domingo, 20 de marzo de 2011

¡Fuera las manos imperialistas de Libia! Redoblemos el apoyo a la resistencia para derrotar a Gadafi

Los aviones y barcos imperialistas comandados por Estados Unidos y Francia están atacando por aire y mar los cuarteles y tanques del dictador Gadafi, queriendo aparecer ante a la opinión pública mundial como los campeones de la democracia y la libertad.

Este es el momento de mayor debilidad para las naciones imperialistas en décadas. La crisis económica mundial, que a consecuencias del cataclismo japonés parece no tener fin, los bajo niveles de popularidad de casi todos los gobiernos, y el ascenso en las luchas a nivel global, obliga a los imperialistas a maniobrar el timón con sumo cuidado de no caldear los ánimos, especialmente en el mundo árabe.

Sabedores de que las fuerzas de la OTAN son odiadas en todo el mundo, los imperialistas tratan de lavarles la cara, poniéndose del lado de los rebeldes libios que enfrentan a Gadafi. Y así ganarse la simpatía de millones de jóvenes, obreros y estudiantes, que apoyan a la revolución en Libia, especialmente los jóvenes egipcios y tunecinos, que están a la vanguardia del movimiento.

Mal que les pese a Fidel Castro, Chávez y Dilma Rouseff los ataques sobre las fuerzas de Gadafi fueron recibidos con alivio por las masas, que observaban impotentes como el ejército masacraba impunemente al pueblo libio.

Los que apoyan a Gadafi, ya sea abiertamente o porque se niegan a denunciarlo, son responsables de servirles en bandeja a los imperialistas la posibilidad de influenciar a los revolucionarios libios y, a través de ellos, a todos los jóvenes del Magreb.

¡Sin embargo, esta ofensiva militar no significa ningún apoyo a las milicias libias, que continúan combatiendo al régimen! Mientras le pegan a Gadafi por la retaguardia lo dejan actuar por la vanguardia, masacrando al pueblo de Bengasi, que resiste casa por casa la embestida terrestre de los mercenarios del régimen.

Estados Unidos, Francia, Inglaterra, España y demás potencias están jugando a dos puntas: Por un lado preparan el recambio de Gadafi para reemplazarlo por otro dictador más presentable y por el otro, dándole un poco más de vida para que haga el “trabajo sucio”.

Obama, Sarkozy y compañía son concientes de que las milicias armadas de Bengasi, independientemente de que una parte de sus líderes son pro “occidentales”, están llevando adelante una guerra cuyo carácter es profundamente antiimperialista y anticapitalista.

Es que los guerrilleros libios están cuestionando objetivamente los intereses y las propiedades de los monopolios, ya que pelean –armas en mano– contra el plan de ajuste, hambre, represión y explotación al servicio de las petroleras impuesto por el principal agente de esas empresas monopólicas en el país: el coronel Gadafi.

El objetivo de los agresores es acabar con Gadafi, que ya no les sirve para garantizar la continuidad del saqueo de los recursos naturales y sociales de Libia. Sin embargo lo necesitan -por un tiempo- para que cumpla con lo que todo el poderío militar imperialista no puede lograr: aplastar la revolución.

Desde Convergencia Socialista llamamos a los partidos de izquierda, combativos, democráticos y antiimperialistas a manifestarnos juntos por el inmediato cese de los ataques imperiales. Al mismo tiempo convocamos a redoblar el apoyo a los heroicos combatientes libios.

Las armas y voluntarios que necesita la revolución Libia no pueden venir de quienes pretenden aplastarla sino de aquellos países que dicen enfrentar los intereses de los dueños del mundo, como Cuba y Venezuela, cuyos presidentes están jugando un papel lamentable, sosteniendo al dictador Gadafi.

Los trabajadores y los pueblos de Cuba, Venezuela, Brasil, Argentina y los países árabes deben exigirle e imponerles a sus gobiernos el envío de armas para la resistencia. Las organizaciones obreras y populares y de izquierda tienen que organizar el reclutamiento de voluntarios para combatir contra Gadafi y el imperialismo.

La izquierda revolucionaria no debe dejar sola a la heroica resistencia obrera y popular Libia. Su aislamiento sólo favorece al masacrador Gadafi y a la canalla imperialista.

Los dirigentes de los principales partidos y agrupamientos internacionales deben jugar un papel activo, tratando de influir en las próximas batallas, mostrándole a los compañeros y compañeras libias que el único camino para terminar con la falta de libertad, el hambre, los salarios miserables, la precarización laboral y la desocupación es imponiendo un gobierno obrero y popular que expropie a las multinacionales y reparta equitativamente la riqueza, o sea el Socialismo.


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