lunes, 20 de enero de 2014

¡Fuera el ejército de Michoacán... no al desarme de las Autodefensas mexicanas!



El ejército mexicano está invadiendo el territorio de Michoacán, con el supuesto objetivo de terminar con la “escalada de violencia” que viene desarrollándose en ese lugar.

Sin embargo, los uniformados están tratando de desarmar a las autodefensas comunales, que se han puesto en pie para defender a la mayoría de la población del ataque y del chantage perpetrados por poderosas bandas de narcotraficantes, como los “Caballeros Templarios”.

Estos grupos de delincuentes están protegidos y organizados por el estado mexicano y el imperialismo yanky, razón por la cual cuentan con el apoyo directo y desvergonzado de los altos mandos de las fuerzas represivas y la mayoría de los gobernadores e intendentes priistas y de otros partidos burgueses.

Por esta razón las autodefensas confrontan -objetivamente y más allá de los deseos de sus miembros y promotores- con el gobierno y las políticas de ajuste y saqueo que aplica al servicio de los amos imperialistas, justamente en su patio trasero.

El movimiento de las autodefensas -por lo que sabemos- involucra desde sectores de la clase trabajadora hasta hacendados, pasando por distintos estamentos del campesinado mexicano. Su dirección parece estar en manos de elementos de la pequeña burguesía rural y urbana.

La izquierda debería tomar partido, ubicándose de manera decidida en la trinchera de las autodefensas, ya que el combate contra el narco capitalismo tiene que unirse a la lucha por las reivindicaciones insatisfechas del proletariado y el pueblo pobre mexicano en un solo movimiento que apunte a la derrota del gobierno y sus planes antiobreros y antipopulares.

Desde ese lugar, e incentivando a la clase obrera para que intervenga en esta pelea con sus propios organismos, los revolucionarios deben proponer el único programa capaz de extirpar el cáncer narco y todas las calamidades producidas por la recolonización capitalista… el programa Socialista y el gobierno obrero y campesino.

Reproducimos dos declaraciones del Partido Obrero Socialista de México -una organización trotskista de ese país- de manera de ayudar a comprender la problemática en cuestión:

Editorial El Socialista en red -46- del Partido Obrero Socialista de México
Enero 19 de 2014

En Michoacán, ante el clima de inseguridad, extrema violencia y abuso a todos los niveles, la sociedad ha tomado la decisión de organizarse y enfrentar a las bandas de criminales que azotan la región.

En realidad no se trata de la sociedad en abstracto, es un contingente poli-clasista, donde los campesinos, indígenas y los trabajadores, los más agredidos por estas mafias, quienes han tomado la justicia en sus manos ante la incapacidad y negligencia de los gobiernos federal y estatal.

En el curso de estas batallas, que autodefensas y las policías comunitarias han protagonizado, ha quedado evidenciado que el poder e impunidad de los narcotraficantes encuentra su razón de ser en la complacencia y complicidad por parte del gobierno en sus tres niveles: federal, estatal y municipal.

Los sucesos de Michoacán representan la prueba más contundente de ello. Años que en la entidad el crimen organizado transitó y vivió a su antojo ante la ausencia de una respuesta por parte del poder político, y no fue sino hasta la aparición de brigadas de autodefensa que el gobierno priista recordó cuáles son la funciones que había dejado de hacer.

Pero no las realiza de manera imparcial. Irónicamente el ejército y las fuerzas de coerción aparecen precisamente cuando las brigadas de autodefensa más avanzan en contra de las bandas de criminales y comienzan a poner en verdadero peligro su existencia.

Y no llegan en apoyo para dar el golpe de muerte a la banda de Los Caballeros Templarios, sino para exigirle a los grupos organizados que se desarmen de inmediato.

El “narcofílico” secretario de Gobernación, Soberbio Chong, lejos de llegar a combatir al crimen organizado, en su primera declaración afirma que será severo e inflexible con los grupos armados.

Y en su primera acción deja constancia plena de su intolerancia hacia las brigadas de autodefensa a quienes combatió dejando como saldo varios campesinos muertos, entre ellos una niña de once años.

De deponer las armas, tal como quiere el gobierno, Las Autodefensas se pondrían la soga al cuello, pues quedarían completamente a merced nuevamente de las bandas criminales y de sus venganzas.

Reivindicamos el derecho que tiene el pueblo a defenderse ante el crimen organizado. Reivindicamos el derecho que les asiste a las Autodefensas y a las Policías comunitarias al control de las armas y a sus formas de organización para la defensa de sus intereses.

¡No al desarme de los grupos de autodefensa! Denunciamos el encubrimiento y protección del poder político hacia el crimen organizado y la confabulación que mantiene con éste en el negocio de la droga.

Denunciamos que en lo que va del gobierno de EPN no ha cedido ni un ápice la inseguridad y la violencia por parte de las bandas criminales. Al contrario, muertes y secuestros van en ascenso. Complicidad e ineficacia han quedado demostradas en la Secretaría de Gobernación. ¡Exigimos la renuncia de Osorio Chong! 

¡Exigimos castigo a los responsables de las muertes en el desarme de grupos de autodefensa en Michoacán! ¡Libertad a todos los presos políticos de las Policías Comunitarias!

Una crítica a la izquierda. Sobre las autodefensas y la represión
Por Tomás Holguín
enero 18, 2014

La mata sigue dando, mata que mata al pueblo mexicano. Felipe Calderón lanzó la guerra carnicera contra el pueblo mexicano a instancias de la mentirosa “guerra contra el narco”, carnicería que continua con Enrique Peña Nieto. Muerte y represión al pueblo mexicano, a un pueblo empobrecido, pauperizado, en la miseria, harto y hasta la chingada de tanta jodidez.

Por medio de esa mentirosa “guerra contra el narco” se intentó legitimar Felipe Calderón en el gobierno federal tratando de crear un “enemigo común”, con ella se reestructuró la economía del narco (la lumpenburguesía) y se militarizó el país (listos para reprimir cualquier conato de revuelta popular). La cosa no ha cambiado mucho.

De una u otra forma el pueblo ha tenido que salirle al quite, de algún modo tenía que salir a defenderse de tal afrenta, represión y muerte. Ha sido un movimiento de respuesta donde están involucrados distintos sectores de la población, pequeños empresarios, profesionistas, estudiantes, trabajadores, campesinos, indígenas, desempleados, etc.

Incluso cada uno de estos sectores padeciendo distintos tipos de violencias (la violencia de los de arriba y la violencia de los de abajo [1]), y por ende con distintas posturas y visiones sobre el problema de la violencia y su solución.

Un movimiento de respuesta policlasista (pequeña burguesía, clase trabajadora, campesinos, indígenas, estudiantes, etc.), que ha mostrado distintas tendencias de solución, incluso encontradas; por ejemplo, los sectores más conservadores del movimiento pidiendo más militares, los cascos azules o confiando y negociando con el gobierno federal y terminando como ONG`s o leyes poco materializables.

Y los sectores más claros y radicales de la población y la izquierda que también han participado en este movimiento de respuesta dilucidando y mostrando el claro vínculo y papel del Estado en el fenómeno de la violencia, la desconfianza absoluta con los gobiernos federales y locales, el verdadero papel represor del ejército contra el pueblo inconforme, la inexistencia de una guerra contra el narcotráfico, etc.

Ha resumidas cuentas, un movimiento de respuesta (ya de varios años) ante la violencia donde la mejor ley que aplica es la del desarrollo desigual y combinado.

Ahora bien, ¿Por qué una crítica a la izquierda –o a un sector de la misma, al más extremo- con respecto a las autodefensas? Pues debido a la represión y militarización que se está efectuando en estos momentos de parte del gobierno federal (ejército y policía federal) hacia la población armada de Michoacán que se defiende contra el narcotráfico, el crimen y la muerte.

Hecho atroz ante el cual la ultra izquierda poco dice, poco responde, poco pronuncia, poco declara, poco se inconforma; casi nada, muy timoratos; lo que se aprecia es una aparente gran resistencia a decir algo a favor de las autodefensas (pueblo armado luchando por sus vidas), a reprobar la acción del Estado y a protestar contra la represión y militarización que en estos momentos se está dando en Michoacán.

Durante la mentirosa “guerra contra el narco” de Felipe Calderón se llegó a establecer un horrible prejuicio y dicho en parte de la población mexicana que legitimaba tal guerra mentirosa, el cual era que cuando alguien aparecía ejecutado en algún lugar del país (principalmente en los estados del país con mayor violencia), casi la respuesta inmediata era:

“seguro es porque en algo andaba”, y por lo tanto se criminalizaba a alguien que era inocente, o que si era culpable de algo, por lo menos debería de tener el derecho de demostrar y defender su inocencia; no simplemente matarlo, y que por el hecho de aparecer muerto ya eras culpable de algo (de andar con el narco).

Acá con el fenómeno de las autodefensas, el prejuicio no verbalizado que parecen tener algunos en la ultra izquierda es algo similar al anterior: “si se arman, es porque en algo han de andar”. Es decir, defenderse contra la violencia de Estado y del narcotráfico está bien si es de manera pacífica, con foros, mítines, marchas, autoinmolándose, etc.

Pero si te armas para defenderte de la misma violencia descrita anteriormente, allí ¡aguas!, seguro (sospechas al respecto) esos empistolados forman parte o son patrocinados por algún grupo narcotraficante rival, o son promovidos por el Estado para formar grupos paramilitares, o bien un empresario o grupo de empresarios importantes quieren formar sus guardias blancas privadas.

Vaya pues, hacérsela de pedo al gobierno por tanta matazón está bien si se hace desarmado y a lo civil y pacífico, pero si una comunidad o un grupo de ella se arma, sobrarán las sospechas del tipo anterior (las cuales habrá que tener en consideración pero con mesura, no hay que caer en el prejuicio de criminalizar a la gente que ha determinado armarse para defender su vida).

Las conductas hablan mucho, y por ellas se pueden interpretar y sacar a conclusión lo tímido que ha sido la respuesta de parte de un sector de la izquierda ante un terrible caso de represión y militarización (el de Michoacán y las autodefensas). Sin darse cuenta, de manera inconsciente (espero), se está criminalizando a las autodefensas y se está permitiendo que se las masacre, sin decir nada (la ultra izquierda). Hazte de la vista gorda.

Un breve pase de visita por los portales de internet de algunos grupos de izquierda confirmará ese silencio, ese temor, pues no se verá ningún tipo de análisis o denuncia ante el fenómeno, y principalmente ante lo que está haciendo el gobierno federal en Michoacán (represión y militarización).

De momento, la respuesta más radical (aunque de manera inconsciente y espontánea) que ha surgido para detener la violencia del Estado contra la población es la autoorganización de autodefensas y policías comunitarias -éstas últimas con una base social principalmente de campesinos pobres e indígenas-.

A pesar de que no sea el esquema puro e idealizado de unas cuantas mentes rojas, la realidad es siempre mucho más compleja que nuestros propios esquemas cognitivos, por tal razón debemos trabajar por comprender los fenómenos de una manera totalizadora (dentro de una totalidad, contradictoria, en un desarrollo desigual y combinado) tratando de eliminar los prejuicios.

Es momento de retomar la lucha contra la represión y la militarización, desarmados o armados, es momento de fomentar la autoorganización. Una propuesta política concreta es manifestarse contra la represión y militarización que se está sucediendo en estos momentos en Michoacán, repudiar dicha acción totalmente…

… favorecer y promover la autoorganización del pueblo en todos los aspectos hasta que se generen condiciones de doble poder; defender y trabajar con el sector más pauperizado (proletarizado) y radical de las autodefensas y policías comunitarias; y una manera de hacerlo es luchar por la libertad de Nestora Salgado y el resto policías comunitarios encarcelados por el gobierno federal, para así entablar un vínculo con una clase social también potencialmente insurgente (campesinos e indígenas pobres y proletarizados). A la marcha se ha dicho.

[1]Posición ante la violencia. Triple Alianza (La Gota, Doble Resisstencia, Liga Socialista Revolucionaria); 10 de marzo del 2010.

No hay comentarios: