Los pueblos originarios y la clase obrera contra Evo Morales Imagen: la policía contra los originarios en Tipnis
Las comunidades aborígenes de varias regiones de Bolivia, junto con la clase obrera organizada en la COB, acaban de imponerle al gobierno el cese de la construcción de la carretera que iba a partir en dos al TIPNIS (Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure).
Esta región está habitada por pueblos originarios que critican la destrucción del medio ambiente y sus propias tierras al servicio de las multinacionales que saquean recursos minerales como el petróleo, el gas y el oro.
El principal derrotado de esta lucha fue Evo Morales, que después de aprobar la creación de la ruta, reprimió brutalmente a una marcha de aborígenes (apoyados por amplios sectores), que se oponían al proyecto. Pero vamos desde el comienzo y veamos más detenidamente los pormenores de este hecho.
A comienzos de este año se empezó a hablar de la construcción del segundo tramo de la autopista Villa Tunari-San Ignacio de Moxos, a cargo de la empresa brasilera OAS con un costo de 415.000.425 de dólares. El grueso del dinero para financiar el emprendimiento iba a ser otorgado por el Banco Nacional de Brasil.
Este territorio, habitado por 64 comunidades de yurakares, trinitarios, mojeños y caimanes, cuenta con una enorme biodiversidad. La construcción significará la destrucción de buena parte de sus recursos.
Apoyándose en otros sectores, más más al gobierno, que defienden el proyecto con el argumento del “progreso”, el vicepresidente denunció a quienes boicotean la autopista, acusándolos de estar apoyados por grupos separatistas de Santa Cruz y la CIA. Estas acusaciones no tienen sustento, por eso hasta la Central Obrera Boliviana apoyó la protesta.
La marcha contra la carretera partió el 15 de Agosto con el objetivo de llegar hasta la ciudad de La Paz y dialogar con el presidente Evo. Pero antes que llegara a la mitad, el 25 de setiembre, fue atacada salvajemente, razón por la cual murió un niño y varios marchistas aún continúan desaparecidos.
El repudio generalizado contra la policía y el gobierno no se hizo esperar. La COB tuvo que largar el paro nacional para el 29 de setiembre. Ese día se realizaron movilizaciones muy grandes en las ciudades más importantes. A causa de la presión obrera y popular el presidente tuvo que paralizar la obra hasta la realización de un plebiscito nacional.
El gobierno de Morales de continua mostrando la hilacha. Detrás de su discurso “nacional y popular” esconde una política de sumisión total a las multinacionales, que continúan robándose las riquezas del país. Por lo tanto no tiene ningún empacho en reprimir a sus propios “hermanos”.
Sin embargo el problema no pasa por ser o no aborigen, sino a qué clase social se defiende. Evo es aymará y desde su identidad habla mucho a favor de los derechos de los pueblos. Pero lo que hace es demagogia con un claro propósito: ganar apoyo entre las masas para aplicar los mismos planes que - con demagogia o sin esta - aplican sus vecinos, los presidentes argentinos, ecuatorianos y brasileros.
Para defender consecuentemente los intereses de las comunidades originarias, que en Bolivia y demás países del altiplano, son fundamentales, hay que enfrentar las políticas del gobierno de Evo junto con la clase obrera organizada. La huelga de la COB y la marcha del Tipnis son ejemplos concretos que muestran esa perspectiva.
Para avanzar en serio hay que derrotar al gobierno de los capitalistas e imponer el verdadero socialismo, el que impondrán las organizaciones de lucha de los trabajadores, los pueblos originarios y todos los desposeídos de Bolivia.
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