Una profunda situación revolucionaria recorre el mundo
El conjunto del planeta está viviendo una situación revolucionaria clásica, dentro de la cual los ritmos de cada uno de los procesos nacionales que la integran resultan cada vez más violentos.
Lenin señaló dos características que definen este tipo de momentos. La primera, cuando las clases dominantes pierden el control y se ven obligadas a buscar alternativas para gobernar. La segunda, cuando los de abajo no pueden ni quieren seguir viviendo como antes y realizan poderosas luchas e insurrecciones contra los planes económicos y políticos de los gobiernos burgueses.
Eso es precisamente lo que pasa en todo el mundo. A cada intento de capear la crisis capitalista mediante políticas de ajuste y represión le suceden violentas huelgas generales, piquetes y movilizaciones que ya han tumbado -sólo en Europa- a 8 gobiernos. Este proceso se torna aún más agudo en países como los del Norte del África o Medio Oriente.
¡Cómo no va a ser así si los que entraron en crisis son los dueños del mundo, los imperialistas yankis y europeos, trasladando sus problemas a sus respectivas colonias! La debacle comenzó en los Estados Unidos, con el fracaso de las políticas de ajuste que organizó Bush y continuó Obama.
El proceso de luchas que frenó estas políticas antiobreras y antipopulares comenzó el primero de mayo de 2000, durante la rebelión de los “indocumentados”, en los hechos la primera huelga general en la historia de ese país. Una respuesta formidable a la miseria y la explotación que sufren los sectores más postergados del proletariado estadounidense.
Tan importante resultó la reacción, que Bush para aplastarla metió al país en una nueva guerra, Afganistán, que le aire para imponer durante algunos años la archi reaccionaria “Acta Patriótica”, una serie de medidas a través de las cuales se cercenaron infinidad de derechos económicos y democráticos de las mayorías.
Esta política sólo logró postergar la crisis, que se agravó y provocó una mayor reacción del movimiento obrero, que explotó ya no entre los latinos, sino dentro del núcleo “duro” -blanco- de la clase obrera yanky. Esto se expresó con fuerza en la lucha de los estatales de Wysconsin y la huelga general del puerto de Oakland.
Meses atrás dijimos que había dos elementos que marcaban la dinámica, el pedido de reestructuración de la deuda por parte del gobierno griego y la definición de la calificadora de riesgo Standard and Poors, que calificó a los EE.UU. como “país no confiable”.
La reestructuración de la deuda en el país helénico anunciaba el camino hacia el default y la profundización de la crisis del resto de la Eurozona, mientras que la calificación de los EE.UU. estaba demostrando el fracaso estruendoso del Acta Patriótica.
Una situación favorable para los trabajadores y los pueblos del mundo
Estamos transitando una situación muy favorable para los pueblos de todo el mundo, porque luego de 75 años de ausencia, reapareció en la escena el proletariado más poderoso del mundo, un actor capaz de condicionar y estrangular los planes imperiales en el lugar que más les duele a los dueños del mundo, en su propia casa.
Las luchas europeas y la revolución que recorre el norte del África no son ajenas a esta situación, como tampoco las milicias libias, que expresan el punto más avanzado de la situación revolucionaria, que por primera vez en la historia abarca prácticamente a todos los continentes.
Vamos hacia recesiones extremas, verdaderas depresiones, quiebras generalizadas, caída del consumo, aumento de la desocupación y la miseria de las masas. ¡Nadie se salvará de esto a pesar de Cristina y sus discursos “nacionales y populares”! Los países emergentes, ya están inmersos en este proceso y comienzan a sufrir los problemas de la depresión mundial.
Es que Europa y el resto de los países comprarán menos productos chinos y de otras economías “emergentes”, impulsando la baja de los precios de las materias primas, golpeando duro a las economías que basan su desarrollo en la venta de estos comodities, como Brasil, Argentina o Venezuela.
El ascenso está provocando un avance en la conciencia de amplios sectores, que van desde Grecia a España, pasando por Francia y el Norte del África hasta los Estados Unidos, donde los “indignados” fueron capaces de organizar acciones de masas a nivel mundial mucho mejor que cualquier internacional socialista, comunista o trotskista.
La situación revolucionaria plantea la aparición de organismos y situaciones de doble poder, como las milicias libias. ¡La clase obrera y el pueblo pobre de ese país no aceptan el desarme, asumiendo que la única manera de defender sus derechos es a través de la lucha y el fusil! Una nota publicada días atrás en el periódico imperialista The Economist indicaba que las “milicias indomables están disputando el poder con el gobierno del CNT…”
La huelga general de Oakland marca el rumbo
La huelga general en el quinto puerto de los Estados Unidos, Oakland, muy cercano a San Francisco, el lugar en donde empezó la lucha de los indocumentados, resultó emblemática. Los hechos que la desencadenaron comenzaron el 15 de octubre en el marco de la movilización mundial de los “indignados”, que abarcó las principales ciudades del país. Ese día la policía reprimió en Oakland, matando a un veterano de guerra de 24 años.
Esto, en lugar de hacer retroceder al movimiento, provocó un avance y extensión del mismo, incorporando a un sinnúmero de sectores. El pico más alto de la pelea fue el 2 de noviembre, cuando los sindicatos de base docentes, de las automotrices y otros sectores, convocaron a una huelga general en esa ciudad con un punto de concentración en la plaza que rebautizaron en homenaje a un joven negro que fue asesinado por la policía tiempo atrás.
La marcha se empezó a organizar en las escuelas, con los maestros imprimiendo panfletos y proclamas para convocar a los estudiantes y a los padres, quienes junto al resto de los trabajadores fueron hacia la plaza conformando un enorme piquete que cerró los bancos y los comercios que no se habían adherido. La concentración, cercana a las 200000 personas, paralizó las actividades del puerto, cuyos trabajadores se sumaron al paro aceptando el planteo del piquete.
La dinámica de Oakland tiende a extenderse por todos los EE.UU., marcando la tendencia del país y del resto del mundo. Los imperialistas están pagando el precio de no haber logrado aplastar a sus trabajadores mediante el Acta Patriótica.
Hay que poner en pie una organización mundial que se proponga unir a todos los revolucionarios que entienden y asumen esta dinámica, para disputar audazmente la dirección de las luchas obreras y populares, con el objetivo de imponer la única salida posible a la crisis capitalista, gobiernos obreros y populares que comiencen a construir el Socialismo.
Desde Convergencia Socialista de Argentina y el Movimiento Revolucionario de Brasil queremos ayudar a desarrollar esta nueva dirección. Para eso hemos puesto en marcha la Corriente Revolucionaria Internacional.
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