financiada por donativos pequeños de los trabajadores y no de las grandes empresas. Pero esto es una media verdad. La mitad del volumen de los donativos (204 millones de dólares) fueron donados por empresas de manera indirecta a través de sus ejecutivos.

Por ejemplo, si sumamos los donativos de los ejecutivos de Goldman Sachs, llegamos a La suma de 691.930 dólares. Citigroup (US$448.595), y otras grandes corporaciones. La cuestión es saber quién financia a quién. Por ejemplo, las empresas petroleras apoyan abiertamente a Mc Cain (1.3 millones), pero de manera menor al apoyo brindado en las campañas anteriores.

Los dos sectores que apoyaron tradicionalmente al Partido Republicano fueron las petroleras y las empresas agroalimentarias. Por otro lado permanece el apoyo incondicional del sector financiero a ambos candidatos.

Las empresas financieras invirtieron cerca de 15 millones de dólares a la campaña de Mc Cain y 16 millones a la de Obama. Obama tiene el apoyo mayoritario de los estudios de abogados (20 millones contra 6 millones de Mc Cain).

Los sectores más dinámicos de la burguesía, el financiero, las nuevas tecnologías y los medios de comunicación, apoyan al candidato demócrata. El hecho de que la burguesía financiera más a Obama que a Mc Cain muestra un temor de la burguesía: la de la crisis del sistema bipartidista. Con Obama, la burguesía gasta una fortuna para renovar la imagen de la democracia burguesa totalmente corrupta y podrida que reina en Estados Unidos.

Por esta razón, Obama gastó 45% del dinero de sus campañas en comunicación, el doble que Mc Cain. Extracto de artículo publicado en el sitio web del PST-U de Brasil

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