Nos morimos de frío mientras Chile está que arde
Chile atraviesa días convulsionados. A los tsunamis, terremotos y volcanes le tenemos que sumar un ascendente descontento social, que se plasma en tres luchas que confluyen: los reclamos de los estudiantes secundarios y universitarios, las acciones de los mapuches y las movilizaciones en contra del megaproyecto HidroAysén.
Durante todo el mes pasado los estudiantes secundarios, apoyados por los estudiantes y profesores universitarios, encabezaron una serie de paros y movilizaciones en contra del actual sistema educativo. Ya en el 2006 Chile fue noticia por las grandes movilizaciones encabezadas por los secundarios, que hoy se recuerdan con el nombre de “revolución pingüina”.
En aquella época, al igual que ahora, reclamaban que la educación deje de ser privada y pase a manos del Estado y por un boleto estudiantil. Lo nuevo es que están pidiendo que se arreglen las escuelas y universidades destruidas por los terremotos, que se reemplace la Prueba de Selección Universitaria (PSU) por otro sistema de admisión más equitativo, mejoras en los colegios y la nacionalización del cobre para poder llevar a cabo estos reclamos.
La situación es mala, ya que no existe la educación pública, siendo muy costosas las cuotas de los colegios, razón por la cual muchos jóvenes se tienen que endeudar hasta la medula o irse a otro país. Ante los reclamos, que van en ascenso, Piñera no hace más que mirar para otro lado, tratando de imponer su plan de ajuste.
A todo esto le tenemos que sumar el malestar del conjunto de la sociedad por la aprobación del polémico proyecto hidroeléctrico HidroAysén, mediante el cual se pretende realizar una serie de represas en los ríos Baker y Pascua, ubicados en la XI Región, en el sur del país.
La implementación de este proyecto implicaría la destrucción del ecosistema de la zona y la pérdida de las casas de miles de habitantes a causa de las inundaciones que provocaría la represa. Durante los días 9 y 10 de Mayo entre 10.000 y 20.000 personas se movilizaron en las principales ciudades de Chile protestando contra las construcciones. La lucha fue salvajemente reprimida por los carabineros.
Uno de los sectores más golpeados por esta política de saqueo y privatización de los recursos naturales -mediante el proyecto HidroAysén- es el pueblo Mapuche, una comunidad noble que desde la época de la conquista americana viene sufriendo la persecución, el robo y el exterminio por parte de los capitalistas y sus gobiernos.
Desde hace varios años las comunidades mapuches, en especial las que habitan el sur, vienen librando una batalla feroz contra el robo de sus territorios ancestrales a manos de los empresarios nacionales y transnacionales, a la par de la lucha que dan por recuperar y mantener sus prácticas culturales, prácticas que el Estado capitalista con sus diversas instituciones siempre intentó liquidar por ir en contra de sus intereses económicos-políticos-culturales.
Las cárceles del país hermano están llena de presos políticos mapuches, que están ahí por reclamar ni más ni menos lo que les pertenece. Estos presos políticos ya llevan en lo que va del año dos huelgas de hambre, que fueron respondidas por el gobierno de Piñera con una indiferencia atroz y la intensificación de la represión y persecución contra las marchas que se realizan reclamando la liberación de los presos.
Como se verá el clima de Chile es realmente caluroso, ya que se está desarrollando un profundo ascenso obrero y popular, una situación de descontento que el gobierno no hace más tratar de apagar con nafta. Que no nos extrañe que esta crisis se vaya profundizando hasta llegar a un verdadero estallido.
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