En un campo de refugiados yazidies, cerca de la ciudad de Diyarbakir -Amed para el pueblo kurdo- |
Por Juan Carlos Beica
Algunas conclusiones de mi viaje, como integrante de
Convergencia Socialista y el Comité por Kurdistán de Buenos Aires -junto a
compañeros brasileros del MRS y el Comité de Porto Alegre- a Kurdistán, entre
el 13 de marzo y el 3 de abril de 2015.
Los veinte días que pasé Kurdistán han sido más que
suficientes para ratificar algunas de las conclusiones realizadas por mi
compañera María Álvarez, que además de haber recorrido -durante noviembre y
diciembre de 2014- diferentes ciudades y campos de refugiados kurdos, trabajó
como brigadista sanitaria en el hospital de Kobane los días anteriores a su
liberación.
En ese sentido, más allá de las diferencias y críticas que
tengo con ciertas políticas y orientaciones del PKK y sus organizaciones
hermanas, este viaje me ha servido para reafirmar la necesidad de redoblar el
apoyo a la lucha del pueblo kurdo contra el fascismo, representado por las
bandas del Estado Islámico, que están siendo apoyadas por Turquía y un sector
del imperialismo.
¡Es que si ellos y ellas triunfan, constituirá una victoria
de todos los que luchan por la defensa de los derechos humanos y las libertades
democráticas, por lo tanto una derrota de los regímenes más reaccionarios! El
retroceso del fascismo repercutirá en todo Medio Oriente, abriéndoles una luz
de esperanza a los pueblos de esta región, que verán a las milicias de YPG e
YPJ como un ejemplo de lucha y una alternativa de dirección.
Regreso con renovadas fuerzas para contar la experiencia del
Newroz… ¡Millones de kurdos y kurdas agitando sus canciones y consignas
reivindicativas, demostrando que son un pueblo vivo y en pie de lucha! Esto lo
pude constatar en las situaciones más difíciles, como las que sufren los miles
de refugiados en Suruc o aquellos que habiendo regresado a Kobane están
haciendo esfuerzos sobrehumanos para reconstruir la ciudad.
Ya dentro de Kobane -destruida en un 85% de su superficie-
estos intrépidos pobladores me insistieron una y mil veces que necesitaban,
como el agua, la apertura de un “corredor humanitario” que les permitiera
recibir víveres, medicamentos, materiales de construcción y otros insumos. ¡El
estado turco, demostrando de qué lado del mostrador se ubica, mantiene un
bloque durísimo que impide el transporte de cualquier tipo de suministros!
Con esta misma firmeza los milicianos y milicianas de YPG e
YPJ que entrevisté en uno de los frentes de batalla, me pidieron que
mantengamos viva la solidaridad internacional, porque aunque no cuenten con
mejores armas que los fascistas, tienen, al menos por ahora, la herramienta más
poderosa de todas: el apoyo de millones a lo largo y a lo ancho del planeta.
Esta solidaridad internacional, sumada un heroísmo
prodigioso, les ha permitido recuperar la ciudad y los alrededores de Kobane,
transformándola en el “Stalingrado del Siglo XXI”, además de seguir empujando
al ejército del Estado Islámico hacia el Este y el Oeste, intentando unir los
tres cantones que constituyen la región de Rojava.
Estas tres semanas que viví junto a mis compañeros del
Movimiento Revolucionario Socialista de Brasil, en Amed, Mardin, Midyad, Suruc,
Urfa, Kobane y el frente de batalla me sirvieron mucho para sacar conclusiones,
precisar caracterizaciones, hacer contactos y recoger informaciones que
ayudarán a fortalecer la organización de las tareas de apoyo al pueblo kurdo.
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