La derrota del cuarto ejército más poderoso del mundo en la Franja de Gaza constituye
un antes y un después en la actual situación mundial, que influirá
positivamente en las próximas batallas obreras y populares.
La resistencia palestina triunfó gracias a un proceso de
solidaridad internacional inédito que le pegó un durísimo golpe al principal
sostén del sionismo, EE.UU., debilitando de esa manera a los gobiernos -como el
de Cristina- que aplican planes de ajuste al servicio de los dueños del mundo.
El proceso de guerras e insurrecciones que comenzó con la
“Primavera Árabe” dio un salto de calidad en Medio Oriente, impactando de lleno
en varios países fundamentales de allí y del Norte del África, como Libia,
Egipto, Irak, Irán, Siria y Turquía.
La retirada deshonrosa del sionismo conmovió a otra
nacionalidad combativa -el pueblo kurdo- que como el palestino fue expulsado de
sus tierras por los ganadores de la Primera
Guerra Mundial, luego de repartirse los pedazos del viejo imperio
Otomano.
La lucha de las masas del Kurdistán amenaza con
desestabilizar cualitativamente la región, ya que esta nación oprimida abarca
territorios de cuatro países muy importantes para los intereses imperialistas:
Turquía -que es miembro pleno de la OTAN-,
Irak , Irán y Siria.
Lo que allí acontece tiene réplicas en Estados Unidos, como
la rebelión de los negros de Ferguson, la lucha en más de cien ciudades de los
trabajadores de las cadenas de “comidas rápidas” o las movilizaciones por el
pueblo palestino con carteles que dicen que “Ferguson y Gaza son una sola
lucha”.
Argentina en sintonía con el resto del mundo
El continente latinoamericano y nuestro país no son ajenos a
este profundo cambio en la relación de fuerzas, por eso no hay manera de
entender lo que paso y pasará después del Paro Nacional sin encuadrarlo dentro
de ese marco, que empuja grandes luchas y revoluciones.
A pesar de los colectivos que funcionaron a pleno, las
presiones patronales, el miedo a perder el trabajo y los descuentos, millones
protagonizaron el paro más importante de los tres que enfrentaron a Cristina.
Las fábricas, las calles y las escuelas se vaciaron
prácticamente de trabajadores, que cumplieron la jornada de lucha sin darles un
gramo de confianza a Moyano, Michelli y Barrionuevo, cuyas figuras salieron
debilitadas debido al protagonismo de la izquierda en los piquetes.
La política de división sindical le jugó en contra a muchas
empresas, ya que el paro de los gastronómicos o del transporte de cargas que
las abastece, las forzó a cerrar sus plantas, la mayoría encuadradas en la CGT oficialista de Caló y
compañía.
La paralización del Parque Industrial de Pilar -el más
grande del país, con cerca de 200 empresas- mediante piquetes de obreros de la Interfabril y
militantes de izquierda que bloquearon los tres accesos al mismo, expresó una
tendencia creciente a la radicalización de las luchas y la vanguardia.
Esta realidad debe ser aprovechada por la izquierda
revolucionaria promoviendo la realización de plenarios de luchadores -como el
multitudinario Encuentro Sindical Combativo que se realizó meses atrás en
Atlanta- con el propósito de construir la nueva dirección obrera, combativa y
democrática, que reclaman las circunstancias.
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