jueves, 20 de enero de 2011

Reportaje a Vicente Guindani, Secretario General del SINTECT/RS

Nos entrevistamos con el compañero Vicente, quien además de ser Secretario General del Sindicato de los Trabajadores del Correo y Telégrafos de Río Grande del Sur, pertenece al Movimiento Revolucionario (MR) una joven organización trotskista con la cual mantenemos relaciones fraternales.

¿A que se debe tu visita?

Estoy en Buenos Aires como parte de un proceso de intercambio de experiencias y debates con los compañeros de Convergencia de Izquierda, con quienes estamos profundizando relaciones. Esta es la quinta visita al país. También viajé para participar en el acto por la libertad de Carlos Olivera que se realizó el 18 de enero. El domingo 23, un día antes de volverme a Porto Alegre, viajaré a la cárcel para conocer al compañero y transmitirle el saludo de los militantes del MR y los delegados y activistas del SINTECT/RS.

¿Ustedes hicieron algunas actividades por la libertad del compañero?

Sí, hemos conseguido una cantidad importante de firmas de activistas, dirigentes sindicales y personalidades políticas y sociales de mi país. El cuerpo de delegados del sindicato votó su adhesión a la campaña. Consideramos que la pelea por la libertad de un dirigente obrero no tiene fronteras, es una obligación de todos los luchadores y luchadoras, más si somos de izquierda.

¿Cómo analiza el MR la situación de Brasil?

Apenas asumió, Dilma anunció la puesta en marcha de un plan de ajuste muy duro, con recortes de entre 12 a 40 billones de reales en el presupuesto social y un congelamiento salarial para todos los empleados del estado. Si se tiene en cuenta que en Brasil, al igual que en Argentina, existe un proceso inflacionario, esta política significará el deterioro del poder adquisitivo de millones, endeudados debido al “boom” de créditos de la época de Lula, mediante el cual buena parte de la clase trabajadora compró electrodomésticos, vehículos nuevos y viviendas.

Esto, seguramente, provocará conflictos salariales y reivindicativos, una tendencia que comenzó a manifestarse el año pasado, cuando varios sectores salieron a la huelga logrando algunas victorias, como los bancarios y los metalúrgicos que obtuvieron algunos puntos de aumento. Otras categorías salieron a pelear pero no consiguieron por la traición de la burocracia, los “pelegos”.

La ocupación militar de las favelas y la falta de respuesta a la catástrofe producida por las inundaciones, que están socavando la autoridad del nuevo gobierno (que de por sí es más débil que al anterior) exacerbarán la tendencia general hacia los conflictos sociales. A todo esto hay que agregarle el anuncio de aumentos en los intereses bancarios, que impactarán directamente en los bolsillos de la clase obrera y el pueblo endeudado

¿Cómo actúa la izquierda frente a esta situación?

Ninguno de los dos partidos más importantes -el PSol y el PSTu- ponen el centro en la necesidad de luchar contra el gobierno y sus planes. Es que según sus dirigentes la “popularidad” de Lula y del gobierno que lo reemplazó, hacen necesaria una política mucha más “cuidadosa”, centrada en la exigencia y no en las denuncias… Nosotros entendemos que se equivocan. La tarea de los revolucionarios -más allá de la popularidad del gobierno- pasa por denunciarlo implacablemente y por llamar sistemáticamente a los trabajadores y al pueblo a luchar para derrotar sus políticas económicas y sociales.

¿Cuál es la propuesta del MR en ese sentido?

En primer lugar convocamos a pelear contra los efectos inmediatos del plan del gobierno, como la rebaja salarial o los recortes en el presupuesto. Desde ahí planteamos la necesidad de unir los conflictos mediante huelgas regionales y nacionales para enfrentar la política oficial. Ustedes tienen que tener en cuenta que en Brasil no hay tradición de huelgas generales, por lo tanto nuestro planteo es una pelea dura, no solo contra quienes se oponen a las mismas, sino también contra la propia tradición proletaria, forjada durante años por los pelegos de la CUT.

Junto con esto hacemos un llamado a construir un Bloque de Oposición de Izquierda que se ubique al frente de los conflictos y se proponga su unificación. Obviamente, este frente tendría que sostener un programa alternativo al del gobierno, con las políticas tradicionales de la izquierda.

¿Dentro del correo y los sectores que ustedes influencian, aplican esta orientación?

Los compañeros y compañeras del MR que están al frente de entidades obreras, populares o estudiantiles, se caracterizan por agitar y propagandizar esta línea. Toda la vanguardia y algunos sectores de las masas nos conocen. Saben que cuando llega alguien del MR empiezan las denuncias y propuestas de lucha contra el gobierno. Queremos lograr que tanto el SINTECT/RS, como el Gremio de Estudiantes de Julinho (la mayor escuela de la provincia) o el Sindicato de Bancarios de Natal (al norte del país), que son entidades encabezadas por militantes y cuadros del MR, se transformen en puntos de referencia para organizar la lucha contra el gobierno y sus planes.

¿Qué más caracteriza al MR?

Somos fanáticos de la democracia obrera, de la lucha contra la burocratización de los gremios, sin la cual no es posible luchar consecuentemente contra los de arriba. En Brasil hay una burocracia pelega importante dentro de la CUT y otras centrales sindicales, como Forca Sindical o CTB, pero también una especie de burocracia de izquierda dentro de los sindicatos dirigidos por el PSol, el PSTu y otras fuerzas más pequeñas. Lamentablemente estos sectores no tienen la política de apoyarse en las bases y hacerlas partícipes de todas las decisiones, ya que por lo general sostienen una orientación muy aparatista y superestructural.

No impulsan las asambleas y los plenarios de delegados, pero tampoco las políticas antiburocráticas más elementales hacia adentro de los sindicatos, como por ejemplo la “rotación” sindical, mediante la cual los dirigentes, aún los de izquierda, tienen la obligación de volver a trabajar en determinados períodos, una buena manera de combatir su burocratización.

Tal es así que existen decenas de dirigentes obreros de izquierda que hace décadas que no trabajan, lo que les hizo perder la sensibilidad y alejarse de los sentimientos y necesidades de las bases. Nosotros intentamos aplicar el legado de Trotski y Nahuel Moreno, que nos enseñaron a través de sus acciones y de sus textos que la democracia obrera y la lucha implacable contra todo tipo de burocratización es uno de los pilares en los que se debe apoyarse la política revolucionaria.

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