jueves, 11 de septiembre de 2014

La derrota sionista y el paro nacional del 28 de agosto

La derrota del cuarto ejército más poderoso del mundo en la Franja de Gaza constituye un antes y un después en la actual situación mundial, que influirá positivamente en las próximas batallas obreras y populares.

La resistencia palestina triunfó gracias a un proceso de solidaridad internacional inédito que le pegó un durísimo golpe al principal sostén del sionismo, EE.UU., debilitando de esa manera a los gobiernos -como el de Cristina- que aplican planes de ajuste al servicio de los dueños del mundo.

El proceso de guerras e insurrecciones que comenzó con la “Primavera Árabe” dio un salto de calidad en Medio Oriente, impactando de lleno en varios países fundamentales de allí y del Norte del África, como Libia, Egipto, Irak, Irán, Siria y Turquía.

La retirada deshonrosa del sionismo conmovió a otra nacionalidad combativa -el pueblo kurdo- que como el palestino fue expulsado de sus tierras por los ganadores de la Primera Guerra Mundial, luego de repartirse los pedazos del viejo imperio Otomano.

La lucha de las masas del Kurdistán amenaza con desestabilizar cualitativamente la región, ya que esta nación oprimida abarca territorios de cuatro países muy importantes para los intereses imperialistas: Turquía -que es miembro pleno de la OTAN-, Irak, Irán y Siria.

Lo que allí acontece tiene réplicas en Estados Unidos, como la rebelión de los negros de Ferguson, la lucha en más de cien ciudades de los trabajadores de las cadenas de “comidas rápidas” o las movilizaciones por el pueblo palestino con carteles que dicen que “Ferguson y Gaza son una sola lucha”.

Argentina en sintonía con el resto del mundo

El continente latinoamericano y nuestro país no son ajenos a este profundo cambio en la relación de fuerzas, por eso no hay manera de entender lo que paso y pasará después del Paro Nacional sin encuadrarlo dentro de ese marco, que empuja grandes luchas y revoluciones.

A pesar de los colectivos que funcionaron a pleno, las presiones patronales, el miedo a perder el trabajo y los descuentos, millones protagonizaron el paro más importante de los tres que enfrentaron a Cristina.

Las fábricas, las calles y las escuelas se vaciaron prácticamente de trabajadores, que cumplieron la jornada de lucha sin darles un gramo de confianza a Moyano, Michelli y Barrionuevo, cuyas figuras salieron debilitadas debido al protagonismo de la izquierda en los piquetes. 

La política de división sindical le jugó en contra a muchas empresas, ya que el paro de los gastronómicos o del transporte de cargas que las abastece, las forzó a cerrar sus plantas, la mayoría encuadradas en la CGT oficialista de Caló y compañía.

La paralización del Parque Industrial de Pilar -el más grande del país, con cerca de 200 empresas- mediante piquetes de obreros de la Interfabril y militantes de izquierda que bloquearon los tres accesos al mismo, expresó una tendencia creciente a la radicalización de las luchas y la vanguardia.

Esta realidad debe ser aprovechada por la izquierda revolucionaria promoviendo la realización de plenarios de luchadores -como el multitudinario Encuentro Sindical Combativo que se realizó meses atrás en Atlanta- con el propósito de construir la nueva dirección obrera, combativa y democrática, que reclaman las circunstancias.


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