lunes, 11 de abril de 2011

¡Por una comisión de apoyo que viaje a Bengasi para apoyar la resistencia y proponer una política para triunfar!

Los imperialistas, a través de la OTAN, decidieron intervenir en Libia para “colaborar con el pueblo insurreccionado”, bombardeando algunas posiciones del ejército de Gadaffi. Sin embargo la realidad demostró que no pretenden derrotar ni destituir al dictador libio, sino imponerle algunas condiciones, para que así continúe su guerra contrarrevolucionaria contra las milicias.

Los gobiernos colonialistas europeos están jaqueados por grandes huelgas y movilizaciones, donde los jóvenes inmigrantes del norte del África juegan un papel protagónico contagiando a la juventud trabajadora en general. Necesitan presentarse ante sus pueblos como “defensores de la libertad y la democracia”, porque además es la mejor manera de influenciar políticamente a la resistencia libia.

Estos personajes, que por un lado le pegan a Gadaffi y por el otro le siguen girando millones provenientes de los negocios que mantienen con el dictador y sus amigos, lo necesitan para que liquide, o al menos le quite poder, a las milicias. Éstas, más allá de sus dirigentes conciliadores y “prooccidentales”, constituyen el peligro más importante para los monopolios y sus representantes políticos.

Los miles de jóvenes que las integran vienen de protagonizar una enorme revolución democrática que aún no ha culminado. Por lo tanto están decididos a seguir la lucha - armas en mano – para imponer las mismas exigencias que desataron esa rebelión. ¡Ni la OTAN, ni mucho menos Gadaffi, les garantizarán el cumplimiento de sus reclamos, ya que para hacerlo tendrían que promover una revolución política y social, algo que no está ni estará en sus planes!

Tampoco les resultará fácil desarmar a las milicias y frenar el ascenso obrero y popular. Una situación, que en la medida en que se profundice, empujará a las masas a sacar conclusiones más avanzadas, como que no habrá manera de conquistar la democracia sin expulsar al imperialismo, para lo cual habrá que imponer el ejercicio de la democracia directa, mantener al pueblo en armas y expropiar a los monopolios…

Los revolucionarios de todo el mundo debemos ayudar a que la conciencia de los trabajadores y el pueblo libio avance en esa dirección. Será la única manera de contrarrestar la propaganda y el accionar de los imperialistas. ¡Para eso tenemos que recuperar las calles rompiendo el cerco político y militar que construyeron Gadaffi, sus presidentes amigos y los imperialistas, intentando aislar a los sectores más radicalizados de la resistencia!

Hay que tomar contacto con esos milicianos, proponiéndoles que convoquen a una gran movilización internacional con el objetivo de exigir armas para la insurrección, el retiro de los aviones y barcos imperialistas y la ruptura de relaciones con el régimen de Gadaffi y los países de la OTAN que ataquen Libia. La izquierda debe pasar a la ofensiva, mostrándole a los jóvenes rebeldes que el único camino para profundizar la revolución es apoyándose en el movimiento de masas mundial, que está en ascenso.

Para lograrlo será necesario poner en pie un amplio movimiento de apoyo: Desde CS llamamos a todos los partidos, grupos y personalidades que simpatizan con la lucha de los trabajadores y el pueblo libio, a organizar una comisión unitaria que viaje a Bengasi para ponerse a disposición de los rebeldes y les proponga el lanzamiento de ese movimiento, de manera de impulsar juntos las propuestas políticas que aquí planteamos.

Un viaje de estas características ayudaría a romper el cerco militar y el aislamiento mediático. Le daría también una gran autoridad a la comisión para entablar el diálogo político con representantes del gobierno provisional y las milicias. En ese sentido hay que seguir el ejemplo del joven neuquino Emanuel Piaggesi, quien como el Che Guevara, tomó la decisión de viajar para solidarizarse con la lucha de un pueblo heroico.

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