Por la
Autodeterminación del pueblo kurdo
El pueblo kurdo es el mayor del mundo sin su propio estado, cerca
de 30 millones de kurdos repartidos en Turquía, Irak, Siria e Irán. Esta nación
fue siempre oprimida por los imperialismos otomano, inglés, alemán y yanqui,
como así también por las burguesías del Medio Oriente y Turquía, que siempre se
opusieron a la existencia de un estado kurdo.
Para colmo de males, los más de 15 millones de kurdos que
viven en Turquía, 6 millones en Irak, 4,5 millones en Irán y 1,5 en Siria han
sido traicionados por sus conducciones políticas, que negociaron con EE.UU. y
el gobierno de Turquía la instalación de una región “autónoma”, cuya capital es
Erbil, a cambio de defender los intereses imperiales y de boicotear la lucha por
su autodeterminación.
Fue así que después de la caída de Saddam Hussein, el
imperialismo norteamericano y sus aliados burgueses chiitas, apoyados por el
régimen de Irán, les cedieron una autonomía parcial en el norte de Irak -con
capital en la ciudad de Erbil- que está a cargo del presidente Barzani, quien
cuenta con una milicia, los peshmergas, para defender sus alianzas con los
monopolios, que saquean los recursos de esa región riquísima en petróleo y gas.
La retirada de los yankis de Irak y la tremenda debacle del
ejército de ese país pusieron a los kurdos frente a un desafío impensado, el de
combatir el avance de las tropas del Estado Islámico, ya que los peshmergas son
los únicos militares de la región en condiciones de enfrentar a las milicias
islamitas sunnitas, integradas por muchos de los ex generales de Sadam Hussein.
Los kurdos de las localidades del norte de Siria constituyen
los destacamentos de vanguardia de este proceso, ya que están peleando al mismo
tiempo contra dos enemigos poderosos: el ejército de Bashar Al Asad y los
islamitas reaccionarios del Estado Islámico y Al Qaeda, liberando varias
ciudades que controlan de un gobierno autónomo y milicias de la juventud y las
mujeres.
El ejemplo del triunfo de los gazatíes y los kurdos de Siria,
junto con la necesidad de enfrentar la invasión del Estado Islámico pueden
llegar a provocar una situación de ascenso revolucionario de los trabajadores y
el pueblo kurdo, una dinámica, que en la medida en que se profundice
cuestionará el poder de Barzami y de sus aliados imperialistas, ya que el
pueblo kurdo es uno de los más combativos del mundo.
Los revolucionarios nos solidarizamos con el derecho de los
pobladores del Kurdistán a defenderse de las milicias islámicas y, al mismo
tiempo, los llamamos a seguir el ejemplo de sus pares de la Franja de Gaza, combatiendo
consecuentemente contra las burguesías enemigas que los están oprimiendo, de
manera de avanzar hacia la imposición de su propio Estado Libre y Soberano, que
para ir hasta el final debería tener un carácter obrero y socialista.
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