Huelga en Gran Bretaña: nuevo foco del gran incendio capitalista
12 mil escuelas primarias entre Inglaterra y Gales y más de 100 universidades del todo el país sin clases; unos 780 mil empleados estatales en la calle; 24 hs de huelga; 80 mil millones de libras esterlinas (128 mil millones de dólares) de recorte del gasto público; casi 50 mil empleados despedidos.
Son algunos números que hoy día están en la boca de los pobladores de Gran Bretaña. En la actualidad las islas británicas se encuentran en una de las mayores crisis desde los 90` y ante una de las más importantes huelgas de los trabajadores de toda su historia (no se veía una de semejante magnitud desde 1926).
La crisis del capitalismo que vivenciamos hacia el 2009 está muy lejos de cerrarse, aun en contra de las predicciones y malos futurismos que hacían en su momento múltiples economistas. La debacle económica está y se hace más profunda a cada momento que pasa.
Mientras tanto los gobiernos, los banqueros y las cúpulas empresariales de los países centrales no buscan otra salida que el ajuste al bolsillo de los laburantes. Lo mismo que hicieron o están tratando de hacer en Irlanda, España, Grecia, Medio Oriente y en parte de África, ahora intentan en Inglaterra, Escocia y Gales.
El pasado jueves 30 de junio cientos de trabajadores salieron a marchar contra el gobierno del conservador David Cameron, quien pretende, como una de las tantas medidas para paliar la crisis, reformar el régimen jubilatorio elevando de 60 a 66 años la edad de jubilación estatal, extendiendo las horas laborales y buscando un aumento de hasta 4% en las contribuciones salariales para las pensiones.
A pesar de las duras críticas de múltiples sectores, el gobierno indicó que los cambios son necesarios para reducir en los próximos años el enorme déficit fiscal de Gran Bretaña, que trepa al 12% del PIB británico.
Estas medidas estatales se empalmaron con la decisión de Lloyds Banking Group y el HSBC, los dos principales bancos ingleses, de echar a aproximadamente a 42 mil trabajadores. Como respuesta los sindicatos de Gran Bretaña prometieron resistir a los planes de austeridad, amenazando con una “oleada de huelgas”.
La situación inglesa es otra muestra de la crisis capitalista que engloba al conjunto del planeta. Esto no implica que ya esté muerto, como algunas organizaciones ingenuamente pregonan (como si el devenir del socialismo fuera algo que se dará solo). Puede estar agonizante pero jamás morirá si nosotros no hacemos algo para destruirlo.
Esta crisis a nivel mundial, que hoy tiene su epicentro en Inglaterra y obliga a los capitalistas a reajustarse para defenderse, fortalecerse y perfeccionar sus herramientas de explotación, es también una nueva oportunidad para que los trabajadores y los pueblos los golpeemos duramente, ya que el sistema se encuentra débil y vulnerable.
Ahora y más que nunca es necesario que los obreros y los oprimidos nos unamos para luchar codo a codo, de forma fraterna, peleando por la igualdad y la libertad, que solo puede alcanzarse con el socialismo.
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