martes, 11 de enero de 2011

Los jóvenes precarizados encendieron la mecha de la rebelión en Africa / Europa traslada la crisis a sus vecinos

El Mar Mediterráneo, que ha sido escenario en la antigüedad de innumerables batallas por la supremacía comercial, hoy se transformó en el centro mundial de la resistencia obrera y popular a los planes de ajuste del imperialismo.

Sus aguas bañan el suelo de tres continentes (África, Asia y Europa) y de veintitrés países, entre ellos Italia, Francia, España, Grecia, Israel, Turquía, Siria, la Franja de Gaza, Argelia y Túnez. Y transportan de costa a costa el producto que más ha crecido en el mundo durante el pasado 2010: la protesta social.

Las manifestaciones contra los recortes a la educación y los planes sociales, las rebajas salariales, el desempleo y el aumento del costo de vida, se multiplican en el suelo europeo y empiezan a contagiar a toda la región.

Solo así podemos explicar la rebelión “espontánea” que ha conmocionado a Túnez y Argelia, países africanos en los que hace casi diez años que no se registran protestas obreras y populares.

A mediados de diciembre de 2010, decenas de manifestaciones en Túnez, protagonizadas por jóvenes sin trabajo y hartos de la precariedad laboral, pusieron contra las cuerdas al presidente Ben Alí, que gobierna con fraude desde hace 23 años.

La bronca de la juventud tunecina comenzó cuando el 17 de diciembre Mohamed Bouazizi, un licenciado en informática de 26 años, intentó suicidarse. Mohamed estaba desocupado y se ganaba la vida vendiendo verduras y frutas en la calle.

La policía de Sidi Bouza, ciudad en la que vivía, le confiscó la mercadería porque no tenía permiso. El joven, abrumado por su situación desesperante, se prendió fuego.
Inmediatamente los jóvenes se movilizaron el día 19.


Las consignas de los manifestantes de Sidi Bouzid fueron oídas en todo Túnez: “El trabajo es un derecho, banda de ladrones… Abajo los verdugos del pueblo… Trabajo, libertad, Justicia social… No a los saqueadores del dinero público”.

Luego la salvaje represión contra los jóvenes en lucha llegó la solidaridad. Miles de abogados convocaron a una huelga general el día 31. Desde tempranas horas de la mañana se movilizaron a los tribunales, portando brazaletes rojos en sus brazos, y fueron rodeados y hostigados por la policía.

Los periodistas se concentraron frente al Ministerio del Interior para entregar un escrito protestando contra la prohibición de acceso a los periodistas a la zona de conflicto. Pero el ministro se negó a recibir la carta.

La respuesta más dura la dieron los hackers, lanzando un ataque pirata contra los sitios del gobierno, la bolsa y el servidor primario del país. “Hicimos caer los sitios del premier y su gobierno corrupto”, anunciaron.

El gobierno de Ben Alí respondió con más censura y detenciones de los activistas. En un gesto de demagogia, visitó al joven al hospital y echó a algunos jefes policiales.

Finalmente, el día 4 de enero, Mohamed Bouazizi falleció. El Consejo Nacional de las Libertades en Túnez declaro al jueves 6 de enero DÍA INTERNACIONAL DE APOYO A LAS LUCHAS POPULARES TUNECINAS.

Lina Ben Mhenni, una bloguera reconocida a nivel mundial, advierte: “La rabia está aumentando entre los tunecinos y ahora la frustración es mayor que cualquier temor a las represalias del gobierno”.

La hoguera encendida en Túnez rápidamente se trasladó a Argelia, país vecino y protagonista de una de las revoluciones anticoloniales más importantes del siglo XX.

Ya han muerto dos personas y hay más 400 heridos (300 son policías), producto de los enfrentamientos entre la policía y los manifestantes que protestan por la desocupación y el aumento del costo de vida.

Las protestas, que comenzaron el 6 de enero, ya se han extendido por todo el país, con piquetes en las principales rutas, gomas quemadas, ocupaciones de edificios públicos y duros combates protagonizados por jóvenes que con bombas molotov, piedras, palos y botellas, hicieron retroceder a la policía.

No es casualidad que ambos países (Argelia y Túnez) se encuentren en esta situación, ya que durante más de cien años fueron colonizados por los franceses, que saquearon sus recursos naturales y esclavizaron a su población.

A pesar de haber conseguido la independencia después de la Segunda Guerra Mundial, en la época de las revoluciones cubanas, chinas y coreana; Túnez y Argelia dependen económicamente de Europa, y sus jóvenes solo piensan en emigrar para escapar de la miseria.

Los planes de ajuste que afectan a los trabajadores europeos, también afectan a los trabajadores de los países dependientes, sean africanos, asiáticos o americanos, por efecto de la globalización.

La lucha de los jóvenes tunecinos y argelinos debe ser un ejemplo para los jóvenes latinoamericanos, porque la crisis europea ya cruzo el Atlántico y está golpeando nuestras puertas.

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