Fuera imperialistas de Siria…
Que los trabajadores y el pueblo acaben con Al
Assad
Estados
Unidos y Rusia -con el aval de Bashar Al Assad, todos los líderes europeos y
árabes y del propio Vaticano- llegaron a un acuerdo, mediante el cual el régimen
genocida sirio entregará sus armas químicas y firmará un protocolo
internacional en contra de su utilización.
Esto, que
cierra la posibilidad de intervención militar inmediata de los yankys -a tal
punto que coincidieron en continuar discutiendo el acuerdo en la asamblea de la
ONU del 28 de setiembre- puso en evidencia dos cuestiones.
La primera,
que ninguno de los aliados de Al Assad -Rusia, China e Irán- pretende desafiar
militarmente, al poderío bélico de la principal potencia mundial. Y la segunda,
que Estados Unidos no está en la misma situación que cuando invadió Irak o
Afganistán.
Las
derrotas militares en esos países, la tremenda crisis capitalista que golpea al
imperialismo de manera directa y el ascenso de las luchas obreras y populares
son factores que hacen, que la amenaza de grandes movilizaciones contra la
escalada militar termine por aterrorizar a todos los líderes imperialistas, obligándolos
a buscar una solución “elegante”.
Como están
las cosas, Estados Unidos, Europa, Rusia, China e Irán seguirán trabajando unificadamente,
porque más allá de sus contradicciones mantienen un objetivo en común… salvar
al régimen de Bashar Al Assad. Quien ahora, sin armas químicas, pero
manteniendo todas las que tenía, continuará masacrando a las masas sirias, que
se han insurreccionado contra sus planes de ajuste y explotación.
Por eso no
es casualidad que los imperialistas -al mismo tiempo que firmaban el acuerdo- hayan
salido a denunciar a través de las Naciones Unidas, los “crímenes de guerra” que
se están cometiendo en Siria… ¡No solo los del gobierno, sino también los de
las milicias opositoras! Una especie de teoría de los “dos demonios” aplicada
al Medio Oriente.
Es que como
bien lo explicitó el presidente ruso Vladimir Putin -en un mensaje dirigido al
pueblo norteamericano- “la intervención militar podría dar lugar a un aumento
de la violencia y a una nueva ola de terrorismo" ya que hay luchando en
Siria "mercenarios de países árabes, occidentales e incluso de Rusia…”
En ese
mismo discurso Putin se preguntó si “¿Acaso no volverán a nuestros países con
toda la experiencia adquirida allí?” afirmando que semejante posibilidad
constituiría “una amenaza para todos…"
Putin,
Obama y demás agentes del capitalismo mundial no están preocupados por los
milicianos pro imperialistas que funcionan en el Ejército Libre Sirio,
constituido por decenas de ex jerarcas del régimen de Assad, sino por el pueblo
sirio movilizado, que con sus armas en la mano está peleando contra el ejército
capitalista de Bashar Al Assad, liberando zonas y construyendo organismos
mediante los cuales ejerce su propio poder.
Ellos saben
que, más allá de que todavía no exista ninguna alternativa política revolucionaria
de peso dentro de ese país, la dinámica de los acontecimientos les está resultando
incontrolable. ¡El pueblo armado es siempre un problema para los capitalistas, que
para mantener su dominio de clase deben -a través de su estado- mantener el
monopolio de las armas y de la represión!
Por eso,
todos siguen apostando a evitar la caída violenta de Al Assad y a “presionarlo”
para impulsar una salida concertada con los sectores patronales de la oposición.
Esa es la razón por la cual los yankys y sus aliados árabes se niegan a
entregarle armas pesadas al Ejército Sirio Libre. Como dijo uno de los voceros
del Pentágono.
Desde el
CCUR insistimos en que hay que movilizarse para evitar cualquier posibilidad de
intervención militar imperialista. Y que los revolucionarios debemos ubicarnos
en el terreno militar del pueblo sirio que lucha contra la dictadura, peleando
-desde esa ubicación- contra todas las variantes burguesas e islamitas y a
favor de una salida obrera y socialista.
En ese
sentido nos parecen muy equivocadas las posiciones de la mayoría de la
izquierda argentina -particularmente de los partidos más importantes del FIT:
el PTS y el PO- que no han impulsado una sola acción a favor de los
trabajadores y el pueblo insurrecto de Siria.
Los
revolucionarios -trazando una raya que nos diferencie de las milicias financiadas
por el imperialismo y las burguesías árabes- debemos rodear de solidaridad a la
heroica resistencia siria, promoviendo la única salida capaz de resolver las
demandas insatisfechas de las masas de ese país y del Medio Oriente: un
gobierno obrero y popular, en el marco de una Federación de Países Socialistas
del Medio Oriente y el Norte del África.
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