jueves, 10 de diciembre de 2015

El PTS, los kurdos y la guerra en Siria e Irak, una política abstencionista que favorece a los enemigos de la revolución

En una nota aparecida en el periódico del PTS, Izquierda Diario número 611 del 26N, Josefina Martínez se pregunta ¿Quién es quién en la guerra de Siria?, explicando muy superficialmente la ubicación de los distintos bandos en pugna.

De esa manera, la periodista del PTS nos informa acerca del posicionamiento general del estado turco, Rusia, Francia, Estados Unidos, Bashar Al Assad -presidente sirio-, ISIS, Irán, Arabia Saudí y la “oposición siria”.

Sin decir nada distinto de lo suele leerse en los diarios europeos o Medio Oriente, Josefina tampoco habla acerca de la relación de fuerzas entre las clases en esa región tan convulsionada del planeta, ni mucho menos del pueblo kurdo, que está jugando un papel destacadísimo.

Recién en otra nota, escrita por Diego Dalai, nos podemos enterar de que para el PTS la existencia de ISIS es el producto de la derrota de la Primavera Árabe.

“La brutal represión estatal, empujada por el imperialismo, sumada a la impotencia política del islamismo burgués moderado como la Hermandad Musulmana de Egipto, fueron el principal alimento de EI.” ¡Los compañeros caracterizan la situación al revés de la realidad!

El Estado Islámico no es el producto de la contrarrevolución impuesta por la supuesta derrota de la Primavera Árabe, sino la construcción y el impulso por parte del imperialismo, el sionismo, Turquía, Qatar y otras burguesías árabes de una fuerza de carácter fascista que tiene el objetivo de enfrentar y aplastar el proceso revolucionario, que más allá de sus contradicciones continúa abierto.

Por eso, no es casual que el primer gran objetivo de ISIS haya sido acabar con la resistencia kurda, tomando la ciudad emblemática de Kobane, donde las milicias de esa nacionalidad le pegaron una paliza tremenda, haciéndolo retroceder y cambiando cualitativamente el curso de los acontecimientos.

Gracias a este triunfo, las asambleas populares, como las que comenzaron a desarrollarse en Qamishlo, Kobane, Tal Abyad y otras localidades de Rojava en el norte de Siria, se trasladaron a las ciudades kurdas de Turquía, donde el movimiento de masas está protagonizando una rebelión contra las fuerzas represivas de ese país, la segunda fuerza de la OTAN.

Tan avanzado es el proceso, que el pueblo kurdo, que se movilizó masivamente para sostener la lucha por Kobane, viene de echar a patadas el ejército turco en Silvan, una barriada de Diyarbakir en el sudeste turco.

Coherentemente con su posicionamiento, el PTS propone, en otra nota, una política defensiva: organizar un “Gran movimiento Antiguerra” en Francia para enfrentar el “giro reaccionario” que “tiene su expresión en un aumento de las operaciones imperialistas de Francia particularmente en Siria, pero también en el conjunto de Medio Oriente y África”.

La organización hermana del PTS en Francia, la CCR -Corriente Comunista Revolucionaria- llama a luchar “contra el estado de Sitio y en solidaridad con los refugiados”.

Estamos totalmente a favor de impulsar acciones contras las medidas represivas del estado francés y de otros estados, que aprovechándose de los atentados, están tratando de limitar las libertades democráticas.

También apoyamos las políticas que sirvan para ayudar a los refugiados. Sin embargo, lo más importante pasa por apoyar a los millones que se quedaron en Siria e Irak a combatir contra el Estado Islámico, las burguesías nativas y los imperialistas.

En ese sentido y más allá de sus límites y contradicciones, el destacamento que más consecuentemente lucha contra las bandas del Estado Islámico y su principal mentor, el estado turco -Segunda potencia de la OTAN- es el pueblo kurdo, representado por sus milicias de autodefensa, las YPG/YPJ.

No tenemos ninguna confianza en las conducciones políticas de estas guerrillas multitudinarias, ya que el PKK, el HDP y otras organizaciones que las conducen tienen una orientación que no apunta hacia la Revolución Socialista sino hacia la conciliación de clases.

No obstante esto, los trabajadores y el pueblo kurdos, con sus mujeres a la cabeza, están motorizando un proceso revolucionario que va más allá de sus conducciones y se expresa en las asambleas y milicias populares, que desde Rojava están apuntando al corazón del bastión imperialista más importante de Medio Oriente luego de Israel: Turquía.

La posición del PTS no solo es equivocada, sino que objetivamente favorece a quienes están jugados a aplastar el proceso revolucionario, que tiene sus réplicas no solo en Turquía sino en la heroica resistencia de pueblo yemenita contra la invasión de la coalición liderada por Arabia Saudí y en la nueva Intifada que está gestándose en las entrañas del monstruo sionista.

El PTS se niega a disputar la dirección de las masas kurdas

El 8 de diciembre los compañeros de Izquierda Diario publicaron una nota bastante extensa acerca del pueblo kurdo, explicando el proceso de formación y desarrollo ideológico del PKK, Partido de los Trabajadores del Kurdistán.

En esta, junto con explicar algunos detalles de la historia de este partido, dicen que “Los sucesos en Rojava, la parte occidental de Kurdistán en Siria, tuvieron importante influencia en el rumbo político del PKK.”

“El PYD, la organización hermana del PKK, formó estructuras autónomas durante la guerra civil en Siria. Pero luego se sumó a una alianza liderada por los EEUU, porque supuestamente permite combatir al Estado Islámico “eficazmente”.

“La lucha de Rojava fue un hito histórico para el movimiento kurdo y logró un gran reconocimiento a nivel internacional. Pero el compromiso con Estados Unidos crea propensiones pro-imperialistas entre los kurdos, porque no se denuncia el rol del imperialismo en este conflicto.”

“Aunque existen aspectos muy progresivos en Rojava y sus elementos de autogestión, el movimiento sigue manteniendo el principio de la defensa de la propiedad privada de los medios de producción. En Rojava está protegido legalmente este aspecto.”

Más adelante, como remate, Izquierda Diario plantea que: “El marxismo tiene como principio la defensa del derecho a la autodeterminación de un pueblo, el kurdo en este caso, contra el Estado turco, aunque el movimiento esté bajo liderazgo pequeñoburgués (o también burgués).”

“El estalinismo y el centrismo transformaron este principio en un modelo en el cual la clase trabajadora desiste de su lucha por ejercer la hegemonía en el movimiento, y se somete a las fuerzas pequeño burguesas.”

“Sin embargo, el axioma fundamental de defender el derecho a la autodeterminación de las naciones oprimidas no implica que los marxistas revolucionarios se subordinen a los otros jugadores políticos en este proceso.”

“El chauvinismo de la izquierda de hoy en día consiste en no considerar los reclamos de la clase trabajadora kurda, al mismo tiempo que descartan la posibilidad de un proceso de revolución permanente en Kurdistán.”

“En la historia del pueblo kurdo existen varias insurrecciones heroicas y la lucha del PKK posiblemente es una de las más importantes. Aun así, la tragedia del pueblo kurdo se explica en parte por la política conciliadora de sus direcciones, que contienen las energías de los trabajadores y las masas para poder negociar “pacíficamente” con el Estado turco. Intentan presionar para que éste se transforme en un Estado burgués “democrático”.

Los compañeros del PTS caracterizan a la dirección política del pueblo kurdo -el PKK- pero sin arriesgarse a plantear una sola línea referida a la política que sería necesario levantar para disputar la consciencia de los/as millones de kurdos y kurdas de Turquía, Irak, Siria e Irán que se movilizan por sus derechos.

Desde Convergencia Socialista tenemos críticas muy parecidas, ya que también somos marxistas-trotskistas-leninistas. Sin embargo no nos quedamos en la propaganda de estas, sino que intervenimos mediante una orientación que comienza por el apoyo sin condicionamientos a la lucha por la liberación del Kurdistán.

Desde esa ubicación, que implica el reconocimiento de esta trascendental pelea -que tiene un carácter progresista más allá de su conducción- hacemos todas las críticas y proponemos una salida obrera y socialista.

Nuestros compañeros y compañeras, incluso aquellos/as que viajaron a Kurdistán para solidarizarse con sus combates contra ISIS, nunca dejaron de denunciar las políticas conciliadoras del PKK, el HDP, el PYD y compañía.

El PTS directamente se abstuvo de participar en la batalla por Kobane y otros hitos de la lucha del pueblo kurdo, como la reciente “Intifada” de Silvan dentro de Turquía, donde miles de vecinos y vecinas de esa localidad acaban de echar a patadas al ejército turco de la ciudad.

El PTS se abstuvo y abstiene de participar en un proceso que significó la puesta en pie de organismos de autodeterminación, como las asambleas populares de Qamishlo y otras ciudades, que están siendo protegidas por milicias construidas por sus propios vecinos.

Es que el PTS tiene una visión idealista de las revoluciones, creyendo que solo existirán cuando desde el principio sean conducidas por revolucionarios cuartainternacionalistas o militantes de su partido.

La realidad es que siempre las revoluciones comienzan con conducciones que no pretenden llevar hasta el final la lucha obrera y popular mediante la imposición del Socialismo Internacionalista, sino conciliar con la burguesía y el propio imperialismo.

Así sucedió en Rusia del 17 y en todos los procesos que desembocaron o no en la toma de poder por parte de la clase trabajadora. Los bolcheviques no le “hicieron asco” a esta contradicción, todo lo contrario: intervinieron desde el inicio proponiendo sus consignas y planteos, jugándose a ganar a las masas para su estrategia.

En Medio Oriente está desarrollándose un fenómeno de luchas muy progresivo -desde nuestro punto de vista, de carácter revolucionario- que tiene como uno de sus destacamentos de vanguardia a los kurdos y las kurdas.
Lamentablemente el PTS, que tiene recursos y militantes suficientes como para intervenir de manera directa en este proceso, lo mira desde lejos sin hacer lo que le corresponde a un partido revolucionario: ¡Disputar la dirección del movimiento de masas!

El propagandismo del PTS, lejos de combatir a los enemigos de la revolución les da una mano fenomenal, ya que les deja el terreno libre para que contaminen la conciencia de millones con sus políticas de conciliación de clases o de sumisión total a las direcciones jihadistas.

Sin embargo, como se ha mostrado una y otra vez en la historia de los últimos 50 años, no es posible reformarlo, la única solución es luchar por construir algo completamente diferente sobre sus ruinas.


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