martes, 4 de noviembre de 2008

Una falsa opción: neoliberales versus estatistas. Se necesita un nuevo sistema económico mundial
Por Carmen Carrasco de IT

Todos dicen que debemos ajustarnos los cinturones. Que no debemos pedir aumentos de salarios.

Pero la crisis no significa que a todos nos vaya mal por igual.
La riqueza no se evapora en el aire.

La crisis es precisamente el mecanismo para reajustar las ganancias de los capitalistas. Ahora, los tiburones se están dando un festín.

Los grandes monopolios imperialistas están comprando empresas menores por chauchas y palitos, los banqueros se están quedando con las casas y los ahorros de la clase media y con los fondos de jubilación de todos los trabajadores del mundo, dejándolos en la miseria.

Están echando millones de trabajadores y recortando presupuestos estatales para ganar más en el futuro. Pero los gobiernos son concientes de que, si no le ponen algún pequeño freno a esta contraofensiva, el descontento de los trabajadores puede poner en peligro todo el sistema.

Por eso a mitad de noviembre se reunirá el Grupo de los 20 países en Estados Unidos, con la participación de Argentina.

Del neoliberalismo al estatismo

El neoliberalismo y el estatismo son dos modas de los economistas y políticos burgueses, que se quitan y se ponen según como venga la mano.

Si les va bien o ganan a lo loco, piden que el Estado no se meta, que no haya reglas, ni regulaciones. Eso fue lo que hicieron en las últimas décadas con el famoso neoliberalismo.

Ahora, cuando las cosas van mal y las empresas están al borde de la quiebra, todos claman al unísono: ¡que el Estado nos salve!

Los políticos claman por la intervención estatal porque: Están aterrorizados de la combatividad de los trabajadores.

Tienen pánico de que los despidos y las caídas salariales, desaten grandes luchas, que pongan en peligro a los gobiernos y al sistema capitalista.

Hasta Cristina y Néstor Kirchner, que durante todos los años noventa no protestaron ni una vez contra el neoliberalismo de Menem, que clamaron a gritos por la privatización de YPF, hablan de la intervención del Estado.

El “estatismo” no es salida

La salida que proponen de palabra tanto Barack Obama como los esposos Kirchner, es para salvar el sistema y para patear los problemas hacia adelante.

Proponen la intervención del Estado para salvar bancos y empresas en quiebra, no para nacionalizarlos sin indemnización, ni meter presos a todos los ejecutivos culpables de la estafa financiera.

Proponen más créditos para que la gente se siga endeudando. Proponen bajar impuestos, para que los ricos no bajen sus ganancias.

Es mentira que los gobiernos piensen intervenir a favor de los trabajadores. Por el contrario, están parando las obras públicas y bajando todos los presupuestos de salud y educación.

Por eso, están saliendo a luchar los maestros y los empleados públicos en Estados Unidos, en Europa, en Colombia y Argentina.

En América Latina, ¿qué gasto público van a aumentar, cuando todos los gobiernos tienen que pagar la deuda externa a toda costa?

Los Kirchner están manoteando los ahorros de los jubilados, pero para pagar 20.000 millones de dólares. ¡El estatismo es puro verso!

Por un nuevo sistema económico mundial

La discusión que está al orden del día es que el sistema capitalista ha fracasado y que no va más.

Un sistema dirigido a producir ganancias inmensas para un puñado de multimillonarios dueños de las grandes corporaciones, dominado por la codicia irracional, que lleva a la quiebra al mundo entero, que está despidiendo millones de trabajadores y cerrando fábricas, eliminando escuelas y hospitales.

Hay que nacionalizar de inmediato los bancos y las finanzas, las grandes corporaciones y ponerlas bajo el control de los trabajadores.

Hay que poner en pie un nuevo sistema basado en la planificación y no en la irracionalidad capitalista, basado en la satisfacción de las necesidades de los trabajadores y no en la sed de ganancias, hay que poner las fabulosas riquezas creadas por la economía mundial al servicio de más hospitales, escuelas, universidades.

Hay que hacer un sistema donde no exista el desempleo, donde el empleo no dependa del humor de los capitalistas, donde las fábricas no cierren según las subidas y bajadas de la Bolsa.

Para ello, hay que sacar a la burguesía imperialista y a sus socias menores, las burguesías de nuestros países, que han llevado al mundo a esta crisis, y reemplazarlas en el poder por gobiernos de los trabajadores.

Pero no será un gobierno totalitario, como el de Stalin en la Unión Soviética, porque ese modelo ya fracasó.

Tendrán que ser gobiernos que recojan y desarrolle las mayores conquistas democráticas de los trabajadores norteamericanos y europeos, y las mayores conquistas sociales que ha logrado la humanidad.


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