Para que haya estado palestino hay que acabar con el estado sionista

En las últimas semanas el pedido del presidente de la autoridad palestina - Mahmud Abbas- reclamando que las Naciones Unidas incorporen a Palestina como su miembro número 194, ocupó la atención de la prensa internacional. El pedido generó una ola de entusiasmo dentro del mundo árabe y sectores que simpatizan con la causa de ese pueblo.

Sin embargo no es ninguna solución para el pueblo palestino, ya que de aceptarse, el nuevo estado estaría constituido en base a las fronteras de 1967. Esto significaría un pequeño territorio, comprendido por la franja de Gaza y Cisjordania, junto con una parte del este de Jerusalén, que sería su capital. Pero, además, no podría contar con ejército propio y tendría que estar controlado por una fuerza internacional de la OTAN.

A pesar de estas limitaciones, Estados Unidos anunció su oposición a cualquier resolución que no salga de un acuerdo con Israel. Por su parte Benjamin Netanyahu, el primer ministro de israelí, sostuvo que no paralizará el asentamiento de colonos judíos, como pide Palestina, anunciando la construcción de 1100 viviendas nuevas en Jerusalén oriental.

El reclamo se da en un momento de enorme ascenso obrero y popular en la región, la llamada “primavera árabe”, que provocó la caída de los gobiernos de Egipto, Túnez, Yemen y Libia etc. Este proceso incentivó la resistencia palestina, haciendo que centenares de jóvenes armados con piedras, palos y bombas molotov salgan a las calles para enfrentar al ejército y la policía sionista en Jerusalén y la frontera.

Esta situación general explica la debilidad y aislamiento en la que se encuentra Israel, que jaqueado por la movilización de miles de israelíes, ya no cuenta con el vital apoyo de Egipto y Turquía, mientras que su principal aliado y sostén, los Estados Unidos, está en medio de una profunda crisis económica y social.

En este contexto organizaciones de izquierda, como la Liga Internacional de los Trabajadores, han salido a apoyar el pedido del presidente de la autoridad palestina. La Lit dijo que “desde el momento en que el imperialismo está negando a Palestina derechos básicos que tienen otras naciones y que la cuestión del derecho al estado independiente palestino genera una serie de movilizaciones en Palestina y en otros puntos del mundo árabe, nosotros nos posicionamos por el derecho democrático y la derrota del imperialismo yanqui y de Israel en esa votación”.

Esto es equivocado, ya que invocando el derecho democrático de Palestina a contar con su propio estado, lo que en realidad termina aceptando la LIT- CI es el derecho a la existencia del estado sionista y las condiciones draconianas que el imperialismo le impondría a los palestinos, justo cuando empezaron a desarrollarse las mejores condiciones para ir por todo.

La ONU ya aprobó en 1947 la creación de un estado palestino. Solo que el 43% de su territorio histórico, porque el resto fue entregado a Israel. Desde ese año hasta el día de hoy la ONU aprobó distintas resoluciones que condenaron la política expansionista del sionismo.

Sin embargo no cambiaron para nada la situación de los palestinos que están condenados a vivir de manera miserable en dos pequeñas franjas de tierra, custodiados por ejército sionista, armado hasta los dientes por EE.UU.

La liberación palestina no se logrará mediante el voto de esa verdadera “cueva de bandidos” que es la ONU, un organismo controlado por las principales potencias imperialistas que apoyan a Israel, sino a través de la movilización de las masas árabes y palestinas y de todos aquellos que las apoyan, peleando por la única manera de hacerlo, que es destruyendo el estado fascista/sionista de Israel, ganando a los israelíes dispuestos a construir un estado democrático.

La única manera de que se imponga la paz en la región será construyendo un estado Palestino laico, democrático y no racista, ubicado dentro de su territorio histórico. Los trotskistas, como la Lit y otros, que van a la cola de la política de Mahmud Abbas, han dejado de lado esta consigna, que durante años propuso el fundador de nuestra corriente, Nahuel Moreno.

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