domingo, 12 de abril de 2015

El pacto 5+1 de Obama, el imperialismo europeo, China, Rusia e Irán va en camino al fracaso...

Las victorias de las milicias kurdas marcan el camino de la revolución
La situación mundial es revolucionaria

Lo que está aconteciendo al norte de Siria -Rojava, donde el pueblo kurdo ha comenzado a construir su autogobierno, apoyándose en las milicias y las asambleas populares- es la “punta del iceberg” de un proceso revolucionario que comenzó con la “Primavera Árabe” y que continúa cruzando Medio Oriente. 

Los presidentes europeos, de EE.UU., China y Rusia sacaron la misma conclusión, razón por la cual jugaron todas sus fichas a la concreción del pacto 5+1 con Irán, con el propósito de apoyarse en el régimen iraní, el más fuerte de la región, para que los ayude a estabilizarla, garantizando el saqueo de los recursos naturales por parte de los monopolios.

Sin embargo, la situación general de la lucha de clases conspira contra este acuerdo, que ya ha provocado más problemas que soluciones. Como lo hubiese el fundador de nuestra corriente, Nahuel Moreno, el imperialismo terminó actuando como el “bombero loco”, que en vez de tirarle agua al incendio trata de apagarlo con nafta de alto octanaje.

Las “relaciones carnales” de Obama con Irán aceleraron la división del imperialismo, cuyas principales fracciones sostienen dos políticas diferentes para enfrentar el ascenso revolucionario y la crisis de Medio Oriente. Esta ruptura en las “alturas imperiales” ha trastocado los vínculos con los antiguos aliados estratégicos de EE.UU.: Israel y Arabia Saudí.

Obama quiere usar a los burócratas del estado iraní para suplir con ellos el papel que antes cumplía la burocracia stalinista de la ex URSS, traicionando revoluciones y garantizando la existencia y el normal desarrollo del sistema capitalista mundial.

Sin embargo los ayatollahs no cuentan con el poder y la autoridad política que tenían los viejos comunistas, lo que significa que el camino de la estabilización estará plagado de grandes enfrentamientos y contradicciones, como está ocurriendo en Siria, Irak, Yemen y el conjunto de Medio Oriente. 

La división en el seno del imperialismo y entre sus viejos aliados favorece la irrupción del moviendo de masas, ya que los trabajadores y los pueblos deben enfrentarse con un enemigo débil, que además carece de un mando unificado… ¡Situaciones como esta han sido el caldo de cultivo de grandes revoluciones proletarias!

De acá en adelante habrá más conflictos, como en Yemen, donde las masas insurreccionadas y los houties -chiitas cercanos a Irán- están siendo bombardeados por los enemigos del pacto Obama, 5+1 e Irán: la coalición de países liderada por Arabia Saudita y Egipto, apoyada tras los bastidores por Israel y Turquía.

Ese marco general puede empujar a la resistencia kurda a transformarse en una alternativa de dirección del conjunto de las masas, a pesar de que su conducción tiene una línea de conciliación de clases y de no confrontación con los estados capitalistas de Turquía, Irán, Irak y Siria.

La política, críticas, propuestas, relaciones y campañas de los revolucionarios debe apuntalar esta perspectiva, empalmando para eso con las alas más izquierdistas del proceso revolucionario, que son las mujeres, la juventud y los sectores más plebeyos de la población.

La división imperialista en Medio Oriente y la exacerbación de su crisis impactarán cada vez más en la situación de la lucha de clases mundial, facilitando y promoviendo luchas cada vez más ofensivas y radicalizadas de las clases trabajadoras y los pueblos, como sucede en México, Ucrania y otras regiones del planeta.

Es que las situaciones revolucionarias no se desarrollan solamente cuando las masas pelean duro, sino cuando el ascenso de estas empalma con períodos importantes de “crisis y divisiones en las alturas”, como sucedió en Rusia del 17 o en las revoluciones china, vietnamita o cubana.

Solo cuando se combinan estos elementos surgen las condiciones para el desarrollo de los organismos de doble poder -o soviéticos- cuya existencia facilita la construcción de direcciones revolucionarias que impulsen la toma del poder por parte del proletariado y sus aliados.

La situación de Medio Oriente y el fracaso del imperialismo para llevar adelante sus planes no hace más que ratificar la presencia de una “Situación Revolucionaria” inédita. Los revolucionarios debemos prepararnos para este tipo de situaciones en nuestro continente, donde los combates de los proletariados de Brasil y Argentina  jugarán un papel central.

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