lunes, 14 de marzo de 2011

Libia: ¡Armas para la Revolución!

La revolución en Libia se encuentra en un punto de inflexión: o los Consejos Militares, integrados por las masas empobrecidas, son capaces de derrotar a Gadafi e instauran un gobierno obrero y popular; o la reacción, a través del mismo Gadafi o las fuerzas de la OTAN, le ponen un palo en la rueda a la seguidilla de triunfos de las masas árabes contra los gobiernos totalitarios pro imperialistas.

A diferencia de lo que sucede en Libia, los procesos revolucionarios de Túnez y Egipto que acabaron con los gobiernos títeres de Ben Alí y Mubarak, tomaron desprevenidos a los países imperialistas, jaqueados por el ascenso de las luchas en sus propios países.

Frente a la simpatía mundial que recogió el movimiento, los gobiernos de Estados Unidos y Europa les soltaron las manos a sus viejos amigos e impulsaron algunos cambios cosméticos, en vista de que era lo más conveniente para tratar de desviar la movilización.

Pero no siempre frente a cada embate del movimiento de masas el imperialismo y sus socios menores, las burguesías cipayas, retroceden aceptando reformas democráticas, como lo están demostrando en el caso de Libia.

En ese país su dictador Gadafi, contando con el apoyo explícito o implícito de sus amos imperiales, puso en marcha un plan contrarrevolucionario cuyo objetivo es liquidar la insurrección y frenar, aunque sea por un momento, el desarrollo de la revolución mundial.

Mientras en los salones de la ONU y en los pasillos de la OTAN los imperialistas se rasgan las vestiduras por el desastre humanitario que provocan los bombardeos de la aviación de Gadafi ¡ni un solo fusil, ni una sola munición ha salido aún del arsenal de estos hipócritas para fortalecer a las milicias!

Por el contrario Sarkozy, Berlusconi, Merkel y compañía le siguen transfiriendo royalties de las ganancias por la exportación de hidrocarburos a los bancos en manos de Gadafi, dinero fresco con el cual el dictador compra armas en grandes cantidades.

Los gobiernos del resto de las naciones árabes mantienen sus fronteras abiertas, no para facilitarle el paso a las brigadas internacionalistas que necesita la insurrección, sino para que se infiltren los cientos de mercenarios que viajan a Trípoli seducidos por los enormes sueldos que les ofrece el genocida Gadaffi.

Estados Unidos cuenta con armamento y tecnología de sobra para proveer a los jóvenes milicianos. Pero Obama nunca seguirá ese camino, ya que de hacerlo estaría apostando a la autoorganización del pueblo libio, una política que afectaría sus propios intereses en la región.

Lo que están haciendo los imperialistas, con EE.UU. a la cabeza es montar una gran cortina de humo, para permitirle a Gadafi que frene la revolución a costa de la sangre de miles. Una vez liquidada la resistencia, quizá se planteen cambiar al dictador por algún personaje más presentable.

Sin embargo los líderes imperialistas no están solos en esta tarea. Cuentan con la complicidad directa y manifiesta de aquellos dirigentes que haciéndose llamar socialistas, como Fidel Castro o Hugo Chávez, que defienden a capa y espada el statu-quo internacional cubriéndoles las espaldas a Gadafi.

Los imperialistas y los “progresistas” están en Libia apostando a la derrota de la revolución. Los socialistas revolucionarios no podemos mirar para otro lado, tenemos que jugarnos a cambiar el curso de los acontecimientos, impulsando todo tipo de acciones solidarias, reclamando la ruptura de relaciones con el dictador y el envío de armas para la resistencia.

Pero los revolucionarios tenemos que emprender otra tarea, más difícil pero altamente necesaria: ¡Actuar desde adentro de las fronteras libias, jugándonos a influenciar a esos miles de heroicos combatientes con nuestras ideas socialistas!

Para eso hay que seguir el ejemplo de nuestros antecesores, que pusieron en pie las brigadas internacionalistas que combatieron en la Guerra Civil Española, de Nahuel Moreno que impulsó la Brigada Simón Bolívar en Nicaragua o del Che Guevara, que entendiendo la necesidad de hacer “muchos Vietnam”, viajo al África para combatir junto a los revolucionarios de Angola.

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